Mujeres intensamente habitadas. María Alfonsina Angelino
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СКАЧАТЬ guías o prospectivos pero no menores. El cuidado, por sí mismo, es un médium performativo que anuncia una de las dimensiones de nuevos tipos de relaciones sociales.

      Este es mi intento, y lo que pude construir a partir de reflexionar sobre las narraciones y sobre las teorías.

      Así comenzó a armarse el cónclave de quince mujeres que se narran a lo largo de este libro. Si bien no fue intencional, finalmente casi todas son madres de discapacitadxs. Y esa podría ser la característica que las define pero no homogeniza. ¿Qué las distingue? Las distintas edades y las circunstancias en la que configuraron su maternidad –unas parieron, otras adoptaron–; algunas se reconocen de clase media, otras no; algunas son profesionales y, para otras, la escuela significó únicamente la posibilidad de alfabetizarse. Algunas cuidan como extensión de su trabajo en el hogar, otras lo hacen además de estar empleadas fuera del hogar. Unas cuidan dentro y fuera del hogar, ya que su ocupación es el cuidado de hijas e hijos de otrxs. Todas atraviesan y sostienen una relación de pareja más o menos estable. En todos los casos, sus maternidades se cuentan en más de una.

      Cada historia reúne un espectro amplio de diagnósticos en cada una de las trayectorias vitales de sus hijos e hijas: sordos/as, ciegas/os, con retraso mental leve y/o moderado, lesionadas medulares, con Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD en la jerga corriente), del espectro autista o autistas purxs, hipotiroidexs, con secuelas de accidente cerebrovascular (ACV), síndrome de Down o parálisis cerebral.

      Han nacido y viven en distintas ciudades de la provincia y eso, de algún modo, implica territorios y dinámicas distintas de luchas cotidianas. En Paraná, Gualeguaychú y Maciá pude conversar con ellas, y en cada una de esas experiencias de conversación confluyeron múltiples relatos de peregrinajes que las llevaron a esos lugares. Tal es el caso de Vera, que nació en el Chaco pero que en busca de mejor atención para Ciro comenzó a viajar a todos lados y de cualquier manera. A dedo, en colectivo, en camiones. Santa Fe, Buenos Aires, Junín, y finalmente Maciá, para estar más cerca de Santa Fe. O el caso de Leonela, que desde su Misiones natal llegó a Buenos Aires escapando de la pobreza y finalmente se instaló en Paraná. O Serena, quien migró desde Buenos Aires a Maciá en busca de un lugar para que mi hija pudiese ir a la escuela. Cada una tiene un lugar en esta producción colectiva, cada una se narra a sí y se narra con otras.

      Finalmente, con cuatro de las entrevistadas mantuvimos una vuelta de conversación vía correo electrónico, posterior a las entrevistas. Todos estos documentos narrativos formaron parte del corpus empírico que posibilitó el armado de los distintos apartados.

      Quiero destacar la disposición de todas estas mujeres a la conversación. Con ninguna de ellas necesite forzar el encuentro. Todas accedieron rápidamente no solo a la convocatoria individual sino también a la colectiva. La última vuelta de correos electrónicos que les propuse también fue bien recibida. Son quince modos de mostrar vidas vividas y vívidas. La propia y la de los suyos y suyas. No son historias de vida en el estricto sentido metodológico, aun cuando con la mayoría de ellas tuve más de una conversación. Son relatos cargados, sensibles, densos y amorosos. No ha sido fácil reconocer los distintos hilos de esa trama compleja, no ha resultado sencillo separar el entrelazamiento de eventos, palabras e imágenes contenido en cada tema. Aun así, intentando ser fiel al compromiso que establecí con cada una, esta escritura procura ser un calidoscopio de las conversaciones con y entre ellas.

      La elección de estas quince mujeres no siguió criterios de variables sociodemográficas sino que estuvo centrada en sus búsquedas por entender la discapacidad y el cuidado como una cuestión social –incluso para varias de ellas, como lo veremos, como cuestión política. Por eso creo que lo representativo aquí no está en la cantidad de mujeres sino que en ellas se multiplican otras miles que hablan acerca del cuidado como ética aunque sea mandato patriarcal, como oportunidad de hacer en la convicción que de ninguna dignidad implica la indignidad de otros. Ellas buscan esto por sus hijas e hijos: dignidad y humanidad. ¡Tamaña tarea que se han puesto a cuestas!

      En los dos ejes de trabajo analítico que propongo intento dar cuenta de esa riqueza de voces en torno al cuidado sin que eso implique agotar las tensiones que lo recorren, las perspectivas que se ponen en juego, los abordajes realizados desde distintas disciplinas y la particularidad de este en el marco de las políticas sociales y el trabajo social. Sería imposible e inagotable dar cuenta de tal multiplicidad; sin embargo, en este punto quisiera recuperar algunas búsquedas que me posibilitaron construir y dar mayor peso específico a ese interrogante inicial y, en ese sentido, retomo algunos ejes que considero son los que mejor dialogan con mis preocupaciones y los propósitos de la investigación desarrollada.