Historia y nación. Alexander Betancourt Mendieta
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Название: Historia y nación

Автор: Alexander Betancourt Mendieta

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Ciencias humans

isbn: 9789587844597

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СКАЧАТЬ sus pueblos. La experiencia empero demasiado costosa no había enseñado aún que nuestras provincias no tenían ni la capacidad ni los elementos indispensables para adoptar el sistema federativo, conforme se hallaba establecido en los Estados Unidos de América del Norte. El que se hubiera empeñado entonces en persuadir esta verdad hoy evidente, aunque algunos ilusos todavía piensen lo contrario, hubiera pasado por un hombre que nada entendía del derecho político de las naciones.6

      Restrepo reclamó con asiduidad en su obra que el gobierno federalista fue la causa “más poderosa” para la reconquista española de 1816 y la disolución de la Gran Colombia:

      Hecha una vez la separación de Venezuela, de la Nueva Granada y del Ecuador, les parecía más conveniente su independencia absoluta en todos los ramos de gobierno, que no el contraer vínculos laxos de federación. En su concepto [de los ciudadanos influyentes en la Nueva Granada] solo servirían estos para impedir que se hiciera oportunamente el bien, de motivos para disputas y acaso para guerras. Por otra parte, aun cuando se constituyera un gobierno general ¿qué podría disponer para hacerse obedecer por los Estados relativamente fuertes que se confederaban? Nada; hubiera sido preciso dividirlos, lo que ninguno de ellos quería, y con razón, para no exponer su unidad y existencia a los azares de la federación. Esta en la América antes española ha sido por donde quiera, y nos parece que será perpetuamente el origen fecundo de anarquía, de guerras civiles y de todo linaje de desórdenes.7

      El sistema federalista, según esta lapidaria conclusión, era la fuente de la debilidad del gobierno central que:

      […] jamás tuvo ni ejerció las atribuciones que le correspondían. Muchas veces no eran obedecidas sus órdenes; otras, se cumplían mal; de modo que el mejor proyecto quedaba frustrado por la ninguna cooperación de los Gobiernos provinciales, que obraban con absoluta independencia, sobre todo en materias de Hacienda.8

      La recurrencia polémica de José Manuel Restrepo sobre el federalismo es el eje de sus inclinaciones políticas. Restrepo en algún momento observó la posibilidad de mantener la monarquía como proyecto político, tal y como lo sostuvieron neogranadinos contemporáneos como el olvidado Juan García del Río. Pero es notable cómo Restrepo milita en el Partido Conservador no por la reivindicación de la Colonia, como sucedería poco después con algunas obras que interpelaron a ese periodo como origen de la República, sino por las demandas a favor del proyecto bolivariano. Este hecho ejemplifica las particularidades en los inicios de la militancia partidista, pero también la complejidad en el origen de esas militancias. Cuando se compara la obra de un conservador como Restrepo con la de otro miembro del partido como José Manuel Groot se puede colegir que hay un notable contraste interpretativo hacia el mundo colonial. Visiones que son opuestas sobre un mismo objeto de estudio y que los separan en cuanto a la determinación de los orígenes del nuevo Estado.

      Las interpretaciones de José Manuel Restrepo con respecto a su contemporaneidad fueron evidentes. El relato de Restrepo se circunscribió a una función política de las interpretaciones del pasado y demuestra cómo la escritura de la historia sirvió en el contexto colombiano para la justificación de la acción política y los trazos que se anhelaban para el futuro de la República. El interés político evidente en la construcción narrativa de José Manuel Restrepo determinó también el papel que se les otorgó a los ejercicios de escritura de la historia. Prevalece aquí el convencimiento de que la historia es una guía para el accionar humano con base en la cual se puede trazar el futuro de la República: “[…] la posteridad y los Gobiernos sacarán siempre lecciones útiles de estos acontecimientos, su meditación servirá algún día para que la pluma de un filósofo trace con fuertes caracteres la historia de la especie humana, y de las naciones que han aparecido en el Nuevo Mundo”.9

      La historia era la magistrae vitae que debía acompañar el accionar político; por lo tanto, la escritura de la historia tenía una importancia política capital. En este contexto se encuentra implícito otro de los fundamentos interpretativos de José Manuel Restrepo: la legitimación que hizo de las acciones tomadas por los “primeros republicanos” a partir del grupo social al que perteneció el propio narrador.

      José Manuel Restrepo fue designado por Simón Bolívar como gobernador de la Provincia de Antioquia, donde ya había sido secretario de gobierno; después fue el primer secretario del Interior de la Gran Colombia. Una vez disuelta, fue director de Instrucción Pública y director de la Casa de Moneda por espacio de treinta años. Estas actividades administrativas dentro de los primeros gobiernos republicanos permiten deducir la pertenencia del autor neogranadino a las capas criollas ilustradas con poder económico y político del antiguo virreinato de la Nueva Granada.

      Si se tiene en cuenta esta consideración, Restrepo trató de dilucidar de manera clara la posición de lo que él llamaba la gente de orden. El escritor neogranadino trató de convertir en sujeto de su narración al “pueblo nuevo” que surgió de la Independencia: el “pueblo” de los criollos blancos que conformaron “una pequeña parte de más ilustración, que tenían algunas riquezas y bastante influjo” y que esperaba que “el resto seguiría sus pasos, luego que estallase el movimiento revolucionario”.10 Aquellos que compartían las características propias de un verdadero “ciudadano”.11

      Los criterios interpretativos de Restrepo se convirtieron en factores de exclusión de un núcleo bastante amplio de la población movilizada durante las guerras. Al centrar el relato en las acciones de “los héroes patriotas”, los demás miembros que participaron de los acontecimientos de la Independencia solo sirvieron como elementos del escenario donde se desenvolvió la trama. Para Restrepo, estos elementos “naturales” quedaron por fuera del núcleo de los relatos y las interpretaciones del proceso independentista colombiano y del valor que el autor neogranadino le dio a la Independencia como lugar de origen del Estado republicano. Este rasgo permaneció intacto durante la elaboración del relato de la Historia de la revolución cuando se detallan algunos de los apartados reunidos en los apéndices de los distintos volúmenes, en los cuales ofrece descripciones y datos de las condiciones geográficas, sociales y políticas referidos a las regiones que constituían la Gran Colombia —Venezuela, Ecuador y Nueva Granada—.12 Sin embargo, tales cuadros no pueden ser tomados como una preocupación de tipo “histórico”, en el sentido actual, acerca de la sociedad neogranadina de la época, que llevarían a postular también a José Manuel Restrepo como el “primer historiador social” en Colombia. Dentro de su obra, tales cuadros tenían un papel secundario y conformaron el “marco natural” de las crónicas heroicas, militares y políticas que eran el centro de su narración. La apelación a estos aspectos en la conformación de su obra son los elementos de continuidad con su formación ilustrada.

      La principal consecuencia derivada de la recepción de la Historia de la revolución de Colombia consistió en el carácter que se le dio a la obra como fundadora de “los escritos” históricos en la República de Colombia. La obra de Restrepo fue considerada por los otros hombres de letras que le fueron contemporáneos y se ocuparon de la historia, y por los miembros de la Academia Colombiana de Historia, como la obra iniciadora de la tradición histórica nacional colombiana.13

      El trabajo de Restrepo corroboró la creencia de que su labor era fundamental porque había presenciado y participado de los acontecimientos históricos de la Independencia. La obra de Restrepo estaba acorde con las preferencias históricas de que hizo gala Andrés Bello, quien argumentó su afección por lo que él llamaba: “el espíritu de los hechos” o lo que también denominaba “escribir los hechos”. Para el ilustre venezolano:

      La historia que embelesa es la historia de los contemporáneos, y más que todas la que ha sido escrita por los actores mismos de los hechos que en ella se narran; y después de todo, ella es (con las rebajas que una crítica severa prescribe tomando en cuenta las afecciones del historiador) la más auténtica, la más digna de fe […] Es un deber de la historia contar los hechos СКАЧАТЬ