Shakey. Jimmy McDonough
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Название: Shakey

Автор: Jimmy McDonough

Издательство: Bookwire

Жанр: Изобразительное искусство, фотография

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isbn: 9788418282195

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       —No, no creo. ¿A ti tu madre te entiende?

       Rassy dejaba que la música fluyera, que siguiera su curso; trataba de ayudarme y eso se convirtió realmente en su misión en la vida, me refiero a que era como una misión del Señor. Ensayábamos en el salón y ella estaba allí, merodeando por su habitación. Hacia el final de aquella época, cuando algunos colegas ya habían cumplido los veintiuno, les traía unas birras, je, je.

       Rassy era bastante graciosa en televisión; aquello sí que fue una marcianada de la hostia. He tenido una familia curiosa. Papá también estaba metido en un concurso, y yo soy el que rompe la puta cadena. Se acabaron los concursos. Por algún sitio hay que cortar.

       —Cuando se separó de Scott, ¿Rassy se volcó en ti?

       —Sí, y creo que ahí pasó algo que ojalá no hubiera pasado. Me refiero a que creo que se volcó tanto en mí que acabó trastocando por completo mis parámetros con las mujeres, así que tengo toda una serie de reacciones intrínsecas por culpa de cómo me trataba mi madre, porque la mejor arma que usaba si quería que hiciera algo era ponerse a llorar. Creo que utilizaba los SENTIMIENTOS para controlarme, en vez de hablar conmigo. Si algo no iba bien, empezaba a llorar, y eso siempre… Me desarmaba. Así que, incluso ahora, si una mujer se pone a llorar, soy incapaz de soportarlo, no hay manera. Tengo que conseguir que todo se arregle por huevos, cueste lo que cueste, y probablemente eso no sea nada bueno, porque te vuelves un blandengue. He tenido que lidiar con eso toda la vida. Es como si me hubiera entrenado para que cediera cada vez que lloraba, porque era incapaz de llevarle la contraria a mi madre, pero acto seguido pensaba: «Joder, ¿qué he hecho? ¿Qué puedo hacer?». Y eso ha ido calando en todas mis relaciones con las mujeres. Lo paso muy mal cuando considero que tengo razón para no ceder si se ponen a llorar. Es todo un problema, con lo cual, mi postura con las mujeres podría resumirse así: si se ponen a llorar, no me quedan más cojones que claudicar, que al fin y al cabo tampoco es muy distinto de lo que hace cualquier tío, je, je. Creo que si mi padre se hubiera quedado, las cosas habrían sido distintas, pero no estoy seguro. Visto desde el presente, habría estado bien poder contar con la opinión de mi padre sobre algunas de aquellas historias; poder escuchar lo que tenía que decir al respecto, que es algo que nunca tuve. Pero papá me aportó muchísimas otras cosas muy buenas, o sea que compensa.

       —¿Qué fue lo que más te costó aceptar de Rassy?

       —Bueno, creo que lo que más me costó aceptar de ella fue —y sigue siendo— que es muy posible que durante toda la época en que me estaba criando fuera una alcohólica como la copa de un pino. A ver, sigo sin saber si es cierto, pero ahora pienso que es posible, mientras que entonces fui incapaz de darme cuenta.

      Pese a las objeciones iniciales de su madre, Young siguió tocando en bandas. En el otoño de 1961, Young empezó a ir al Instituto Kelvin, mientras que Koblun fue al Churchill, pero siguieron tocando juntos. Los Stardusters, (tal vez) también conocidos como los Twilighters, llegaron a actuar una vez en febrero de 1962 en uno de los bailes del Kelvin. Los Classics duraron lo justo como para dar un puñado de conciertos a finales de aquel año, pero fue en las vacaciones navideñas de 1962 cuando Young formó su primer grupo de verdad, con sus uniformes, su equipo mierdoso hecho en casa y hasta su propio club de fans. Los Squires (¿les molestó a los Esquires la elección del nombre? «Ya lo creo», reconocía Ken Johnson) tocaban en todas partes, ya fuera en la parte trasera de camiones plataforma a temperaturas bajo cero o en los entreactos de los combates de lucha. Según comentaba orgulloso Ken Koblun: «En un momento dado llegamos a ser la tercera mejor banda de la ciudad».

      El Instituto Kelvin tenía fama de ser donde estudiaba la élite de Winnipeg; el hecho de que Neil acabara allí, y su mudanza al distrito de River Heights, es lo que empuja a Randy Bachman a afirmar: «Yo venía del lado chungo del río y Neil, del lado guay». Al inicio del curso en el Kelvin, él y Rassy se mudaron al 1123 de Grosvenor Avenue, donde ocupaban el segundo piso de una casa antigua preciosa de piedra y ladrillo. Puede que los Young tuvieran una casa de ensueño, pero lo que no tenían era dinero.

      «Neil destacaba», comentaba Mike Katchmar, el profesor de educación física del Kelvin. «Era un personaje alto y desgarbado; siempre me preocupaba pensar que, si un día soplaba un vendaval, tendríamos que ponerle plomo en las zapatillas de deporte para evitar que saliera volando. ¿Y qué pasaba si le lanzabas un balón a Neil? Pues que confiabas en que no le diera en toda la cabeza. Era un tipo más bien rarito.» Aun así, Neil conseguía sacar a Mike Katchmar de sus casillas; Jack Harper recuerda que se presentaba en clase de gimnasia con bermudas y zapatos. «En los dos años y medio que Neil pasó en el Kelvin no hubo ni una vez que viniera con el chándal», afirmaba Harper. (Cuando Young actuó en Winnipeg décadas después, durante su gira canadiense de 1996, le dedicó a Katchmar una canción, «Fuckin’ Up», cuyo estribillo repite ad infinitum la frase «Why do I keep fuckin’ up?25»).

      «Neil era un inconformista», dijo Katchmar, frunciendo el ceño al recordarlo. «No se relacionaba con mucha gente; un tipo solitario sería una buena manera de definirlo.» Pero se hizo colega de Harper, el loco del gimnasio que tocaba la batería —aunque solo fuera el bombo—, y también entabló amistad con Allen Bates. Delegado de clase y jugador del primer equipo de básquet en el Instituto Grant Park, Bates había estudiado guitarra clásica y era capaz de hacer virguerías de jazz que nunca verían la luz en la banda patatera de Young.

      Young, Koblun, Harper y Bates empezaron a tocar en el sótano del batería. Young bautizó a la banda los Squires, se encargó de elegir el repertorio y, según Rassy, «si alguien se saltaba los ensayos, se iba a la calle tan rápido que no le daba tiempo ni de reaccionar». Tras un mes de ensayos y unos cuantos bolos, Harper se quedó fuera del grupo. «Recuerdo decirle: “Ostras, no creo que pueda ir a ensayar; tengo hockey”. Y Neil me contestó: “Bueno, no te preocupes; intentaremos reclutar a otro batería”.» No había duda de quién era el líder. «Siempre fue Neil», dijo Koblun.

      «Neil se lo tomaba todo muy en serio, siempre tan centrado y decidido», comentaba Allen Bates. «Con dieciocho años aparentaba veinticinco; tenía controlada la situación y sabía perfectamente a dónde leches quería llegar. Neil nunca mostró ningún atisbo de flaqueza en todo el tiempo que pasé con él… Era duro de roer; es lo que tienen los chavales que se quedan sin la figura paterna. En cierto modo, se sienten abandonados a su suerte, así que toman las riendas y tienen que hacerse con el control absoluto. Era el caso de Neil.»

      Ken Smythe, otro estudiante del Grant Park, asumió las labores de batería. El repertorio de instrumentales de los Squires abarcaba una amplia gama que incluía desde viejos temas pop y valses hasta las inevitables versiones de los Shadows, además de las canciones de Neil, que era tan prolífico componiendo que dejó anonadado al batería. «Ya desde el principio, Neil tenía sus propios temas. La mitad de nuestro repertorio, por lo menos, era de su cosecha; le salían como churros, uno tras otro… Parecía no tener fin: “Venid a ensayar, tengo una canción nueva”. Y siempre parecían muy pegadizas.» Según Bates: «Neil componía unas melodías preciosas, con unos cambios de acordes muy currados; no era algo que pudiera hacer un guitarrista del montón».

      Esta sería la formación más sólida de los Squires, que duraría poco más de dos años. La banda ofreció su primera actuación oficial el 1 de febrero de 1963, por la friolera suma de cinco pavos. Pronto se hicieron con su propio grupito de seguidores, empezaron a tocar en el circuito de centros cívicos y organizaciones católicas juveniles de Winnipeg, y a juntarse con el disc-jockey de la CKRC Bob Bradburn. Cinco meses después de su primer bolo, consiguieron una fecha para grabar en un estudio, así que el 23 de julio, Neil y los muchachos entrarían en el diminuto estudio de la CKRC para grabar dos temas instrumentales, con el ingeniero Harry Taylor al mando de la primitiva mesa de dos pistas. Ocho semanas después, СКАЧАТЬ