Historia y nación. Alexander Betancourt Mendieta
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Название: Historia y nación

Автор: Alexander Betancourt Mendieta

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Ciencias humans

isbn: 9789587844597

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СКАЧАТЬ históricos; es decir, la de afirmar un sentido de pertenencia y cohesión de una sociedad. Sin embargo, en el libro se encuentra con una dificultad severa al reconocer que dentro del ámbito cultural y social del país ha predominado el sentimiento de pertenencia regional por encima de una pretendida colectividad nacional. Ello deja abierta una importante veta para afrontar con nuevos criterios el problema regional colombiano y evaluar con nuevos ojos la producción de la historia regional en Colombia.

      Los puntos de partida teóricos y metodológicos de este libro no permiten plantear la enumeración de obras y autores, ni el carácter definitivo de los juicios; presupone que cada uno de estos “momentos” son procesos históricos que devienen de manera abierta y problemática. También afirma la convicción de que el pasado no es una entidad estática, sino que hace parte de las construcciones y las deconstrucciones que afloran en las coyunturas del presente. De ahí que esta exploración no deba tomarse solo como el análisis de una serie de tendencias metodológicas sobre un oficio; también es la postulación de una perspectiva sobre los procesos históricos colombianos.

      El primer capítulo aborda el surgimiento de los primeros ejercicios de escritura sobre el pasado que le dieron un carácter fundacional a los acontecimientos de la Independencia. La escritura de la historia tendió a colaborar con el afianzamiento de una institucionalidad estatal y a participar en las luchas de los diferentes proyectos políticos que entraron en competencia una vez consolidada la Independencia. También señala cómo el proyecto triunfante de la Regeneración consagró ciertas interpretaciones sobre el pasado republicano que delimitaron las características esenciales de la nación. Consagración que encontraría una sólida firmeza cuando el Estado central pretendió ejercer la hegemonía sobre el pasado nacional.

      El segundo capítulo ofrece la trayectoria de la historia como una tarea controlada por el Estado y al servicio de sus fines políticos y cívicos. Al mismo tiempo, señala las limitaciones de este tipo de construcción del conocimiento como una labor que se agotó en sí misma a partir de los presupuestos metodológicos y epistemológicos que tuvo por base, los cuales fueron incapaces de abordar los retos que ponía sobre la mesa la realidad agobiante de la sociedad colombiana del siglo XX. Trata también de resaltar los aportes que hizo la Academia Colombiana de Historia a la escritura de la historia nacional, a la consolidación de un oficio y a instaurar determinados rasgos de la nacionalidad y de la esencia del Estado colombiano. Señala, finalmente, cómo se relaciona la academia con la producción de los historiadores profesionales y de qué manera expresa la marginalidad de la producción académica en el contexto colombiano de finales del siglo XX.

      Los capítulos tercero y cuarto tratan de explicar el surgimiento y los alcances del revisionismo histórico en Colombia. En una primera instancia, el revisionismo histórico provino de los trabajos de divulgadores, hombres de letras que trataron temas del pasado para el “gran público”. Esta tendencia destacó la participación popular en los más importantes acontecimientos históricos del país. Sin embargo, no avanzaron más allá ni cuestionaron abiertamente las interpretaciones que existían sobre ese pasado. En un segundo momento, sí existió una abierta reinterpretación del pasado nacional basada en un maniqueísmo interpretativo, que al final mantuvo los rasgos esenciales de la metodología y las imágenes de la nación elaboradas por la historia tradicional.

      Los dos últimos capítulos presentan el desenvolvimiento de la historia profesional. Distingue dos etapas en esta breve existencia. La primera asociada al desenvolvimiento bajo los supuestos de la teoría de la dependencia, el desarrollo y el marxismo que impulsaron la profesionalización de la historia y le abrieron un espacio importante en el espectro cultural colombiano a los estudios sobre el pasado. Sin embargo, su ligazón con la política, primero, y la vinculación con el éxito editorial, después, llevaron a que muchas de las propuestas y los trabajos iniciales se quedaran truncos. Una segunda etapa proviene de las crisis epistemológicas y políticas que afectaron los postulados anteriores. Es decir, el derrumbe del mundo soviético que sirvió de referente a muchos de los postulados de la etapa anterior de la historia profesional y el cambio en las perspectivas del mundo político colombiano con la eclosión del narcotráfico y la elaboración de una nueva Constitución en 1991. Estos acontecimientos, que revelaron caras inéditas de la realidad colombiana, acompañaron el ámbito de la escritura de la historia con la apertura de nuevos campos temáticos y el empleo de nuevas herramientas metodológicas, que plantearon la necesidad de emprender novedosos esfuerzos historiográficos.

      Notas

      1 Sobre las dificultades para abordar el tema de la profesionalización y la corroboración de este fenómeno como un dato reciente en el ámbito mundial, son interesantes las observaciones que se encuentran en Rolf Torstendahl, “An assessment of 20th-century historiography: Professionalisation, methodologies, writings”, en Proceedings, Reports, Abstracts and Round Table Introductions. 19th International Congress of Historical Sciences 6-13 august 2000, Oslo, University of Oslo, 2000, pp. 101-122.

       Capítulo I

       Instaurar una tradición: las porfías de la historia nacional

      En el siglo XIX aparecieron las primeras obras que utilizaron la noción de pasado para consagrar los orígenes de la República. Las condiciones posteriores a la Independencia permitieron que los hombres de letras que elaboraron ejercicios de escritura sobre el pasado les dieran un carácter fundacional a los acontecimientos y los asuntos que les interesaron: las acciones de los héroes epónimos de la Independencia, complementadas después con estudios sobre el Descubrimiento y las conquistas de los territorios que conforman el actual Estado colombiano.

      La escritura de la historia se hacía de la mano de la política y participó en la creación de la institucionalidad estatal todavía incipiente, especialmente con el énfasis que hizo en el tema de la unidad nacional, aunque dicha misión tuvo un obstáculo difícil de allanar. La relación entre historia y política en la escritura de la historia permaneció como una característica todavía en el siglo XX; por eso, dicha escritura participó de la competencia entre los diferentes proyectos políticos a los que aportó una mirada desde la ética y la moral de los hechos narrados, lo que al mismo tiempo significaba interpretar y fundamentar los valores cercanos a determinadas tendencias políticas.

      Las preocupaciones de las militancias partidistas dividieron la escritura de la historia en el XIX y XX. El ejercicio del poder de un grupo promovió en la escritura de la historia el valor y la función que se le dio al pasado. De allí, la importancia de las interpretaciones que ofrecieron los escritos sobre el pasado y el enorme peso político y cultural que adquirieron los “tiempos anteriores” en los que centraron su atención, tan reveladores como todos los aspectos y periodos que silenciaron.

      A fines del siglo XIX triunfó en el ámbito político el proyecto defendido por la Regeneración. Con él se impusieron las “auténticas” bases de la nación colombiana, las cuales estaban forjadas sobre la continuidad de la herencia cultural española sintetizada en la lengua y la religión. Pese a que la escritura de la historia en el siglo XIX fue una actividad esporádica y militante, todos esos esfuerzos hicieron parte e instauraron las generalidades acerca del “entramado” de la nación colombiana y los complejos procesos que constituirían después una disciplina del conocimiento en la tradición cultural colombiana. Las obras decimonónicas con temas históricos que se consagraron en el periodo de la Regeneración fijaron las referencias narrativas de los relatos históricos nacionales posteriores y establecieron un canon sobre el pasado colonial y republicano, que sufrió pocas modificaciones en el transcurso del siglo XX.

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