Название: El arte de criar un cachorro
Автор: Monks of New Skete
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
Серия: Perros
isbn: 9788499109312
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Por lo general, no damos nombres concretos a los cachorros, pero lo hemos hecho en este caso para una mayor claridad. Pusimos a los dos primeros machos los nombres de Sunny y Kairos, llamamos Oka y Yola a las dos hembras, y al último macho, el más pequeño de la camada al nacer, le pusimos Kipper.
3
Las apariencias engañan
PERÍODO NEONATAL: 1-13 DÍAS
Nos encontramos junto al nido de Anka, haciendo una breve pausa de las tareas del criadero para observarla amamantar a sus cachorros. Tienen dos días de vida. Una lámpara de calor brilla sobre Anka, y mantiene la habitación a una temperatura cálida y constante. Yace con la parte inferior totalmente expuesta, y los cachorros se alinean uno al lado del otro de manera ordenada, cada uno en una tetilla, y todos masajean suavemente el pezón con las patas para estimular el flujo de leche. Su pelaje negro y suave brilla bajo la luz, y parecen pequeñas salchichas pegadas al costado de su madre. Ella jadea con fuerza mientras maman y no le preocupa nuestra presencia. Tiene la mirada fija en la pared blanca que rodea el nido.
Pasan los minutos.
Finalmente, la calma se ve interrumpida. Anka cambia de postura y se levanta. Al perder la sujeción a las tetillas, los cachorros caen rodando a un costado, aterrizan sobre el lomo sin poder evitarlo y chillan como protesta por la repentina interrupción. La escena apenas dura un momento. Se enderezan con rapidez y, tras gatear unos segundos, se duermen uno al lado del otro. Mientras tanto, Anka se tumba en el otro extremo del nido y nos mira.
Tras la emoción del parto de hace sólo dos días, la tranquilidad de las jornadas siguientes podría con facilidad contribuir a que pasáramos por alto la importancia primordial de este período, cuando la actividad principal de la camada se reduce a alternar sueño y amamantamiento. Sin embargo, durante esta paz ocurren muchas cosas que establecerán los cimientos esenciales del futuro desarrollo de la camada.
Oka se alimenta a los tres días de edad.
Vulnerabilidad
Al llegar a un mundo que no pueden ver ni escuchar, los cachorros recién nacidos se encuentran en un desierto sensorial, necesariamente bien aislados de cualquier brusco sobresalto. Dependen por completo de su madre; sin ella (o un cuidado equivalente por humanos) los cachorros morirán. Anka lo sabe. Los primeros días permanece en todo momento en el nido, y sólo lo abandona para hacer sus necesidades. Como madre, es el vivo retrato de la atención concentrada y fiel hacia cada detalle de la vida de los cachorros, y ello refleja su profundo conocimiento de cuán vulnerables son en esta etapa. Está dispuesta a defender esta vulnerabilidad con la vida.
Un ejemplo. Mientras los cachorros duermen, Anka permanece despierta en el nido, distraída con un hueso masticable de cuero crudo. De repente, alza las orejas y empieza a gruñir con indecisión. Unas voces extrañas llegan a la habitación desde el exterior. De inmediato, sale del nido y corre a través del criadero hasta llegar al patio, ladrando ferozmente en señal de alarma. Deambula de un lado a otro, se le eriza el pelo del lomo y levanta la cola muy erguida. Gracias a esta ilusión natural, parece bastante más grande a los intrusos, unos turistas que, sin darse cuenta, merodeaban demasiado cerca del criadero. Convencidos de que va en serio, se dirigen a toda prisa en la dirección opuesta. Sin embargo, Anka continúa con su aviso, y sus ladridos siguen resonando en las paredes del monasterio durante varios minutos. Sólo cuando está completamente segura de que el peligro ha pasado vuelve al nido junto a sus cachorros, que duermen acurrucados en un rincón, totalmente ajenos al revuelo.
El hecho de que los cachorros yazcan juntos acurrucados no debe interpretarse como una muestra de sociabilidad neonatal. Es simplemente un modo de conservar el calor. Los cachorros recién nacidos tienen escaso control de su temperatura corporal, así que tienden a acudir al punto más caliente del nido. En cuanto Sunny, el primer cachorro, se levanta, inicia la búsqueda incansable de una tetilla, y pasa sin consideración por encima de los demás, como si no existieran. Su agitación origina una reacción en cadena y los cachorros empiezan a moverse alocadamente, luchando por acceder también a una de las tetillas de Anka. La escena confirma que los cachorros no son directamente conscientes de la presencia de los demás cachorros; su comportamiento se reduce básicamente a una serie de actos reflejos innatos, como chupar, gatear, la atracción al calor y la queja mediante la vocalización cuando sufren dolor, hambre, o frío.
Desarrollo
La sabiduría popular, reflejada de un modo más autoritativo por Scott y Fuller, describe al recién nacido como una criatura esencialmente táctil, incapaz de aprender y dependiente exclusivamente de su sentido del tacto para nutrirse. Sin embargo, otros observadores sagaces, como el autor y veterinario Michael Fox, han demostrado que esta visión merece una ampliación en ciertos aspectos. Para empezar, ha quedado demostrado que un cachorro recién nacido posee también un desarrollado sentido del olfato. En un ingenioso experimento, Fox cubrió las tetillas de una madre con aceite de anís, una substancia más bien maloliente, y a continuación dejó que los cachorros mamaran. Veinticuatro horas después, aplicaron la misma sustancia a un hisopo y lo acercaron al morro de los cachorros, que gatearon hacia él. Otros cachorros que no habían sido amamantados mientras percibían ese olor lo rechazaron de inmediato.
Además, el comportamiento neonatal revela la aptitud para el aprendizaje simple necesario para la supervivencia. Al entrar en contacto con algo caliente, un cachorro recién nacido empezará a escarbar instintivamente con el hocico. Eso le ayuda a encontrar la tetilla de su madre, ya que a veces queda escondida entre su pelo. Al observar a Yola comportarse así justo después del nacimiento, y luego otra vez unos días más tarde, apreciamos una notable diferencia. Si en un primer momento lo hacía de un modo torpe, tres días más tarde está bastante acostumbrada a ello. Con el tiempo, su desempeño mejora claramente.
Un cachorro de cuatro días ejerce una presión sorprendentemente intensa al succionar un dedo.
Con el transcurso de los días también desarrolla una mayor fuerza y confianza a la hora de mamar. Resulta interesante notar la diferencia en la habilidad para succionar de un recién nacido y del mismo cachorro pasados unos días. Nosotros lo hicimos con Yola, dejando que nos chupara brevemente los dedos. Al principio, poco después del nacimiento, la presión era un poco débil e insegura. Al repetir el ejercicio al cabo de unos días, la presión era sorprendentemente intensa y enérgica. Así se pone de manifiesto un aprendizaje elemental que sentará las bases para el aprendizaje posterior, de mayor complejidad.
Inmadurez
Con independencia de cómo interprete cada uno la actitud infantil y qué constituye el verdadero aprendizaje, lo cierto es que durante este período las aptitudes cerebrales, motrices y sensoriales del cachorro son inmaduras. Los cachorros se encuentran en un entorno naturalmente protegido en el que tan sólo poseen las habilidades básicas para sobrevivir. No se aprecia en ellos ninguno de los rasgos que solemos asociar a los perros: ni ladran, ni mueven la cola, ni caminan, ni juegan. De hecho, la impresión que con más intensidad nos transmiten los cachorros recién nacidos es su necesidad de dormir. Durante el período neonatal los cachorros pasan aproximadamente el 90% de su tiempo durmiendo, y sólo despiertan para amamantarse o para que su madre los limpie.
El sueño abundante es una absoluta necesidad. СКАЧАТЬ