Название: Mujeres intensamente habitadas
Автор: María Alfonsina Angelino
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: La Universidad Pública publica
isbn: 9789874948021
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Como mujer entre mujeres este es también un compromiso ético con lo que compartieron entre ellas y conmigo a partir de sus experiencias. Si la ética es una dimensión fundante de lo humano, esta nos coloca en la necesidad del otro, nos pone al cruce de los devenires mutuos y sus miserias, de los dolores que, no siendo nuestros, lo son. Y también nos hace cruzar fronteras para vivir mejor.
Tenemos responsabilidades con aquello que nos toca y nos afecta pero también, como sostiene hermosamente Judith Butler (2006), tenemos responsabilidades con quienes no conocemos ni conoceremos, con quienes no hemos acordado vivir y compartir nuestras vidas. Podemos llamarlo empatía o de cualquier otra manera; no importa si nos sabemos interactivxs, interdependientes, interseccionadxs, indefectiblemente vulnerables y frágiles frente al mundo. En este sentido, estas mujeres me han atravesado. Me ha resultado imposible permanecer intacta frente al contacto con ellas. Creo que esto es bueno sentirlo y también decirlo.
Praxis colectiva que posibilita interrogantes. Incógnitas y certezas
El tema que recorre este trabajo es la relación entre la discapacidad, el cuidado –sobre y hacia la misma– y el protagonismo de las mujeres en estas prácticas. Este primer planteo ha ido teniendo distintos rostros y tonos a lo largo del último tiempo. Pudo llamarse género y discapacidad o mujeres discapacitadas y experiencias; mujeres y discapacidad y así otras tantas versiones. De hecho, una de las primeras incursiones por el tema (teóricamente hablando) fue la tensión entre la discapacidad y el feminismo. Esta inquietud venía dándome vueltas hacía un tiempo. También a partir de las reflexiones y discusiones sostenidas con mis compañeros y compañeras en los distintos proyectos de investigación (3) vinculados a la discapacidad en los que participo.
Pasando en limpio. Hace años que la extensión universitaria me conectó con el tema de la discapacidad en múltiples sentidos desplegados en diversas líneas de abordaje y acción. Desde 2004, coordino en la Facultad de Trabajo Social (UNER) (4) un equipo de profesionales y estudiantes en un proyecto de extensión denominado “Estrategias Comunitarias de Abordaje de la Discapacidad” (ECADis). En ese marco, se genera y sostiene, para la consulta y el asesoramiento, el “Espacio Interdisciplinario de Acompañamiento y Abordaje de la Discapacidad” (5). El mismo es el resultado de un encuentro con profesionales del derecho pertenecientes al Instituto de Derecho y Discapacidad del Colegio de Abogados de Entre Ríos, y está destinado a personas, familias y/u organizaciones vinculadas a la discapacidad que necesitan y /o demadan información, asesoramiento y acompañamiento para el acceso a las distintas prestaciones y beneficios derivados de la legislación vigente en discapacidad a nivel nacional, provincial y municipal, por un lado, y al abordaje de las múltiples dimensiones implicadas en la validación de derechos. Funciona desde hace siete años, dos veces al mes, en la sede del anexo de la Facultad de Trabajo Social. Lo que se ofrece allí es el acompañamiento en las gestiones administrativas para la concreción de las prestaciones en salud, escolaridad, transporte, asignaciones familiares, medicación, rehabilitación a discapacitados de manera individual y/u organizaciones de la sociedad civil e instituciones que lo requieran.
A lo largo de los siete años de trabajo en este espacio se han acercado muchas personas con distintas preocupaciones. En una gran mayoría, mujeres que, habiendo recorrido tortuosamente múltiples instituciones y luego de realizar millones de trámites, notas, pedidos, solicitudes “a quien corresponda”, no logran satisfacer las expectativas de protección o cobertura en algunas de las áreas que las leyes o disposiciones prevén protección de lxs discapacitadxs.
Aquellas personas que vienen a consulta, en general, ya han fracasado en la gestión de los recursos que posibiliten mejores condiciones de vida para sus hijxs, maridos, hermanxs. Mujeres con distintas experiencias sociales, con distintos capitales simbólicos y económicos, pobres y no tanto, jóvenes y no tanto, de la ciudad o del interior de la provincia, que llegan porque otras mujeres les dijeron de este espacio: me avisó mi vecina, me dijeron que acá me ayudarían, me mandaron del CEMI (6), de la escuela de mi hija. Durante mucho tiempo no advertí que siempre eran mujeres las que se acercaban. Tampoco había pensado particularmente en ello. Cuando este espacio se constituyó como unidad de observación de uno de los proyectos de investigación en curso, necesité reconstruir la experiencia. Revisando las notas de cada consulta, ahí estaba, latiendo suavemente. Todas –situaciones, dolores y colores, reclamos, pedidos, sinsabores y esperanzas–, todas protagonizadas por mujeres, todas distintas y semejantes. Muchos nombres, muchos rostros, muchos hijos e hijas, muchas historias. Fui leyendo las notas de cada consulta y comenzaron a (re)aparecer, en mi cabeza, algunos de esos rostros –en ciertos casos, pude unir imágenes con nombres; en otros, fue más difícil. Muchas características las distinguían y singularizaban, otras tantas las acoplaban y unían. Eran mujeres que se (pre)ocupaban de otros.
De allí surge el primer interrogante: ¿Por qué siempre son mujeres quienes vienen al espacio de consulta? Años trabajando en el tema, años acompañando estas demandas y nunca había puesto el eje (o el ojo) en que siempre, siempre son mujeres. Y no importa si ese siempre es casi siempre, porque estadísticamente quizá vino alguna vez otro y no otra. Pero insisto, todas mujeres, algunas veces madres de, pero no todas las veces; por momentos, abuelas, hermanas, ex esposas, vecinas, amigas, compañeras de trabajo, madres de jóvenes discapacitados consultando por otras mujeres, parejas de sus hijos e hijas. Mujeres a cargo del devenir y la suerte de vidas frágiles y fragilizadas.
La respuesta más inmediata a ese primer interrogante vino de la mano del sentido común forjado al calor de siglos de pensamiento falocéntrico, patriarcal, ese que nos provee de explicaciones y respuestas allí donde justamente deberíamos preguntarnos: vienen porque son mujeres y las mujeres cuidan a otros, y más si son madres, ¡cómo no hacerlo! Y así mi primera pregunta aún no estaba a disposición para incomodarme y generar otras nuevas. La inquietud que pudo haber movido algo volvía, se apaciguaba y se inscribía en el imaginario de la esencia femenina del cuidado, de la esencia de lo materno y el cuidado, lo femenino del cuidado, lo privado y cotidianamente femenino del cuidado. Por fortuna –o quizá, por destino–, la inquietud siguió allí, esperando a que le diera lugar. Y fue así que comencé a redescubrir algunas lecturas, a encontrar lo que no buscaba (explícitamente) y a buscar lo que todavía no sabía.
Pude advertir que hay quienes, muchas quienes, se han preguntado lo mismo desde hace ya mucho tiempo, en estas y otras latitudes. Muchas que –no conformes con las respuestas que obtenían una y otra vez– decidieron tomar para sí el desafío de horadar algunas explicaciones y juntaron pedazos, acumularon –como hormigas laboriosas– argumentos para enfrentar las tormentas de prenociones o esencializaciones fundadas y legitimadas en otras perspectivas. Trabajando así, sin prisa pero sin pausa.
Hoy contamos con una extensa y variada bibliografía, así como investigaciones, artículos, debates, grupos de trabajo, foros, movimientos, blogs, observatorios. En la universidad, hace ya más de tres décadas que investigadorxs comenzaron a bucear y escudriñar los cómo y por qué de ciertas mansedumbres, de ciertas resistencias, de ciertas explicaciones biológicas y biologizadas. Hemos logrado, a fuerza de trabajo intelectual y político y de persistencia, СКАЧАТЬ