Название: Los niños escondidos
Автор: Diana Wang
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Historia Urgente
isbn: 9789873783944
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En casa se hablaba más que nada alemán y también húngaro, en la escuela aprendí eslovaco. En casa de los abuelos paternos se hablaba idish. En Bélgica aprendí francés y cuando me escondí en la guerra, flamenco, que es parecido al holandés. En mi adolescencia, hablaba con facilidad seis idiomas, por eso no me fue difícil aprender el castellano cuando llegué a la Argentina.
Anushka Baron (1929, HOTIN, BESARABIA, ACTUAL UCRANIA)
Nací en Hotin, una pequeña ciudad ubicada en la costa occidental del río Dniester. Vivíamos en una casa grande con un jardín inmenso y una huerta. Tuve una niñez feliz. Papá tenía un negocio de manufacturas, vendía telas para trajes, sábanas y alfombras, lo que nos permitió mantener un nivel de vida aceptable. Murió cuando yo tenía cuatro años pero nos dejó en una situación económica bastante buena.
Besarabia era un país bilingüe: se hablaba ruso y rumano, y en mi casa hablábamos también el idish. En el colegio no sentía discriminación pero sí había algunas diferencias. Por ejemplo, a pesar de que era muy buena alumna, nunca recibía más que el segundo premio, el primero lo reservaban para la hija de algún militar.
No era consciente de la infiltración comunista ni de la persecución a los judíos en el resto de Europa. Creo que mamá contribuyó armando una jaula de cristal con su protección para que durante muchos años no pudiera darme cuenta de que estábamos ante un peligro inminente. Mamá era modelista de sombreros. Se hizo cargo del negocio de papá, por eso pudimos continuar viviendo medianamente bien después de que él murió.
Cuando se produjo la invasión rusa, yo vivía en mi mundo rosado. Era la muñeca de la casa, Anushka, una niña de diez años no demasiado curiosa. De pronto me encontré en un tobogán y caí en la cuenta de lo frágil de nuestra situación.
Zosia Klawir (1929, VARSOVIA, POLONIA)
Recuerdo mi infancia como un remanso. Con la memoria cada vez más clara cuando se trata del pasado. Me ubico en Swider, un pequeño pueblito de veraneo, cerquita de Varsovia. Una casona de madera con grandes verandas en medio de un parque lleno de flores y de árboles frutales que, de tan grande, me parecía sin fin.
Mi papá llegaba los fines de semana con su mirada llena de ternura y cariño cuando yo corría para abrazarlo. ¡Cómo disfrutaba!
Mi mamá era para mí la persona más perfecta del mundo, la mejor mamá. Cuando la evoco, recuerdo la dulce mirada de sus ojos. Cuando me miraba, se llenaban de ternura. Y cuando yo tenía mucha fiebre, recuerdo el terror que se reflejaba en ellos. Sin embargo, mi mamá tenía un defecto: no era buena cocinera. No sé por qué, pero todos los viernes en mi casa se comía krupnik, una especie de guiso con una pata de pavita adentro. Lo odiaba, pero mi mamá decía que era una comida sana. Era la pesadilla de mi infancia. A la tarde, cuando la veía prender las velas y cubrirse los ojos, volvía a reconciliarme con ella.
Tenía una muñeca, Ana, el objeto de mi amor. Dejé de jugar con ella a los once años porque me daba un poquitín de vergüenza y además porque la situación ya no daba para juegos. Tenía unos canastitos con los cuales en el mes de mayo nos escapábamos con mi hermano a los bosques cercanos. Cuando llovía íbamos a buscar hongos pisando con placer el musgo verde que se hundía bajo nuestros pies.
Ley de Nüremberg para la protección de la sangre y del honor alemanes*
(15 de septiembre de 1935)
Consciente de que la pureza de la sangre alemana es la condición esencial para que persista la existencia del pueblo alemán, y guiado por su firme determinación de garantizar la perennidad de la nación alemana, el Reichstag ha adoptado, por unanimidad, la ley que a continuación se expone:
Apartado 1
1) Quedan prohibidos los casamientos entre judíos y súbditos del Estado de sangre alemana o de sangre parentesca. Serán considerados inválidos los casamientos contraídos en el extranjero para eludir la ley.
2) Solo a través del procurador del Estado podrán iniciarse los procesos de invalidaciones.
Apartado 2
Quedan prohibidas las relaciones extramaritales entre judíos y súbditos del Estado de sangre alemana o de sangre parentesca.
Apartado 3
Los judíos no podrán emplear en sus casas a mujeres súbditas del Estado de sangre alemana o de sangre parentesca, menores de 45 años.
Apartado 4
1) Los judíos no están autorizados a enarbolar la bandera nacional o la del Reich ni tampoco a exhibir los colores del Reich.
2) Se les autoriza, en cambio, a exhibir los colores judíos. El ejercicio de este derecho queda protegido por el Estado.
Apartado 5
1) Toda persona que transgreda la prohibición referida en el ap. 1 será castigada con pena de prisión y trabajos forzados.
2) Todo varón que transgreda la prohibición referida en el ap. 2 será castigado con pena de prisión, con o sin trabajos forzados.
3) Toda persona que transgreda las disposiciones referidas en los ap. 3 ó 4 será castigada con una pena de prisión de hasta un año, con una multa, o con ambas penas.
Apartado 6
El ministro del Interior del Reich en coordinación con el lugar teniente del Führer y con el ministro de Justicia del Reich, publicará las ordenanzas legales y administrativas requeridas para ejecutar y cumplir esta ley.
Apartado 7
La ley tomará efecto el día siguiente de su promulgación, exceptuando el ap. 3 que entrará en vigor el 1° de enero de 1936.
Nüremberg, 15 de septiembre de 1935, en el Congreso de la Libertad del Partido.
Firmado: El Führer y canciller del Reich, Adolf Hitler, el ministro del Interior del Reich, Wilhelm Frick, el ministro de Justicia del Reich, Dr. Franz Gürtner y el lugarteniente del Führer, Rudolf Hess.
*Citado por Yad Vashem, principal centro mundial dedicado a la conmemoración de la Shoá.
Hanka Drescher (1931, PIASKI, POLONIA)
Era la menor de mis hermanos y por lo tanto la más mimada. Vivíamos en Piaski, cerca de Lublin, en un barrio católico. En casa se hablaba polaco, mis padres sabían idish pero yo recién lo aprendí en el gueto. Mi papá era comerciante, preparaba los transportes de ganado para los militares, por eso vivíamos bien, en un departamento, y mamá tenía ayuda doméstica. Me gustaba jugar con animales, escuchar la radio. Una vez me acuerdo que hubo una disputa entre mis padres porque mi papá compró una radio muy grande que le salió cara y mi mamá se enojó porque ya teníamos una más chica. Me acuerdo del último Pésaj5 y tengo la imagen de mi padre que se había puesto un tapado muy elegante, se vestía muy bien y era muy inteligente. Yo era golosa y bastante gordita, lo que en aquella época era garantía de buena salud y buen pasar.
Frida Sanowski (1932, AMSTERDAM, HOLANDA)
Mis padres habían venido desde Polonia. Papá era sastre y tenía un buen pasar, era dueño de su propio negocio. Mis padres no eran religiosos, pero la familia de mi mamá era muy observante.
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