Название: Acto matrimonial
Автор: Tim LaHaye
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
isbn: 9788482676371
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A una propuesta así toda mujer curiosa responde afirmativamente. Continué: «¿Qué es lo que usted más quisiera obtener de la vida?»
Tras deliberar por un instante respondió: «Un hogar y una familia.»
Para tomarle el pelo pregunté: «¿Y un esposo?»
Se ruborizó un poco y dijo suavemente: «Creo que sí.»
Hasta yo me sentía un poco sorprendido al encontrar a una mujer cuya fachada exterior la identificaba con la filosofía del movimiento de la liberación de la mujer, confesando el anhelo natural de cada corazón femennino: construir un hogar.
En nuestra opinión, el instinto primario de una mujer es la tendencia intuitiva. Jamás debería avergonzarse de este fenómeno psíquico; Dios la hizo así. Las mujeres más frustradas del mundo son las que ahogan o sustituyen esa tendencia por una prioridad de otro tipo, menos importante. Si nuestra suposición es correcta —y creemos que lo es—, entonces lo más principal para una mujer casada es su calificación como esposa.
El lector podrá preguntar: «¿Qué relación puede tener eso con el acto marital?» ¡Toda! Una esposa es más que una madre y constructora de hogar. Es también la compañera sexual de su pareja. Igual que el varón, si no tiene éxito en la alcoba, fallará en otras esferas, y por dos razones: primera, pocos hombres aceptan fracasos de alcoba sin volverse más carnales, odiosos, prontos a insultar; segunda y más importante, si el esposo no goza al hacerle ella el amor, la hará sentir inevitablemente fracasada. La mujer recibe la parte mayor de su autoestima de su propio esposo. De hecho, aún tenemos que hallar a una mujer con una buena imagen de sí misma que se sienta fracasada como esposa. En nuestra opinión, esta es una de las razones por que divorciadas vuelven a casarse con el mismo hombre: habían sido derrotadas por sus esposos y perdieron su autoaceptación, la cual es vital para toda persona, y necesitan reivindicarse a sí mismas, triunfar allí mismo donde fueron derrotadas.
Había una mujer preocupadísima que vino a mi consulta para pedir mi opinión sobre quién tenía la razón, ella o su esposo. Dijo: «Yo creo que el sexo es innecesario en un matrimonio cristiano, pero mi esposo no está de acuerdo conmigo.» Toda persona sexualmente ajustada, mujer y hombre, darían la razón al esposo de esta mujer, mas nuestras investigaciones demuestran que algunas mujeres sexualmente frustradas estarían de acuerdo con ella. Esa señora anunció dogmáticamente: «¡Yo soy capaz de vivir sin sexo el resto de mi vida!» ¿Es de extrañar que la hayamos catalogado como la mujer con la más baja imagen de sí misma que jamás habíamos visto? Cuando le presentamos la alternativa de que nunca aprendería a estimarse a sí misma como mujer hasta que no se sintiese útil y necesaria como esposa para su marido, volvió a su lecho marital con una nueva motivación. A su tiempo, y con la ayuda de Dios, esa nueva actitud transformó tanto sus relaciones con su marido como su propia personalidad. Hoy es una mujer madura con una relativamente buena imagen de sí misma.
2.Le asegura el amor de su esposo. Un punto en el cual los psicólogos están de acuerdo es que toda persona tiene una necesidad básica de ser amada. Esto, por lo general, es más verídico en cuanto a la mujer que al hombre. La mujer tiene una tremenda capacidad de amar, tanto para dar amor como para recibirlo. Hay cientos de ilustraciones sobre el «amor maternal», «amor de esposa», «amor de hermana». Indudablemente el lector está familiarizado con todos estos términos. No obstante, muchos desconocen los cinco tipos de amor requeridos por la mujer.
a)Amor de compañerismo. Hay pocas mujeres que gozan de la soledad por largos períodos. El lector habrá notado qué pocas son las mujeres ermitañas. Naturalmente, pueden encontrarse algunas pocas excepciones entre ancianas, cuando la mujer llega a la senilidad después de haber sobrevivido a sus seres queridos. Pero toda mujer contempla el matrimonio como un compañerismo perpetuo, lo que explica el porqué de tantos problemas maritales en los casos cuando la ocupación del marido lo aleja del hogar por largos períodos de tiempo. Demasiado a menudo éste no comprende la necesidad de su compañía para su esposa. Cuando él se ve rodeado de gente, normalmente se pone impaciente porque anhela salir de allí para estar solo; pero cuando llega a casa, resulta que encuentra a su mujer con ansias de su atención y compañía.
Si los hombres tuviesen presente esta necesidad de sus esposas, ocuparían menos tiempo frente al televisor cuando están en casa y aprenderían a gozar de la compañía que la esposa les ofrece. También es verdad que muchas mujeres harían bien en mejorar la calidad de su compañía al conversar sobre temas de interés para el hombre en lugar de hablar de trivialidades. Es poco conveniente para una mujer dirigir toda la conversación hacia sus propios intereses cuando su esposo llega a casa. Es una buena regla general la de acompañar su llegada a casa con conversación agradable e interesante para él, que además le proporciona un mensaje de amor y bienvenida. Esto implica normalmente la invitación a compartir sus pensamientos con ella, mostrando su interés en las actividades de él. Esto le da a la vez oportunidad para levantar el ánimo de su esposo con sus comentarios positivos.
Las parejas que habían sido buenos compañeros antes de su matrimonio raras veces tienen problemas, mas si fallan en cultivar esa relación, la pierden inevitablemente. Nuestro hijo escribió una carta a su madre nueve meses después de haberse casado, diciéndole, entre otras cosas: «Kathy es mi mejor amiga.» Sin darse cuenta confirmó tener amor de compañerismo para con su esposa.
Muy a menudo resulta difícil para una mujer dar amor físico a un hombre que no corresponde a su amor de compañerismo. Resulta siempre más fácil dar amor cuando se sabe que el destinatario lo necesita y lo aprecia. Una buena esposa debe, saber que su marido tiene la misma necesidad de su amor de compañerismo que ella por parte de él, independientemente de si él tiene un buen trabajo y triunfa o no. De hecho, cuanto más próspero es el esposo dentro de su vocación, tanto más necestia de la compañía de su esposa.
b)Amor compasivo. La mujer tiene un don natural de atender enfermos, pero pocos son los hombres que cuentan con ese tipo de compasión. Cuando un niño o un esposo sufre, ¿quién corre en su ayuda? ¿Quién salta de la cama a las 2’30 de la madrugada a la menor queja del bebé? ¡Raras veces lo hace el padre del infante! Una madre no manifiesta su amor compasivo por ser madre, sino por ser mujer.
Los hombres precisan aprender que la capacidad de la mujer para dar amor compasivo da testimonio de su propia necesidad de recibirlo también ella. Esto es así especialmente cuando ella sufre emocional o físicamente. Es lamentable que un hombre que goza de su amor compasivo cuando le duele algo, a menudo es lento para corresponder en el mismo sentido a su esposa amante. Aquí se aconseja que sea aplicada la «Regla de Oro».
c)Amor romántico. ¡Las mujeres son románticas! Escondido en el corazón de cada niña (aunque esté crecidita) vive la imagen del príncipe azul montado sobre su corcel blanco para venir a despertar a la bella princesa con su primer beso de amor. Por esta razón ella necesita romanticismo, flores, música, luces tenues, cenas fuera y un montón de cosas más. Desgraciadamente muchos hombres fallan en comprenderlo, primariamente porque su propia necesidad de amor romántico o no existe o es mínima. Debe entender que está casado con una criatura con una necesidad extraordinaria de romanticismo. Algunos hombres juzgan mal a sus esposas estimando que tienen una mentalidad más práctica que otras mujeres. Para decir verdad, estas mujeres probablemente han tratado de superar aquel «ensueño» llegando a ser СКАЧАТЬ