Historia y nación. Alexander Betancourt Mendieta
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Название: Historia y nación

Автор: Alexander Betancourt Mendieta

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Ciencias humans

isbn: 9789587844597

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СКАЧАТЬ un cierto monopolio sobre el estudio del pasado, reconocido por el lugar social que adquirió la profesión, y una autonomía relativa con respecto a otras aproximaciones hacia el pasado como objeto de estudio. Creo, pues, que la profesionalización de la disciplina histórica corresponde al establecimiento de una serie de normas y estilos metodológicos que permiten distinguir sus relatos de cualquier otro tipo de abordajes sobre el pasado.

      Los criterios metodológicos expuestos hasta aquí presuponen, inicialmente, el diálogo con ciertas tradiciones que construyen un conocimiento acumulado en la disciplina histórica sobre las realidades que estudia y de las cuales se debe partir. Establece, entonces, una comunidad científica que sostiene la existencia y la vivacidad de un oficio de conocimiento, ya que anima los presupuestos epistemológicos y las temáticas que justifican la pertinencia de ese conocimiento en una sociedad determinada. La existencia de esta comunidad permite estudiar las implicaciones sociales del conocimiento histórico, de los modos de configurarse en su interior y la forma como se relaciona con su entorno. Si bien los criterios que se utilizan en este trabajo representan una novedad en la tradición disciplinar colombiana, existen varios esfuerzos que antecedieron a la presente exploración. El carácter de los trabajos historiográficos en Colombia ha sido sellado por la descripción y la coyuntura, aunque el último lustro da indicios de la apuesta por la reflexión como una vía para orientar los senderos por los que transita la disciplina histórica en Colombia.

      El primer estudio destacado en esta dirección se debe a la pluma de Jorge Orlando Melo: “Los estudios históricos en Colombia” (1969). Este texto, que bien podría tomarse como el manifiesto de “la nueva historia” local, planteó una ruptura con la producción historiográfica hecha hasta ese momento. Melo indicó allí el rompimiento con las bases conceptuales de la historia hecha por la Academia Colombiana de Historia y la tradición decimonónica, que ella consagró como parte del canon sobre el pasado nacional. Además de subrayar con puntualidad esta fractura también consagró los orígenes de una nueva corriente de escritura de la historia en el panorama nacional y los temas que la hacían novedosa. Este esfuerzo ha sido consolidado por la aparición regular de balances historiográficos hechos por quien fuera director de la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, recopilados en el libro Historiografía colombiana: realidades y perspectivas (1996); aunque, puede señalarse que han aparecido más textos historiográficos posteriormente.

      El trabajo de Melo encontró un interesante eco en los esfuerzos de Bernardo Tovar Zambrano que publicó: “El pensamiento historiador colombiano sobre la época colonial” (1982). Este artículo es un extenso estudio sobre las obras históricas que estudiaron este periodo particular del pasado colombiano, pero que a pesar de su centralidad temática delineó, por primera vez, los momentos del quehacer histórico en Colombia, ya que menciona y analiza obras, autores, instituciones y publicaciones que se convirtieron en puntos de referencia básicas para el desarrollo de la historia en Colombia.

      A diferencia de estos importantes historiadores profesionales, el presente trabajo no supone la linealidad de la escritura de la historia. Es revelador que para los análisis de Melo y Tovar, que a veces caen en la enumeración y en la reseña, el desenvolvimiento de los estudios históricos se suceda de acuerdo al “avance” de la disciplina o a la recepción de las modas, como lo supone la idea del progreso. Sin embargo, una aproximación como la que aquí se propone, si bien está estructurada en un marco cronológico, no supone ni teórica ni temáticamente esta idea diacrónica. En las etapas que se abordan debe tener claro el lector que su existencia es simultánea a otras etapas, a la recepción de las corrientes de ideas, a los distintos modos de elaborar las interpretaciones del pasado. No se puede perder de vista, por ejemplo, que el mayor desenvolvimiento de los estudios de la Academia Colombiana de Historia se despliega al mismo tiempo que surgen y se difunden los escritos de Luis Eduardo Nieto Arteta, una producción con un horizonte completamente distinto de la Academia y con profundas implicaciones para el futuro de la escritura de la historia en Colombia. En este punto en concreto, quiero resaltar la consideración de la simultaneidad en este trabajo como un tapiz de fondo de estas interpretaciones.

      El quehacer de Bernardo Tovar Zambrano se plasmó ampliamente con la publicación historiográfica de más largo aliento realizada en el país como es La historia al final del milenio (1994). Esta obra editada por Tovar recoge los trabajos de los profesores del Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, con interesantes réplicas de profesionales extranjeros especialistas en historia de Colombia. Además, el trabajo lo complementan las útiles descripciones y análisis de obras publicadas sobre Colombia en Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y Francia, rematadas por las colaboraciones de historiadores latinoamericanos sobre la producción histórica de países como Ecuador, Bolivia y México.

      El esfuerzo de La historia al final del milenio tiene como limitación la desigualdad de las colaboraciones que, a veces, pecan por quedarse en el plano meramente central de la Universidad Nacional; además, de asumir una actitud explícitamente descriptiva y de enumeración que es útil pero no necesariamente crítica. De todos modos, esta obra consagró e institucionalizó la necesidad de sintetizar los esfuerzos hechos por los primeros historiadores profesionales, llegados ya a la madurez, para ofrecer una especie de legado a quienes apenas se inician en el oficio. La historia al final del milenio describe y reúne de manera sistemática una producción que se hallaba dispersa por el mundo académico y editorial del país sin que se reconocieran todavía sus logros y sus vacíos.

      No obstante, la publicación de los trabajos que conforman La historia al final del milenio plantea una de las mayores dificultades de la comunidad de historiadores en Colombia: la ausencia de debate y diálogo crítico entre los historiadores profesionales. Este rasgo se comprueba con la recepción de tres esfuerzos individuales que no obtuvieron contestaciones, en el sentido del debate y la crítica, a pesar de los señalamientos decisivos que hicieron para el quehacer de la historia profesional colombiana. En primera instancia, se encuentra el interesante aporte del historiador norteamericano Frank Safford en el artículo: “Acerca de las interpretaciones socioeconómicas de la política en la Colombia del siglo XIX: variaciones sobre un tema” (1985). Este extenso ensayo reflexivo fue publicado en el principal medio de difusión de los trabajos históricos en el país, el Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. Pese a su difusión y al cuestionamiento de una de las bases más sólidas en las que se fundamentaban muchos de los primeros estudios históricos profesionales sobre el siglo XIX, la relación mecánica entre la economía y los alineamientos políticos, no recibió ninguna réplica.

      Por su parte, Germán Colmenares publicó en la última etapa de su vida una serie de artículos sobre las preocupaciones que le despertaban los temas de reflexión historiográfica. Las consideraciones contenidas en su último libro: Las convenciones contra la cultura (1987) tenían como fundamento una serie de señalamientos desplegados en sus obras de historiador y en sus reseñas, y en particular en artículos como: “La Historia de la Revolución por José Manuel Restrepo: una prisión historiográfica” (1986), “Sobre fuentes, temporalidad y escritura de la historia” (1987) y el informe presentado al Instituto Colombiano para el Fomento de la Ciencia y la Tecnología (Colciencias), publicado póstumamente con el título: “Perspectiva y prospectiva de la historia en Colombia” (1991). Estos trabajos dejaron en claro que para el ilustre historiador, el examen de las ideologías y los valores implícitos en los libros de historia constituían una necesidad para los historiadores contemporáneos, ya que a través de ese análisis se podían confrontar y hacer evidentes “nuestras presunciones ideológicas” y “la inevitabilidad de nuestros valores”. Los alcances de estas reflexiones para el ámbito de los historiadores profesionales colombianos aún no pueden percibirse, de ello es sintomático que la publicación de los ensayos teóricos del historiador bogotano en la serie que lleva por título Biblioteca Germán Colmenares (1997), no contara ni siquiera con una presentación y menos con una reflexión acerca de su valor y pertinencia dentro de las tradiciones de escritura de la historia en Colombia.

      El último gran llamado polémico al quehacer СКАЧАТЬ