El Cristo preexistente. Gastón Soublette
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Название: El Cristo preexistente

Автор: Gastón Soublette

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия:

isbn: 9789561425378

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СКАЧАТЬ antecedentes se puede llegar a una conclusión acerca de por qué el pecado original lleva ese calificativo de carácter universal y cubre con su sombra a toda la especie humana y su destino, porque las interpretaciones que se han intentado hacer hasta ahora carecen de la trascendencia que justamente se le atribuye a esa caída de la humanidad a una condición espiritual inferior, que la mantiene bajo la reprobación de Dios, por lo cual debe ser salvada. Ese carácter del así llamado pecado original parece aludido en lo que Jesús llama “pecado del mundo”, que solo puede borrar el cordero de Dios, la víctima sacrificial que es su hijo unigénito, como parafraseando el sentido de los sacrificios expiatorios de todos los pueblos de la antigüedad.

      Se entiende más claramente el alcance universal de ese pecado del mundo en el capítulo 4 del evangelio de Mateo en que se narra el episodio de las tres tentaciones a que Jesús fue sometido por Satanás. De ellas, la tercera se relaciona con el pecado del mundo y revela su sentido y el porqué de la denominación con que Juan el Bautista y Jesús se refieren a él (Jn. 1,29).

      En el versículo 8 de ese capítulo se dice lo siguiente: “Lo llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos y le dijo: Todo esto te daré si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete Satanás, porque escrito está: ‘Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás’”. En esta cita todo lo que ocurre y se dice está relacionado con el episodio correspondiente a la caída de la primera pareja humana por su desobediencia a la prohibición de Dios de comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Pero ahora el tentador no es solo una divinidad del Medio Oriente, sino el mismo espíritu del mal personificado.

      El sentido del texto es inequívoco: los reinos de este mundo son todos de Satanás (Lc 4,6) porque se han construido según el espíritu de rebeldía y orgullo que les caracteriza. Así el conjunto de todos los reinos es el fruto acabado y el hecho histórico consumado del acto de comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal de la pareja humana primordial, lo cual ocurrió por la vía del héroe civilizador, Caín, ejemplar humano en quien se realizaron las promesas de la serpiente: “Se abrirán vuestros ojos y adquiriréis una sabiduría que os hará igual a los dioses”.

      En este sentido Caín representa a los primeros hombres que ante la magnitud de la caída se abocaron a desarrollar un saber que compensara el desvalimiento en que quedaron al perder su vinculación con la trascendencia. Con relación a esto, cabría recordar que la versión hebrea de la caída original no figura en las sagradas escrituras solo como una enseñanza objetiva, sino, como antes se dijo, una enseñanza influida fuertemente por el dilema que se presentaba para el pueblo de Israel entre ser fieles a Iahvé, manteniéndose en la santidad y la “justicia”, o alejarse de Dios para buscar refugio en las divinidades paganas capaces de ayudarlo a instalarse en el mundo sacando provecho de todo. Entre los textos bíblicos en que más claramente se describe ese dilema se puede citar el capítulo 2 del libro del profeta Oseas en referencia a Samaria, cuyo pueblo se alejó del culto de Iahvé justamente para poner su confianza en los dioses, mencionados aquí como sus “amantes” en el entendido de que la relación de Iahvé con su pueblo se califica en términos nupciales. En ciertos pasajes en que Iahvé habla de Samaria, como evocando sus nefastas decisiones, la hace decir:

      Me iré detrás de mis amantes,

      los que me dan mi pan y mi agua,

      mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas.

      Más adelante esta Samaria personificada agrega:

      Ellos son mi salario

      que me han dado mis amantes.

      Hablando en primera persona Iahvé se refiere a la infidelidad de Samaria en los siguientes términos:

      Cuando les quemaba incienso

      cuando se adornaba con su anillo y su collar

      y se iba detrás de sus amantes

      olvidándose de mí.

      El desenlace de este drama es que Iahvé, a pesar de su resentimiento por la traición de Samaria, dice que la perdonará y que hablará a su corazón, seduciéndola otra vez para que vuelva a ser su esposa. Esa profecía de Oseas se cumple en el diálogo de Jesús con una mujer samaritana cuyo nombre no se da, el cual tiene un velado tinte amoroso.

      La decisión de Jesús de ir a tierra de samaritanos donde ningún judío ponía pie constituye un acto de reconciliación, y la mujer con que dialoga, de quien dice el texto que había tenido cinco amantes, está graficando lo que el mismo profeta anunció como un acto de misericordia de Dios para con su esposa prostituida.

      La mención expresa que el texto hace de los beneficios que Samaria esperaba obtener de sus amantes refleja lo antes dicho sobre la tendencia del pueblo de Israel a poner su confianza en las divinidades paganas, las cuales no solo eran capaces de darle las provisiones para satisfacer sus necesidades básicas, sino también todo aquello que constituye la gloria de los reinos, aspecto de la cuestión que Mateo menciona refiriéndose a la tercera tentación de Cristo. El hecho de que la profecía de Oseas se refiera solo a ese tipo de beneficios reduce el pecado de Samaria a una infidelidad de ínfima magnitud al lado de lo que en el evangelio se quiere significar con eso de los reinos y su gloria. Porque si Satanás, o el espíritu del mal personificado a nivel universal, es, de acuerdo con las mismas palabras de Jesús, “mentiroso” y “homicida” (Jn 8,44), con estos calificativos se está conceptuando también a la sabiduría prometida por la serpiente, la cual tiene el poder de hacer de los hombres un igual de los dioses. Vale decir, que la sabiduría en que se funda el orden creado por la raza de Caín y sus dioses es una falsa sabiduría; esto tiene por resultado lo que el escritor francés contemporáneo Pascal Quignard llamó la “guerra infinita”, simbolizada en el asesinato de Abel.

      Es en este punto de nuestra investigación que conviene recordar que el juicio de Dios por el cual Adán y Eva fueron expulsados del paraíso contiene una muy reveladora distinción entre dos tipos humanos que se generarán a partir de ese momento. Se trata de los versículos 14 y 15 del capítulo 3 del Génesis, que dice así: “El Señor Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho esto, maldita seas tú entre todos los animales y todas las bestias del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás el polvo toda tu vida; pondré hostilidad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo: él herirá tu cabeza cuando tu hieras su talón”.

      Según este texto, en adelante, el trasfondo de toda la historia humana será una lucha del bien y el mal, pero una lucha que aparece aquí bien acotada en su significación profunda, esto es, la lucha entre dos tipos humanos, la descendencia de la mujer y la descendencia de la serpiente. Descrita así esta lucha, las palabras bien y mal se cargan de un sentido mucho más enjundioso que como simples conceptos de lo que convencionalmente y en abstracto se entiende por lo bueno y lo malo. Si la significación teológica del dilema entre Iahvé y los dioses hoy puede no significar nada para nuestra concepción científica del mundo, los antecedentes que se han invocado para proyectar este dilema en nuestro tiempo y entenderlo a la luz de nuestra racionalidad, nos permiten vincular esa sabiduría del bien y del mal con una actitud básica de cierto tipo de hombre a través de la historia que en Caín tiene su modelo. Porque ¿qué otra cosa demuestra ser la empresa civilizadora de Caín a la que precede la reprobación de Dios, sino la del hombre que, desvinculado de la trascendencia, se propone conocerlo e intervenirlo todo para sacar provecho de todas las cosas y del hombre mismo, decidiendo él qué es lo bueno y qué es lo malo conforme a las directrices del proyecto constructor del mundo que él propone como único sentido de la vida? Saltando muchos milenios nos hallamos frente a las ideologías y las ciencias contemporáneas, las que literalmente han inventado intelectualmente el sentido del mundo, lo cual a la postre ha ocurrido en desmedro del mundo mismo y de la mayor parte de los hombres.

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