Название: El arte de criar un cachorro
Автор: Monks of New Skete
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
Серия: Perros
isbn: 9788499109312
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Anka amamanta su camada al completo después del parto.
La conclusión del parto es silenciosa, una resaca tranquila tras el proceso del nacimiento. El único ruido que se escucha es el gemido ocasional de los cachorros. Tras completar las tareas restantes, dejamos a Anka sola con su camada. Su cuidador, un cansado asistente en el parto, se retira para conciliar un sueño que necesita. Los demás vigilarán periódicamente a Anka durante la mañana y la tarde para asegurarse de que todo va bien.
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El misterio del crecimiento
Hacemos justicia a la relación con un perro cuando lo honramos como lo que es, un perro, una criatura que, por mucho que entendamos de ella, continúa envuelta en misterio.
I & Dog
La vida de un cachorro muestra con claridad aquello que caracteriza la vida en sí: el misterio del crecimiento. Según parece, todo el universo experimenta un proceso de crecimiento constante que se prolonga desde antes de los primeros momentos de cada existencia individual hasta el fin de la vida y más allá. Nada escapa a este movimiento, aunque nuestra conciencia respecto a su amplitud puede quedar menguada por el ritmo caótico de la vida moderna. En demasiadas ocasiones damos por supuesto este viaje, y lo dejamos pasar descuidadamente sin prestarle atención. Nuestras vidas ocupadas favorecen que desarrollemos insensibilidad hacia el milagro de la vida, lo cual nos empobrece espiritualmente y nos entristece. Tal vez éste sea el motivo por el que los animales (y en especial nuestros perros) son tan importantes para nosotros y también por lo que nos beneficiamos de su compañía: nos arraigan a la vida.
Parte del placer de criar un cachorro se obtiene de la forma particular en que nos acerca al proceso de la existencia y al mundo natural que nos rodea. Ver crecer al cachorro nos traslada fuera de nosotros mismos y nos ayuda a reconstruir nuestra capacidad de aprecio y asombro. Incluso creemos que prestar atención a cómo madura un cachorro resulta importante para su salud y su vitalidad. Los estudios han demostrado de forma concluyente que las primeras dieciséis semanas de la vida de un perro son significativas de cara a determinar su comportamiento como adulto. Durante este tiempo, la negligencia por parte del criador o el dueño puede dejar cicatriz de por vida en el cachorro. Así pues, si pretende criar un cachorro para que se convierta en un compañero de confianza y un amigo para los siguientes entre diez y quince años, la mejor base que puede sentar, tanto para usted como para su perro, es una perfecta comprensión de cómo crece durante este período de cambios tempranos y desarrollo. De este modo podrá proporcionarle toda la ayuda necesaria para permitirle alcanzar todo su potencial.
¿Un adulto en miniatura?
Hace poco hablamos con un señor que acudió a nosotros para pedirnos ayuda con su revoltoso cachorro golden retriever de tres meses y medio. Mientras hablábamos de sus dificultades de adaptación a su nuevo cachorro, la conversación regresaba una y otra vez a su antigua golden, una perra bien adiestrada y tranquila que había fallecido unos meses antes, a los doce años. Al hombre se le llenaban los ojos de lágrimas al recordar a su perra, y nos explicó que la recogió a los siete meses de edad y la velocidad a la que había aprendido a no ensuciar en casa, había asimilado los ejercicios de obediencia y se había adaptado al ritmo de su rutina diaria. A continuación señaló a su nuevo cachorro, Argus, que saltaba enérgicamente junto a él reclamando su atención y mordisqueándole las manos. Sin tratar de disimular su frustración, empezó a detallar las penurias vividas durante el primer mes y medio con él, la decepción e irritación que había experimentado y su temor creciente a que Argus fuese simplemente un ejemplar deficiente de su raza. Estaba a punto de arrojar la toalla.
Al escucharlo, quedaba claro que el hombre estaba pasando por alto un punto muy importante. Estaba comparando todos los problemas que experimentaba con Argus con la estabilidad y madurez de su primera perra, que había obtenido después de que hubiera pasado por buena parte de su proceso de desarrollo. De hecho, a nosotros el cachorrito que le ocasionaba tantos problemas nos parecía un perro normal y dinámico que sencillamente estaba siendo incomprendido y mal dirigido. Al preguntarle acerca de cómo obtuvo su primer perro, contestó que se lo vendió un hombre que tuvo que mudarse a Europa junto a su familia debido a un repentino traslado por cuestiones de negocios. Desafortunadamente, no podían llevarse al cachorro con ellos. Sin embargo, según las explicaciones que nos dio el cliente, estaba claro que la familia había criado al cachorro con mucha responsabilidad, y le había proporcionado una base sólida sobre la que construir la relación que luego desarrolló con su nuevo dueño. Cuando enfatizamos este punto, se sorprendió. Había supuesto que era simplemente “una buena perra”. Como no había compartido con su primera perra los primeros meses, cruciales para determinar su comportamiento, no comprendía el dinamismo extremo de un organismo como un cachorro joven. El resultado era que estaba transfiriendo una serie de expectativas erróneas a Argus basándose en lo que sería normal para un perro mayor y mejor socializado. Trataba a Argus como a un adulto en miniatura, en vez de como a un cachorro de catorce semanas de edad.
El desarrollo de la individualidad
No es raro encontrar dueños de cachorros con ideas equivocadas acerca de las primeras fases del crecimiento. Como no poseen la experiencia de un criador, que observa el desarrollo de los cachorros jóvenes, normalmente no poseen más que una idea vaga de cómo ocurre el proceso, y ello puede llevar a malentendidos del tipo de los expuestos por el dueño de Argus. Para prepararse para recibir de manera adecuada y criar de forma inteligente a su nuevo cachorro, debe tomarse un tiempo para examinar al detalle el proceso de crecimiento y obtener así un enfoque preciso de un período que de otro modo resulta oscuro.
El nacimiento de una camada señala una nueva oportunidad para observar de forma todavía más profunda una serie de acontecimientos: aquellos momentos que marcan el tránsito de un cachorro completamente dependiente a un perro enteramente maduro, capaz de demostrar un auténtico compañerismo. Si tiene la suerte de alcanzar este grado de compañerismo, sin duda comprenderá cómo nos hace cambiar la vida a mejor. Sin embargo, es posible que no sea consciente de que las semillas de la capacidad para relacionarse de su perro deben plantarse muy temprano en su vida, mucho antes de que llegue a su casa. El desarrollo de un perro no es un proceso automático que ocurra de forma idéntica en cada animal. Más bien, se trata de un despliegue dinámico de vida, que aunque sigue los patrones generales refleja la interacción sutil y fundamentalmente misteriosa de tres factores: tipo de raza, composición genética e influencias ambientales. El resultado de esta mezcla produce una gran variedad de personalidades caninas. Ésa es la razón por la que la cría de cachorros supone un desafío a la rutina: cada perro es único; cada perro es un individuo.
Este conocimiento se halla en el corazón del que se ha convertido en uno de los estudios más autorizados sobre la conducta de los perros, Genetics and the Social Behavior of the Dog, de John L. Fuller y John Paul Scott. Cuando estos hombres iniciaron su investigación en Bar Harbor (Maine), abordando los efectos hereditarios en el comportamiento humano, escogieron al perro como objeto de estudio precisamente porque, al igual que los humanos, muestran un alto nivel de individualismo. Los investigadores consideraron que estudiando el desarrollo paralelo de los perros realizarían observaciones valiosas para la cría de los niños, lo cual contribuiría СКАЧАТЬ