Mujeres intensamente habitadas. María Alfonsina Angelino
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СКАЧАТЬ de confirmatorio de las anticipaciones a priori (solo) maquilladas por relatos de otras.

      Por su parte, la segunda de las actitudes, la restituyente, consiste en dejar amplio espacio a las palabras de las personas, incluso en hacer un uso exhaustivo cuando las entrevistas sean ofrecidas al lector in extenso (Demazière y Dubar, 1997:24, en Pretto A., 2011:174). En esta actitud de análisis, pretendidamente más respetuosa de la palabra del entrevistado, el investigador busca recolocar o restituir esa palabra siguiendo formas y fondos de los dichos tal cual han sido registrados, sin anticipaciones interpretativas ni aclaraciones de ningún tipo. Las palabras de los entrevistados son consideradas transparentes (Pretto, A., 2011:174) y significativas en sí mismas por esa transparencia. La tarea de interpretación queda en manos de quien lea ese relato vívido, ya que el investigador evita expresamente exponerse en sus análisis en función del respeto de la sabiduría social y la transparencia (Pretto, A., 2011:174) en sí de cada historia. Por esta razón, esta forma de análisis es considerada por Demaziére y Dubar (1997:25) como (solo) una aproximación al conocimiento y no un procedimiento de investigación.

      ¿Cómo superar entonces estas tensiones entre ilustrar y restituir? ¿Cómo hacerlo si además se intenta recuperar la densidad y singularidad de los relatos respetando las perspectivas de los actores que los encarnan? ¿Cómo hacer para dar cuenta del trabajo de análisis de quien quiere producir algo más que una simple enumeración de categorías taxonómicas o temáticas pretendidamente significativas? Los autores mencionados proponen una tercera actitud: la analítica (Demaziére y Dubar, 1997:16), entendiéndola como la más apropiada. Para esta, el énfasis del análisis se dirige hacia “el lenguaje de los entrevistados en cuanto, a través del lenguaje, no solo los sujetos se socializan sino al mismo tiempo toma forma el mundo social; ya que los entrevistados no entregan hechos al investigador sino solamente palabras, la forma de sus discursos constituye un conjunto de ‘definiciones de las situaciones vividas’” (Demanziére y Dubar, 1997:7, en Pretto, A., 2011:175).

      En esta revisión de las actitudes de análisis, Pretto sostiene que a “cada una de las tres actitudes de análisis le corresponde una posición diferente del investigador, tanto con respecto a la investigación en sí como en el modo de percibir las narraciones del entrevistado; cada uno saca a la luz solo algunos aspectos o dimensiones del fenómeno social estudiado” (2011:175) y, por ello, afirma que quizá lo más recomendable en la tarea de análisis sea la combinación de actitudes.

      La decisión de triangular modos de acceso a la información, y también de imaginar distintos registros analíticos, se funda en la convicción de que no hay descripción a la que no le falte o le sobre algo. Tal como sostiene Gorlier, el desafío del análisis narrativo en ciencias sociales se estructura en torno a la idea de que siempre es “posible ensayar otra explicación para la conexión existente entre fenómenos y todo relato, […] ya que el genuino conocimiento científico nunca parte de ‘las cosas mismas’, sino que está atravesado por un movimiento de vaivén que va de la revisión de las opiniones y evidencias establecidas a la puesta en escena de opiniones y evidencias nuevas. El sentido de ‘algo’ no es una característica intrínseca de ese ‘algo’, sino un emergente de la narración concebida como práctica significante desplegada en un contexto. Lo que está en juego no es la naturaleza intrínseca de las cosas, sino la constitución de la subjetividad” (2008b:8-9).

      Todo este corpus narrativo se encadena entre sí o va recorriendo sus caminos singulares para proponer vías diversas de acceso a esas experiencias, de manera tal que podrán encontrase aquí con distintas postas narrativas a modo de sí mismos (Piña, 1998) o epifanías (Denzin, 1989) y también nudos tensionales construidos a partir de la concatenación de los relatos a diferentes dimensiones de análisis que posibilitan dar mayor visibilidad a sus contenidos.

      En nuestras mujeres, estas epifanías evocan momentos nodales en las trayectorias vitales propias y de sus hijos, las cuales han sido recuperadas en la construcción de los sí mismos entendidos como construcción conceptual de un tipo de subjetividad social (Piña, 1986). El enfoque de los sí mismos, puestos en trama, ofrecen un tipo particular de narración que abre la puerta a la significación ética y política que estas mujeres construyen acerca de su propia figura en los escenarios sociales narrados.

      El análisis realizado buscó reconstruir sentidos evitando el simple hilvanamiento u ordenamiento de ciertos tópicos, más o menos recurrentes, para procurar el desciframiento significativo de las tramas que se pusieron a disposición en los relatos y que no estaban ahí de manera evidente –en sus componentes y dimensiones relevantes–, sino que el propio análisis buscó develarlas situando los relatos narrativos en contextos de significación más amplios. Es decir, se procuró el “desmontaje heurístico de formas y figuras, acontecimientos, actores, papeles, protagonistas y escenas paralelas y simultáneas” (Caudana, 2009:21).

      En sintonía con lo expresado por Pretto, pensar e imaginar los modos de acceder a la complejidad de los relatos narrativos como documentos vivos nos coloca frente al desafío de corrernos de la mera ilustración de nuestros dichos, fragmentos de los relatos o de la restitución repetitiva fundamentada como respeto por la palabra dada al investigador. Sparkes y Devís Devís (2007) sostienen al respecto que habría dos posiciones básicas que es posible adoptar a la hora de encarar el análisis de las narraciones: una posición de analista de relatos, que piensa sobre ellos o un relator de historias, que realiza un análisis narrativo y piensa con los mismos.

      En la primera posición se genera un nuevo relato analítico realista que expresa una postura estrictamente metodológica. El análisis se desarrolla sometiendo el escrutinio técnico al relato, para así reducir su contenido y obtener patrones, categorías o temas. Las características centrales de este tipo de relato analítico serán la neutralidad, distancia y control de las voces de los participantes en la historia por parte del investigador.

      En la segunda posición, las historias narradas forman parte del trabajo de análisis y de teorización, ya que el investigador participa del momento en que se está contando la historia, interactuando dialógicamente con el narrador. En este sentido, lo que se obtiene no será tanto un relato realista sino, más bien, creativo, donde la escritura se convierte en un método de análisis y la teoría se encuentra en la historia. Esto exige pensar con los relatos y no sobre ellos, así СКАЧАТЬ