Название: La universidad latinoamericana en la encrucijada de sus tendencias
Автор: Claudio Rama Vitale
Издательство: Bookwire
Жанр: Учебная литература
isbn: 9789506232184
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Este proceso ha sido persistente durante los últimos años, y permitió el pasaje de la feminización de la matrícula desde 24 por ciento de la cobertura total, en 1950, a 32 por ciento en 1960; 36 por ciento en 1970, 43 por ciento en 1980, 49 por ciento en 1990, 48 por ciento en 1997 y superó la mitad para alcanzar al 53 por ciento en el año 2003. Esta tendencia se ha producido a escala mundial y, aun cuando es posible suponer, sin duda, que tal proceso en el largo plazo se va a enlentecer, todavía se mantendrá durante las próximas décadas. El bajo peso de los niveles de feminización en algunos países claramente permite suponer que el proceso continuará hasta alcanzar a los niveles de 60-65 por ciento, que son los niveles más elevados de la región. Igualmente, se constata una presencia más significativa de las mujeres en la educación no presencial, en parte coincidiendo con su rol en el trabajo del hogar. Para el año 2001, por ejemplo, en la matrícula de Costa Rica se constataba que mientras la matrícula femenina en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) era del 75 por ciento, en las otras universidades públicas, la Universidad Nacional y la Universidad de Costa Rica (que tienen mecanismos además selectivos de acceso), eran del 65 por ciento y del 59 por ciento respectivamente (29). Por su parte, en la Universidad Nacional Abierta (UNA) de Venezuela, la matrícula de las mujeres representó en el pregrado en el periodo 2002-2003 el 70,22 por ciento de la matrícula, muy superior al promedio nacional (30).
d. Las nuevas demandas estudiantiles
En el nuevo escenario se visualizan nuevos cambios en la composición de la matrícula estudiantil, que están implicando a su vez la introducción de cambios en la estructura y en las características de los sistemas. Más allá de los estudiantes no universitarios, que alcanzan al 23 por ciento de la matrícula; los estudiantes del sector privado, que son cerca del 47 por ciento de la matrícula; los estudiantes que pagan por sus estudios (60 por ciento) o las mujeres (53 por ciento), se está desarrollando un nuevo perfil de demandas estudiantiles asociadas tanto al nuevo escenario democrático en toda la región como a las derivaciones del nuevo modelo económico regional y al contexto educativo en la sociedad del saber. En este sentido, ya se constata para el 2005 la existencia de una matrícula de postgrados de alrededor del 4 por ciento de los estudiantes, de una matrícula de estudiantes extranjeros en torno al 1 por ciento, así como de una matrícula de educación a distancia que para el 2005 ha alcanzado al 4 por ciento de la matrícula. Son nuevos estudiantes que han irrumpido muy rápidamente, en pocos años, y con sus propias especificidades en términos de su composición social, del modelo educativo que demandan y también en su composición etárea.
En adición a este nuevo tipo de estudiante, se constata el ingreso de estudiantes procedentes de los quintiles de menores ingresos y de otras dinámicas y realidades culturales. Nos referimos específicamente al acceso a la educación terciaria de indígenas, de personas privadas de la libertad y de personas con discapacidades, todos los cuales representan alrededor del 20 por ciento de los jóvenes latinoamericanos, con variable incidencia en los distintos países. En estos casos, su ingreso requiere de cambios en el modelo educativo. Tanto por la vía de cambios en los currículos o por la vía de la incorporación de modalidades pedagógicas asociadas al multiculturalismo, como por el desarrollo de modalidades de educación no presencial y transformaciones para permitir la accesibilidad a las instalaciones y otras formas de aprendizaje.
Los ciclos anteriores de expansión de la matrícula no requirieron cambios significativos en los modelos educativos, sino meramente una ampliación de las escalas de las instituciones junto a una relativa mayor diferenciación, regionalización y complejización de los sistemas terciarios, junto con una flexibilización de horarios. En el nuevo contexto, la continuación del proceso de expansión de la cobertura no se reduce a su mera ampliación, sino que tiene como prerrequisito la introducción de cambios significativos en el modelo educativo para permitir llegar a los demandantes de educación a distancia, de educación multicultural, de educación con accesibilidad, de educación especializada o de educación continua. Así, el pasaje de la cobertura desde el actual nivel de masas hacia una cobertura universal a nivel regional se torna más complejo por las inequidades generadas, y se requieren además políticas proactivas y de accesos diferenciados (31).
e. Los complejos resultados de la masificación
Como ya mencionamos, la expansión de la cobertura derivó, por una parte, en el crecimiento elefantiásico de las instituciones de educación superior públicas de tipo monopólico que constituían el eje de la primera reforma de la educación superior. Estas instituciones, que hoy conforman la Red de Macrouniversidades Públicas de América Latina y El Caribe —red que contribuí a crear en el año 2002—, fueron la derivación de la primera fase de la expansión de la matrícula. Las instalaciones —hoy transformadas en museos, sedes de las actividades ceremoniales o reducidos espacios solo para la gestión rectoral— fueron suplantadas por los campos universitarios construidos desde los años 60. La migración estudiantil, a su vez, fue suplantada con diversas modalidades de regionalización también desde los 60 y 70. La conformación de un modelo complejo, la diversidad de actividades, el establecimiento de amplios marcos regulatorios académicos mesocráticos, la alta sindicalización y la expansión de otros roles y cometidos sociales, fueron también una derivación de ese proceso. Uno de los resultados ha sido la caída de los niveles de calidad y el establecimiento, en un sector, de sistemas selectivos de acceso, contribuyendo a la creación de circuitos diferenciados de calidad. A nivel sistémico, la masificación ha generado un aumento de la tasa de deserción, repetición y abandono al incrementarse el peso de sectores sociales con menos capital cultural o cuyos procesos educativos no son de tiempo completo: trabajadores, personas con discapacidad, mujeres, personas de mayor edad, etc. El aumento de la cobertura facilitó una dinámica académica e institucional marcada por una nueva composición estudiantil con mayores tasas de repetición y deserción, más allá de los capitales culturales; ya que los sectores sociales seleccionan instituciones de acuerdo con sus propios niveles de conocimientos además de por los costos de las matrículas. Estos nuevos sectores no solo promueven un incremento de la cobertura y una diferenciación estudiantil, sino demandas de flexibilidad sobre las instituciones educativas dada su tendencia a modalidades de recirculación (entrada y salida más frecuente), así como a un aumento de la duración de los estudios dado su carácter de estudiantes de tiempo parcial con tendencia a estudios nocturnos. En el aspecto político, ello ha derivado en el nacimiento de múltiples movimientos estudiantiles, asociados a la diversidad de sus componentes sociales, culturales y geográficos, y en tal sentido a una relativa pérdida del protagonismo de los movimientos políticos estudiantiles. Los estudiantes de postgrado, los estudiantes a distancia, los estudiantes trabajadores, etc., tienen demandas diferentes de las de los estudiantes diurnos tradicionales de tiempo completo. Los primeros tienden a demandas en función de sus intereses particulares (en general, asociadas a su graduación, salarios futuros, servicios de la institución, etc.), en tanto que los estudiantes tradicionales tienden a tener demandas sociales colectivas muchas veces asociadas a la política.
Otra de las complejas derivaciones de la masificación de la matrícula y también de la expansión de los egresos, ha sido la caída relativa del salario de los docentes y de los profesionales. Ello tiene varias y complejas determinaciones. Por un lado, el egreso de los profesionales universitarios no está correlacionado con los niveles de demandas efectivas de los mercados. Durante la década de los 90, a pesar de la expansión de la educación superior y del mayor número de graduados, el mercado laboral ha mantenido una sostenida demanda de personas altamente calificadas y un significativo premio salarial para los graduados, medido sobre la tasa de retorno privada de los estudios terciarios (32). Sin embargo, al mismo tiempo, se registra cómo se ha producido un aumento de los niveles de desempleo de los profesionales y técnicos universitarios. Aun manteniéndose menores niveles de desempleo que en los restantes niveles de escolarización, se constata un aumento relativo de los niveles de desempleo de los egresados terciarios. Más allá del impacto de los profesionales СКАЧАТЬ