Название: Mujeres intensamente habitadas
Автор: María Alfonsina Angelino
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: La Universidad Pública publica
isbn: 9789874948021
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Sabemos que la naturalización es exactamente lo opuesto a la problematización, a la historización (y, por tanto, a una política del conocimiento) y que problematizar resulta indispensable para derribar verdades mayúsculas que resisten los tiempos. Saberes y decires nuevos fisuraron finalmente algunas ideas. Buena parte de los trabajos que relevé para esta investigación posibilitan recuperar esas voces que, dentro de la academia, han persistido en provocar fisuras para desactivar esta matriz socializante. Como afirma Dora Barrancos (2013), “las fuerzas serenas, sensatas, soberbias y acartonadas de las ciencias necesitan y merecen una buena lección”. (8)
En la teoría feminista se sostiene que la condición femenina como condición de explotación, como principio no solo explicativo sino justificatorio de la división sexual del trabajo, resulta un modo de producción y reproducción pero también –y fundamentalmente– un modo de socialización, de subjetivación de mujeres y de hombres. No es la biología lo que las ha puesto allí, en ese lugar y en esa subjetividad de lo cotidiano. Es la densidad de lo socio-históricamente generizado como exclusivo de lo femenino, materno, privado del cuidado, concomitantemente relacionado a lo no reconocido, no valorado e invisibilizado. Es decir, la tarea fundante de lo humano esencial a cualquier sociedad –como es el cuidado– sigue siendo aún naturalizada como femenina y desvalorizada por ello. Ocuparse de lo privado y lo doméstico, de lo no público, de lo no visible ha puesto a las mujeres en la invisibilidad. La crítica feminista y los estudios de la mujer han logrado abrir y volver visibles los múltiples invisibles de la actuación femenina. Estas luchas teóricas en el feminismo (acompañadas siempre de la movilización) han posibilitado abrir preguntas y debates para desarmar argumentos y muros teóricos, políticos, ideológicos, culturales, que aún necesitan seguir siendo discutidos.
Decidí dar lugar a este interrogante, explotar el principio explicativo, fisurarlo y transformarlo en una pregunta de investigación. Sin embargo, mis inquietudes iniciales no buscaban situarse en un debate feminista por el cuidado, sino más bien en el anclaje y las tensiones que se generan al acoplarse al cuidado, la discapacidad.
La segunda cuestión que surgió fue cómo encontrar ese punto de anclaje que hiciera productivo preguntarse: ¿por qué siempre son mujeres y qué singularidades configuran el cuidado femenino cuando este está atravesado por la discapacidad?
Podría decir que la invisibilidad es un articulador posible. La discapacidad como producción social, como producto de la ideología de la normalidad, (Rosato, Angelino 2009) invisibiliza sujetos, precariza vidas, vuelve invisibles a quienes la portan por diagnóstico o por imaginario. Como equipo, hemos trabajado sobre estas subjetividades discapacitadas y los dispositivos y prácticas que operan en su producción. Decimos que la discapacidad es fundamentalmente una relación, (9) pero no cualquier relación. En consonancia con la perspectiva planteada por los Disabilitys Studies, centralmente los aportes de L. Barton y M. Oliver (1998, 2010), podemos entenderla como una relación de opresión a partir de la cual pueden advertirse y analizarse las implicancias y el papel central del Estado, sus instituciones, políticas, agentes y saberes disciplinares en su producción y reproducción.
Se configura así un entramado de invisibles singularidades entre quienes cuidan y quienes son cuidados y cuidadas. Ambos términos de la relación resultan, por tanto, invisibilizados en su existencia y subjetividad: las mujeres y lxs discapacitadxs.
Lo que intento revelar es la compleja trama que configura a estas mujeres y sus relatos, que entrecruza indefectiblemente sus distintas formas de habitar y significar sus vidas y la de sus hijxs en una clave distinta a la que impone la noción hegemónica de discapacidad. En ese sentido, la estrecha y poderosa vinculación de las mujeres con la vida cotidiana –y la responsabilidad en sus problemas y dilemas– no resulta de la asunción de lo naturalmente prefigurado sino de lo ideológicamente construido como tal y, sin embargo, esta ligazón poderosa vuelve cada vez a instalarse en miradas, discursos y prácticas.
En función de lo hasta aquí planteado, me interesa hacer una nueva entrada. Las mujeres que llegan al espacio de consulta no podrían ser caracterizadas como mujeres pasivas, quietas, inmovilizadas por la situación. Son mujeres activas y activadas en las querellas cotidianas por el reconocimiento de ciertos derechos, grandes conocedoras de las normas, leyes y decretos, y de sus oscuros laberintos de imposibilidad. Podría decir que son mujeres cansadas –por momentos, agobiadas–, pero siempre alertas, atentas, y diré (haciéndome cargo de la metáfora belicista) que son guerreras, luchadoras implacables. De hecho, lo que las lleva hasta el espacio de consulta es el incansable recorrido para conseguir lo que consideran les pertenece o lo que a su hijx le corresponde. Es decir, metamorfosean sus vidas y las determinaciones excluyentes en las que se ven involucradas junto a sus hijxs. Han vuelto ese escenario cotidiano de invisibilidad su trinchera y desde ella, como dice De Certeau, “metaforizan el orden dominante y lo hacen funcionar en otro registro” (2000:38). Es en ese registro del hacer cotidiano que procuro encontrar algunas nuevas pistas para entender el complejo campo de la discapacidad y sus abordajes, porque sabemos, siguiendo a Giddens (1986), que la vida cotidiana es simultáneamente habilitante y constrictiva, y por ello un importante escenario de conocimiento y reconocimiento. Nuevos discursos habilitan nuevas representaciones de las cuales emergen nuevas manifestaciones que generaran nuevas cotidianeidades.
Por estas razones, decidí poner el mojón en esas, en sus historias, en sus testimonios; en esas mujeres que cuidan a otrxs –en este caso, a otrxs con discapacidad, sean estos parientes cercanxs, muy cercanxs, parientes políticos o simplemente vecinxs.
Allí es donde me interesa poner el foco, en ellas –en lo que tengan para decir sobre ellas y sobre sus experiencias–, hablando quizás a través de sus hijos e hijas maridos, hermanos y hermanas, sobrinas y sobrinos, nietos y nietas discapacitados pero finalmente hablando de y desde ellas. Y como lo hago reescribiendo y reinterpretando los sentidos, también lo hago por y con ellas y por mí misma.
Recuperar sus voces, sus latidos, sus vidas; sus experiencias propias y ajenas de preocupaciones, maltrato y desazón, pero también de deseos, esperanzas, búsquedas y logros reconstruidos en sus relatos. Surgen entonces interrogantes que orientan las búsquedas teóricas y posibilitan su problematización.
¿De qué manera es vivida y experimentada la discapacidad como formando parte de la cotidianeidad de estas mujeres y de su agenda de responsabilidades naturalmente asignadas por ser mujeres y por madres? ¿De qué modos la ideología de la normalidad asigna a lo femenino el cuidado de la discapacidad, y la organización y diferenciación de roles en el espacio doméstico? Dado que el cuidado ha sido construido como parte del orden de lo privado (la esfera doméstica) y asignado naturalmente a las mujeres desde la matriz patriarcal de división sexo-genérica, androcéntrica, capitalista y eurocéntrica, ¿de qué modo las madres cuidadoras son interpeladas por los mandatos de esta matriz? ¿Qué estrategias de resistencia/adaptación/reapropiación se ponen en acto para disputar las coordenadas hegemónicas de las ideologías de género y de normalidad dominantes? ¿Qué hay de lo femenino en el cuidado, y en la discapacidad en general? ¿Es otro modo de sujeción de la mujer a lo doméstico y/o es un modo de revivir y re-existir? ¿Qué tensiones se pueden advertir en las relaciones familiares y/o personales a partir del rol protagónico del cuidado a cargo de las mujeres? ¿Qué tiene que ver el descuidado, si es que así se lo puede plantear, con la masculinidad, y la tensión entre virilidad y vulnerabilidad? El cuidado, ¿opera reforzando los estereotipos de género subalternos? ¿Conforma el cuidado de la discapacidad subjetividades femeninas diferentes? Constituye el cuidado un replanteo para el debate feminista acerca de la ética? ¿Qué papel juegan estas mujeres en el sostenimiento de las versiones hegemónicas a la hora de entender y atender a la discapacidad?¿Qué hacen las mujeres con los mandatos de cuidado СКАЧАТЬ