Название: Tres perspectivas sobre el milenio y el más allá
Автор: Darell L. Bock
Издательство: Bookwire
Жанр: Религия: прочее
isbn: 9781629462271
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A ellos [el pueblo de Israel] también, un cuerpo político, Él [Dios] dio leyes varias, las cuales expiraron juntamente con la nación de Israel; no siendo obligatorias para cualquier otra ahora, más allá de la equidad general que ellas requieren. (letra cursiva añadida)
Como Sinclair Ferguson ha dicho, esta afirmación de la confesión de Westminster
No es la manera natural de expresar un punto de vista teonómico. Ciertamente no es la manera contemporánea en la cual los teonomistas expresan su posición. Para la Confesión de fe, el principio que gobierna es que las leyes judiciales de Moisés han expirado (sin importar nada adicional que pueda ser dicho para aclarar su relevancia), mientras que para los teonomistas, el principio que gobierna es que las leyes judiciales de Moisés no han expirado sino que están todavía vigentes; Cristo las ha confirmado y están perpetuamente vigentes.94
Gentry sostiene que el apoyo de la Confesión a la teonomía es obvio por los textos bíblicos que cita y por lo que los autores han escrito. Ferguson examina ambos, concluye que «en puntos importantes la exégesis de los hombres de Dios de Westminster y la exégesis de los teonomistas difieren», y luego afirma, « . . . tenemos que concluir que no se puede apelar a la Confesión de Fe de Westminster como una expresión de teonomía en su forma contemporánea».95 La Asamblea General de la Iglesia Libre de Escocia tuvo buena razón, creo, cuando declaró que «las enseñanzas conocidas como teonomía o reconstruccionismo contradicen la Confesión de Fe [de Westminster] y no son consistentes con la Biblia».96
Al principio en su ensayo el pastor Gentry ofrece la siguiente definición de posmilenialismo:
el posmilenialismo espera que la proclamación del Evangelio de Jesucristo, bendecida por el Espíritu, ganará la vasta mayoría de seres humanos a la salvación en esta época presente. El éxito creciente del Evangelio producirá de manera gradual una época en la historia, antes de la segunda venida de Cristo, en la cual la fe, la justicia, la paz, y la prosperidad prevalecerán en los asuntos de personas y naciones. Después de una época extensa de tales condiciones, el Señor volverá visible y corporalmente, en gran gloria, poniendo fin a la historia con una resurrección general y el juicio final de toda la humanidad.
El Nuevo Testamento, sin embargo, presenta un retrato diferente del carácter de esta época entre la ascensión de Cristo y su segunda venida; y de lo que la Iglesia de Cristo puede anticipar antes de su retorno. Jesucristo, quien fue entregado a muerte por nuestros pecados, fue resucitado para nuestra justificación (Romanos 4:25). Él fue exaltado y está sentado a la diestra de Dios en el cielo (Hebreos 1:3). «Y [Dios] sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo» (Efesios 1:22-23). ¡Cristo es Rey ahora! No está esperando comenzar a ejercer su dominio en algún día futuro. Así, los cristianos tenemos toda la razón para ser valientes y estar confiados en nuestro servicio fiel al Rey y en la proclamación de su Evangelio glorioso a través del mundo.
Pero, ¿cuál es la naturaleza del reino presente de Cristo? Debido a que Gentry ha definido la victoria que Cristo busca en la época presente en términos de «la vasta mayoría de seres humanos» que han sido salvados y que luego han venido a ejercer control político, judicial, social y económico sobre «el mundo como sistema»,97 inaugurando así «un tiempo universal de adoración, paz, y prosperidad», él debe considerar que el reino de Cristo hasta el momento, ha sido un fracaso—un fracaso por ya dos mil años desde su ascensión. Tenemos que tener cuidado de no sustituir las promesas seguras de Dios con expectativas que nos parezcan «razonables» a nosotros. Si lo hacemos, podemos empezar a desvalorar las bendiciones que Cristo está derramando sobre su iglesia ahora por medio de su Espíritu, y podemos dejar de apreciar la naturaleza escatológica del reino ya inaugurado por la resurrección y exaltación de Cristo, y por el derramamiento del Espíritu Santo el día de Pentecostés. Si hacemos eso, puede que lleguemos a insistir que la consumación llege antes de tiempo.
En verdad, Dios ha prometido «un tiempo de adoración universal, paz, y prosperidad»; pero el testimonio consistente del Nuevo Testamento es que ese tiempo vendrá solamente cuando nuestro Señor Jesucristo mismo haya venido por «segunda vez. . . para traer salvación a los que están esperándole» (Hebreos 9:28). Gentry enfatiza repetidamente que la lucha entre Cristo y Satanás es «una lucha histórica [que] acaba en victoria histórica». Esto es cierto. Y acabará en victoria total y perfecta «al final» de la historia (griego to telos, 1 Corintios 15:24; 1 Pedro 4:7), al final de «esta época», la cual vendrá cuando Cristo regrese—es decir, cuando tanto el pueblo de Dios como el cosmos de Dios, entren en la libertad total y perfecta del pecado y de todas las consecuencias del pecado (Romanos 8:18-23), cuando la tierra y cielos actuales cedan paso «a un cielo nuevo y una nueva tierra, en los cuales mora la justicia» (2 Pedro 3:13). El propósito de Dios en la creación será cumplido en la nueva creación, la cual no se entiende como una segunda creación de la nada, sino como una renovación, una recreación de la creación original de Dios. (Compare la renovación del cosmos con la resurrección, la cual cumplirá el propósito redentor de Dios para su pueblo, Romanos 8:23.)
Después en su ensayo, Gentry hace la afirmación sorprendente que «el sistema redimido del mundo en el futuro» (todavía futuro pero antes de la venida de Cristo y la consumación) operará «sobre el fundamento de la justicia, tal como Dios originalmente lo quiso. . . La justicia prevalecerá y la maldad se reducirá a proporciones mínimas» (letra cursiva añadida). ¡¿Es la intención de Dios para su creación simplemente que «la maldad se reducirá a proporciones mínimas»?! Si es así, «la esperanza posmilenial» contrasta pobremente con la esperanza amilenial.
Cuando nos preguntamos respecto al propósito de Dios y la tarea de la iglesia para este tiempo presente, nos acordamos de la comisión del Señor (Mateo 28:16-20) y la afirmación del apóstol acerca de la razón de la demora aparente en la venida prometida: «es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2 Pedro 3:9). Berkouwer escribe:
Si las misiones están verdaderamente conectadas con la expectativa escatológica, es importante notar que la comunidad de creyentes en camino al futuro tiene un lugar central y significativo. La iglesia recibe una tarea en esta oscuridad, una tarea que cumplirá el Señor mismo
. . . ¿Por qué existe un “todavía no” en lugar de una consumación radical y triunfante? Porque Cristo da a la criatura reconciliada tiempo y espacio para que pueda participar en la cosecha, no solamente como espectador, sino como colaborador.98
Cuando Gentry escribe que Cristo «Estará con [su pueblo] durante muchos días hasta el fin para supervisar que la tarea se termine exitosamente. Esta es la esperanza posmilenial», él da a entender que solamente el posmilenialista cree que la tarea dada a la iglesia por su Señor resucitado se completará exitosamente. No es así. Los amilenialistas (y premilenialistas) ciertamente creen que esta época no terminará hasta que los propósitos del Señor se cumplan. Pero Gentry ha fracasado en establecer que hacer discípulos, bautizarles y enseñarles requiera que dicho cumplimiento se dé de manera posmilenial. Nuestro Señor ha prometido: «Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin» (Mateo 24:14); pero solamente Dios sabe cuándo el ministerio de la iglesia entre las naciones habrá alcanzado la meta, cuándo Dios habrá de recoger a la iglesia elegida entre cada nación (Apocalipsis 5:9) y su Hijo venga.
Dios el Padre «nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo» (Efesios 1:3). El Señor СКАЧАТЬ