El Cristo preexistente. Gastón Soublette
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу El Cristo preexistente - Gastón Soublette страница 7

Название: El Cristo preexistente

Автор: Gastón Soublette

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия:

isbn: 9789561425378

isbn:

СКАЧАТЬ soberanos aludidos en el tercer verso, son aquellos que se hicieron cargo de un vasto y poderoso imperio, en el cual, por la complejidad de la vida de la nación, tuvieron que enfrentar hechos graves de conducta antisocial, reprimiendo el delito y la sedición con mano dura.

      Los aludidos en el cuarto verso son los soberanos indolentes y corrompidos que aparecieron al término de las dinastías antiguas por la decadencia moral de las familias imperiales, en un mundo de opulencia y refinamiento para unos, y de humillación para otros.

      Una lectura completa del clásico confuciano “Chou King”, esto es “Sagrado libro de la historia”, nos permite identificar con sus nombres a los soberanos aludidos indirectamente en el capítulo XVII del Tao Teh King.

      Entre los primeros cabe mencionar a Fu-Hi, quien vivió en el cuarto milenio antes de Cristo. A él se atribuye la creación de los símbolos lineales que constituyen el sistema de las mutaciones del I Ching.

      Entre los mencionados en el segundo verso destaca el emperador Yao, apodado el Grande, quien vivió al término del tercer milenio antes de Cristo, y a sus dos sucesores, Chun y Yü, quienes se hicieron cargo de evacuar las aguas del diluvio hacia el mar, salvando a la nación de perecer ahogada.

      Los mencionados en el tercer verso son los héroes fundadores de las dinastías antiguas posteriores a Yao, tales como Tang “el perfecto” y “Wen Wang”, quienes construyeron el imperio antiguo y lo hicieron prosperar mediante una gigantesca máquina política.

      Los mencionados en el cuarto verso son los soberanos disolutos y criminales con que terminaron las dinastías Hia y Yin, a los que podría agregarse también los impotentes e incapaces soberanos Tchou que gobernaron solo nominalmente sobre un imperio dividido en reinos combatientes durante los siglos terminales de la tercera dinastía.

      Por el contexto de estos relatos se entiende que los sabios chinos que los han transcrito y comentado o se han referido a ellos indirectamente, como es el caso de Lao Tse, dan una versión de la caída del hombre ligada también a una cuestión de conocimiento. De ahí que osen decir que la desarticulación de la trama cósmica de la sociedad y el orden natural se debió a que los hombres se volvieron muy “esclarecidos” (intelectuales). A este respecto cabe observar que para Lao Tse el conocimiento del sentido o Ley Eterna solo puede obtenerse deshaciéndose de todo el saber acumulado por la alta cultura. En el epigrama XLVIII del Tao Teh King, se dice lo siguiente:

      Quien se entrega al estudio, día a día acrecienta su saber.

      Quien se entrega al Tao, día a día se deshace de su saber.

      En esta cita subyace el supuesto de que el saber procede de la arbitrariedad humana para representarse el mundo movido por intereses que empañan el verdadero conocimiento. Por eso el saber denostado por Lao Tse no refleja el sentido, lo cual ocurre porque el saber termina siempre por rebasar la medida de lo sensato, adquiriendo una complejidad y autonomía que lo anulan frente a la consistencia de la realidad. En ese sentido la alta cultura, para los sabios como Lao Tse, termina por alienar la mente de los hombres.

      En el epigrama XVIII del Tao Teh King se lee:

      Cuando la inteligencia y el saber prosperaron surgió la falsedad.

      Con este antecedente debemos entender lo dicho en el epigrama III:

      No favorecer a los hombres de ciencia y talento para que

      el pueblo no compita.

      En el epigrama XIX se dice:

      Rechaza el saber y la ciencia y el pueblo se beneficiará cien veces.

      En el epigrama XXX la referencia al conocimiento es más explícita:

      Desde que la civilización comenzó surgieron los nombres

      pero los nombres adquirieron al fin existencia propia

      y al final se ignoró dónde detenerse.

      Esta última cita es interesante en el sentido de que Lao Tse demuestra tener claro el problema de la autonomía malsana que el lenguaje adquiere sobre la realidad que pretende designar (fenómeno típico de los tiempos decadentes) y el proceso acelerado de la pérdida del sentido del discurso humano, lo cual queda bien determinado con la frase terminal: “Y al final se ignoró dónde detenerse”. Así puede entenderse que todo gigantismo civilizado es precedido siempre por una mente cuyo discurso se ha desvinculado de lo real.

      La escuela de Confucio, habiendo sido definida como una sabiduría de la cultura, enfrentó este mismo problema, por eso una de las características de esa escuela fue lo que él denominó: “Rectificación de nombres y conceptos”, esto es, depuración o saneamiento del lenguaje.

      En lo que se refiere a Lao Tse, toda la crítica que él hace a la civilización en su Tao Teh King está basada en la idea de que la vida por sí misma tiene su propio orden y su propio desarrollo gradual, y que para el bien de los hombres no necesita ser mejorada. Pues ninguna invención humana podría ser mejor que el orden dado. A este respecto cabe citar los últimos versos del epigrama del capítulo LXXV que dice:

      Quienes no se preocupan de mejorar la vida

      son los que en verdad la favorecen.

      En el epigrama del capítulo XIX Lao Tse dice:

      Rechaza la habilidad y el lucro

      y no habrá más ladrones ni bandidos,

      pues estas cosas no son más que simulacros,

      por eso cuida también que los hombres

      puedan recuperar su confianza

      que sean simples y naturales.

      En el primer verso él formula una afirmación que contradice flagrantemente la tendencia, común a todos los hombres, a apreciar la habilidad y el estatus económico. Según él ambas cosas no son más que simulacros de una plenitud de vida que no es conforme al Tao, y que por su misma naturaleza tiende a incrementarse hasta que los hombres adquieren el estatus de poderosos y privilegiados sobre una gran masa anónima de otros que están muy lejos de serlo. De ahí su perentoria declaración del Cap. XXX:

      Hacerse poderoso es contrario al Tao

      y todo lo que se opone al Tao perece rápidamente.

      En el mismo sentido el capítulo LXXVI en sus dos versos finales dice:

      Lo grande y fuerte declina

      lo suave y tierno prospera.

      Resumiendo todo lo que se ha escrito en China sobre la armonía original de la vida humana en el mundo, lo que aparece como semejante al relato bíblico son las líneas generales en la descripción del estado paradisíaco y las consecuencias de la caída, concebida como un proceso gradual de pérdida de la virtud hasta la aparición de grandes hombres nefastos por su perversión, capaces de causar grandes daños a los hombres y al mundo mismo. El paralelo incluye un diluvio que acabó con la mayor parte del pueblo chino, calamidad que fue enfrentada por los soberanos del tercer milenio antes de Cristo, quienes lograron mediante obras ciclópeas de ingeniería hidráulica evacuar las aguas hacia el mar (Chou King, capítulo Yao Tien). Se nota una diferencia grande con el diluvio bíblico sufrido por los hombres en estado de total indefensión СКАЧАТЬ