El arte de criar un cachorro. Monks of New Skete
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Название: El arte de criar un cachorro

Автор: Monks of New Skete

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия: Perros

isbn: 9788499109312

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СКАЧАТЬ durante las primeras tres semanas de vida, se detecta que son iguales esté despierto o dormido. Ello indica que el cerebro es muy inmaduro en este período. En concreto, la formación reticular —la parte del cerebro que controla el sueño y la vigilia— no se ha desarrollado lo suficiente para que el cachorro se mantenga despierto durante un tiempo significativo. El electroencefalógrafo no comienza a detectar un cambio destacable hasta la tercera semana, momento en que muestra una clara diferenciación entre la vigilia y el sueño, y sólo a partir de la cuarta semana los cachorros pueden permanecer despiertos durante períodos prolongados. Al principio de esta fase temprana, la tranquilidad del sueño, sumada a la nutrición frecuente, el calor y el movimiento básico, generan un clima adecuado para que maduren el cerebro y el sistema nervioso central.

      La imagen que nos transmiten los cachorros podría describirse como una “inmadurez cruda”; tienen una apariencia completamente confinada a este período de sus vidas. Los cachorros de pastor que Anka ha dado a luz no se parecen en absoluto a la imagen habitual que tenemos de un noble pastor alemán. Miden entre 15 y 20 centímetros desde el hocico respingón a la punta de la cola, tienen la cabeza redonda y desproporcionada, el pecho fuerte y grueso y las patas cortas y achaparradas. Sus orejas son bastante pequeñas y parecen pegadas a los lados de la cabeza. Sus ojos permanecen cerrados con fuerza. Sin otra información, ¡uno podría confundirlos con facilidad con miembros de otra especie!

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       Sosteniendo un cachorro de cuatro días de edad.

      Incluso la habilidad de evacuar excrementos es un acto reflejo controlado por la madre, dado que son incapaces de orinar o defecar por ellos mismos. Durante las tres primeras semanas de vida, requieren que su madre estimule con la lengua sus zonas anales y genitales para eliminar los residuos corporales, que la madre lame de inmediato. Así conserva el nido completamente limpio y lo protege del serio riesgo para la salud que entraña la acumulación de residuos. Este comportamiento podría cumplir otra función importante. En su estudio del lobo, el ecobiólogo David Mech apunta que esta actividad podría también establecer los principios psicológicos y posturales de la sumisión en los cachorros. Aunque Mech se refiere específicamente al lobo, hemos observado la importancia que tiene en nuestros pastores. Al vivir en un entorno de semimanada, a menudo los perros más jóvenes y sumisos asumen exactamente la misma postura que un cachorro al someterse a un miembro mayor y más dominante de la manada. Se tumban bocarriba y exponen la parte inferior del cuerpo mientras el otro perro procede a investigar y oler la zona anal-genital. Esta postura desactiva la amenaza que percibe el perro sumiso y establece la jerarquía en la manada.

      Cada uno de estos detalles constituye la base para el posterior crecimiento de cada cachorro. En conjunto, a pesar de su obvia inmadurez en esta época, podemos apreciar que el desarrollo temprano de un cachorro sienta los cimientos de su futuro. Es un hecho sencillo: la vida es crecimiento. E incluso en este momento, en un punto tan temprano de la vida, la individualidad de la que hablábamos empieza a vislumbrarse. Al registrar a diario el aumento de peso, observamos que Sunny y Oka son los dos cachorros que están ganando más peso y parecen ser los que se alimentan con más energía. Son los dos que constantemente consiguen vencer a los demás al competir por una tetilla. Se trata de señales preliminares de dominación a las que prestaremos atención durante su etapa de cachorros. Dadas las diferencias de crecimiento entre los miembros de la camada, algunas veces nos parece necesario colocar a los cachorros que han crecido menos en las tetillas de su madre durante períodos más largos sin la presencia de los cachorros más dominantes. Es un modo suave de igualar un poco el partido.

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       Los cachorros bostezan y comienzan a investigarse entre sí durante la última etapa del período neonatal.

      El control diario del peso también nos da la oportunidad de saber qué cachorros son más reactivos o ruidosos al ser manejados. Por ejemplo, Yola, la segunda hembra de Anka, parece bastante sensible al tacto y se retuerce con energía cuando la manipulamos. En cuanto la colocamos en la balanza fría, chilla más fuerte que los demás cachorros, que no parecen tan alarmados por esta experiencia.

      Los cachorros expuestos desde una edad muy temprana (entre una y seis semanas) a experiencias ligeramente estresantes suelen convertirse al madurar en perros con una mayor capacidad para resolver problemas y con un menor desequilibrio emocional que sus homólogos criados sin este tipo de estímulo. Además de acelerar el ritmo cardíaco de los jóvenes cachorros, el estrés desencadena una reacción hormonal involuntaria en su sistema pituitario-adrenal. Esto les ayuda a resistir las enfermedades y a controlar su estrés. El objetivo principal es potenciar el sistema al completo, desarrollándolo y haciéndolo más resistente a las experiencias emocionalmente desafiantes a las que se enfrentarán a lo largo de su vida. Consideramos que durante cada etapa concreta del crecimiento existen tipos específicos de manipulación que realzan el desarrollo de los cachorros y los orientan positivamente hacia la edad adulta. Cuando reciben una manipulación coherente y no traumática, se vuelven más cordiales y amigables, y muestran menos inclinación a ser miedosos cuando son mayores. Cuando llegue el momento de dar la bienvenida a un nuevo cachorro a su hogar, puede preguntar a su criador qué tipo de manipulación temprana ha recibido.

      Aquí en el monasterio, seguimos una variante del programa Bio Sensor durante el período neonatal y lo expandimos a medida que los cachorros van madurando, planificando períodos regulares de manipulación con cada camada, asegurándonos de que reciben atención diaria por parte de varios monjes y trabajadores del criadero. Esto es posible gracias a que todos estamos implicados en distinta medida en el programa de cachorros. Las madres conocen a todos los monjes y trabajadores del criadero, y sin ponerse nerviosas permiten que toquen y manipulen a sus cachorros. Si en esta fase inicial detectamos que uno de ellos se muestra muy reacio al tacto, como ocurre con Yola, nos aseguramos de que reciba más caricias y un mayor grado de manipulación de lo que sería normal, aunque sin abusar. Normalmente, una o dos veces al día acariciamos el cuerpo del cachorro y le masajeamos con suavidad el estómago. También nos gusta tomarlo en brazos y respirarle encima, para después acercárnoslo a la cara para que experimente la textura de la barba y la suavidad y el olor de la piel. En general, hemos observado СКАЧАТЬ