Название: El arte de criar un cachorro
Автор: Monks of New Skete
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
Серия: Perros
isbn: 9788499109312
isbn:
A las dos semanas y media, dan los primeros pasos vacilantes.
Si tenemos en cuenta que el área olfativa de los perros adultos es catorce veces mayor que la de los humanos, y que en general su sentido del olfato se considera por lo menos cien veces más sensible, podemos empezar a entender el papel que para un perro desempeñan los olores en su percepción del mundo. Mientras que para obtener información nosotros dependemos más de los ojos, los perros lo hacen de su nariz, y aprenden mucho de su entorno a partir de las corrientes de aire que pasan por su camino.
La aparición de los dientes caninos superiores, que pueden palparse entre los dieciocho y los diecinueve días, aproximadamente, está conectada con este aumento de la curiosidad. Este proceso no sólo prepara el terreno para la transición hacia los alimentos más sólidos, sino que es posible que la presión ejercida por los dientes provoque que los cachorros empiecen a explorarse entre ellos. Cuando al decimonoveno día a Sunny le empiezan a salir los dientes superiores, comienza a morder y a lamer a los demás cachorros en las orejas, las patas y en el hocico. Todo esto ocurre a cámara lenta y va acompañado de los primeros meneos de cola. Como en una reacción en cadena, los demás empiezan a participar de ello, con lo que dan comienzo las primeras auténticas sesiones de juego.
Desde el momento en que nacen, examinamos con regularidad sus bocas y sus dientes, una preparación importante de cara al cuidado dental posterior.
Hay que proporcionar variedad de juguetes a los cachorros.
El oído es la última facultad sensorial en desarrollarse, y las orejas se abren hacia los veinte días. A partir del decimoséptimo día, lo comprobamos periódicamente dando palmadas sobre las cabezas de todos los cachorros. El ruido no obtiene respuesta alguna hasta el vigésimo día. En ese momento reaccionan Kipper y, en especial, Oka, que ladra un poco y retrocede, una clara y comprensible expresión de alarma. Sin embargo, pronto se recupera y da varios pasos hacia delante con una expresión inquisitiva al tiempo que masculla suavemente.
Al comprobar si pueden oír, tomamos la precaución de no dar las palmadas con excesiva fuerza, ya que las primeras experiencias pueden dejar, en forma de miedos futuros, una profunda huella en el cachorro. El paso de un mundo silencioso a uno con sonido debe ser lo más natural posible para permitir que los cachorros se adapten de una manera no demasiado traumática.
El tipo de estrés suave al que los exponemos durante esta semana sigue el mismo principio. Nuestro propósito es estimular al cachorro, no traumatizarlo. Hay dos ejercicios que nos parecen en especial beneficiosos. El primero, un ejercicio de elevación, consiste en sostener al cachorro en el aire hasta que empieza a retorcerse y protestar. Entonces nos lo acercamos al cuerpo y lo acariciamos con suavidad para que se calme. Para el segundo, un ejercicio de dominación, lo colocamos sobre una superficie suave, lo ponemos boca arriba y lo sujetamos en esa postura entre diez y quince segundos. Cuando empieza a forcejear y a chillar (¡y la mayoría lo hacen!) lo devolvemos a su posición normal y lo acariciamos con suavidad. En una semana, los cachorros asocian las caricias al fin del estrés. También ayuda a predisponerlos a la presencia de los humanos y a la manipulación, una predisposición que potenciamos durante las semanas siguientes.
Una última consideración: durante el período transicional realizamos una sesión semanal de limpieza para que los cachorros aprendan a ser manipulados y tocados. Les limpiamos las orejas, les cortamos las uñas y les cepillamos ligeramente el pelaje. Al principio, la novedad de la manipulación despierta pequeñas protestas, pero tras unas cuantas sesiones empiezan a disfrutarlo. Prolongamos esta práctica por lo menos una vez por semana hasta que llegan a sus nuevos hogares. Como puede imaginarse, este tipo de manipulación puede marcar diferencias en sus primeros intentos de manipular y limpiar a su cachorro.
Ejercicio de elevación durante el período transicional: al principio se trata de un estrés estimulante y suave a la vez.
Durante esta semana de transición, los recién nacidos empiezan a parecerse más a un cachorro en el aspecto y la forma de actuar. Ya están listos para el paso a la vida social. Esta fase no es sólo transicional para los cachorros, sino también para Anka, cuyo comportamiento refleja un cambio en el papel que desempeña. Al principio, yacía de manera constante en el nido vigilando a sus hijos; ahora modifica la vigilancia, pasa tiempo fuera del nido y descansa mientras los cachorros duermen. También quiere jugar. Durante las primeras dos semanas, ni siquiera su pelota de tenis favorita podía apartarla de sus cachorros. Llegados a este punto, está un poco aburrida y se abalanza hacia la puerta para saludar a su cuidador intentando que la saque a pasear y a jugar. No le preocupa dejar solos a sus cachorros durante breves períodos. Es el principio de su desconexión natural de ellos, un distanciamiento que continuará durante las siguientes semanas y hasta que se valgan por sí mismos.
Programar sesiones de cepillado es una parte importante de la socialización.
Pesamos constantemente a los cachorros para asegurarnos de que crecen a un ritmo adecuado.
Sostener y tocar a los cachorros ayuda a prepararlos para las sesiones de cepillado y los chequeos físicos.
5
La apertura al mundo
PERÍODO DE SOCIALIZACIÓN: 3-12 SEMANAS
Han pasado veintidós días. Hasta ahora, el único mundo que han conocido los cachorros es un pequeño nido circular en lugar de la habitual guarida que encontrarían en un hábitat natural. Para el cachorro de pocos días, el nido es un entorno delimitado y estable que cumple todos los requisitos para cubrir sus necesidades básicas.
Y así ha sido, hasta ahora.
En los últimos días, los cachorros se han mostrado mucho más activos en el nido, casi inquietos, lo que indica que han empezado a desarrollar la sensación de confinamiento. Ahora que Anka cada vez se ausenta durante más tiempo, los animales empiezan a dar zarpazos a los laterales del nido en un intento de seguirla. Esta mañana, al fin Sunny se decide a saltar la barrera. Con lentitud, trepando centímetro a centímetro hasta plantar las pezuñas sobe el borde, saca el morro y ve que Anka dormita en su cama cercana. Sunny suelta en vano unos ladriditos impacientes; Anka ignora su llamada. Ése es justo el incentivo que necesitaba. Con firme determinación e iniciativa, intenta con obstinación escalar la pared. Se aúpa, golpeando agitadamente la pared del nido con las patas traseras, y consigue salvar el borde, pero se desploma sobre el duro suelo de la habitación. Esta caída inesperada provoca una serie de alaridos agudos que hacen que Anka se levante y acuda en su ayuda. La perra le lame en actitud tranquilizadora, СКАЧАТЬ