Camino al colapso. Julián Zícari
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СКАЧАТЬ resultados alcanzados hasta entonces habían maquillado este déficit presentándolo como una virtud13. Por su parte, los frepasistas carecían de un claro modelo político al cual emular dentro del contexto de nuevas izquierdas latinoamericanas, como también de objetivos ideológicos claros más allá de sus denuncias de corrupción y de hablar de representar al ambiguo espacio que se denominaba “progresista”. En este sentido, los frepasistas, si bien compartían muchos cuadros y ciertas cercanías con la central sindical CTA, tenían mucha distancia con esta institución, lo que impedía que el Frepaso buscara convertirse en un partido laborista, de clase o gremial como podría ser el contemporáneo Partido dos Trabalhadores (PT) en Brasil14. Del mismo modo, su débil estructura institucional y la falta de penetración territorial y municipal (excepto en Rosario, donde gobernaban los socialistas desde 1989), le dificultaba a los frepasistas ensayar una estrategia como las que habían optado por ese entonces el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en México o el Frente Amplio en Uruguay, a partir de primero hacerse de la capital del país para luego disputar desde allí la presidencia, sino que la poca voluntad mostrada por el partido para gobernar la Capital Federal –su distrito electoral más propicio–, lo alejaban de estos ejemplos. En definitiva, más bien, desde el Frepaso parecían más dispuestos a emular el modelo chileno de los partidos de la Concertación, para buscar alianzas políticas con varios partidos políticos y espacios hasta edificar una coalición lo suficientemente amplia y viable como para hacerse del gobierno. Aunque igualmente, y de hecho, el Modejuso, Fredejuso, el Frente Grande y ahora el Frepaso eran todas estructuras polisectoriales y polipartidarias en esta dirección de amplia vocación coalicional y que optaba por construir un heterogéneo y transversal grupo de fuerzas, aunque todavía insuficiente para poder dar un salto todavía mayor.

      Con vistas al radicalismo, el partido luego de la nueva merma electoral de 1995 intentó refrescar algo sus figuras dirigentes y ensayó algunos cambios: Rodolfo Terragno conquistó la presidencia partidaria para el periodo 1995-1997 como una suerte de reivindicación por haber sido uno de los más duros oponentes dentro de la UCR al Pacto de Olivos y por haber intentado construir una coalición antimenemista para los comicios de 1995. En consecuencia, desde la UCR se intentaría redefinir sus estrategias y perfil opositor hacia adelante. Con todo, cabe aclarar que a pesar de contar con cierto contexto político a favor, los partidos de la oposición –tanto el Frepaso como el radicalismo– tenían problemas para encontrar la forma de capitalizar el desgaste en el cual estaba cayendo el gobierno de Menem. El radicalismo, porque a pesar de sus esbozos de renovación estaba demasiado cómodo con el lugar político que el bipartidismo articulado junto al PJ le ofrecía. El Frepaso, porque no supo aprovechar la oportunidad de conquistar la jefatura de gobierno de la Capital Federal, en la cual terminó por armar una pobre boleta electoral (no presentó finalmente como candidatos ni a Álvarez ni a Aníbal Ibarra –con buenas chances ambos– y sí al menos atractivo La Porta), ni tampoco llevó a Fernández Meijide como aspirante al ejecutivo, sino en la estatuyente. A su vez, tanto la UCR como el Frepaso tenían dificultades para sacarse ventajas entre sí y lograr hegemonizar el campo opositor. Por ejemplo, en junio de 1996, cuando finalmente se llevaron a cabo en la Capital Federal las elecciones para elegir por primera vez en la historia un jefe de gobierno porteño y estatuyentes –creaciones de la reforma constitucional de 1994–, la UCR y el Frepaso compitieron entre sí y no lograron obtener resultados demasiado nítidos. La jefatura de gobierno quedó en manos del radical Fernando De la Rúa (que triunfó con el 39,7% de los votos contra el 26,5% del Frepaso) mientras que en la elección de legisladores se sacó el resultado inverso: el Frepaso se impuso con el 34,7% con Graciela Fernández Meijide a la cabeza frente al 27,3% de la UCR (el PJ obtuvo en ambos casos valores cercanos al 15%). Es decir, aún en la Capital Federal, un distrito muy esquivo al peronismo y sobre todo a Menem, las principales fuerzas opositoras no lograron destellar ni aprovechar las tendencias de debilidad del gobierno. Es por ello que tres meses después de esas elecciones, en septiembre, el Frepaso intentó recuperar la iniciativa y llamó a realizar un “apagón” en protesta contra el gobierno, en el cual llamaba a apagar la luz durante cinco minutos como forma de manifestar el descontento15. Este apagón se articuló gracias a un Foro Multisectorial, encabezado por Álvarez y por el recientemente elegido presidente de la UCR, Rodolfo Terragno, aunque también contó con el apoyo no solo de los partidos de ambos, sino de Béliz, Bordón, Solanas, el Partido Comunista, la CTA, el MTA, Federación Agraria y APYME entre otros. Álvarez, igualmente, pensaba utilizar esta convocatoria como la antesala de un proyecto más vasto:

      La gente está diciendo que no puede esperar hasta el ’99 y está exigiendo un instrumento más potente, más amplio y más eficiente. Ahí se juega la mayor inteligencia y capacidad de la oposición. Aunque no haya coalición electoral en el ’97 es importante que haya un acuerdo trasversal de ideas pragmáticas, porque para gobernar la Argentina en un sentido del programa actual va a haber que construir un amplio consenso (Página 12, 05/09/1996).

      El éxito aparente del apagón envalentonó a Álvarez para declarar que “se acabó la era menemista” (Página 12 14/09/1996). Unos meses después, se replicaron los esquemas para llamar a un “cacerolazo” de protesta junto a otro apagón contra el aumento de las tarifas telefónicas que se realizó en febrero de 1997 por parte del mismo Foro Multisectorial. Así, ante esta nueva convocatoria, Álvarez volvió a advertir: “Si en esta situación de crisis, con la acumulación de indignación social, con el grito furioso de sacarse a Menem de encima, con el apagón, con las huelgas, no se vence al PJ, se consolida la idea de la ‘invencibilidad del peronismo’ […] si no hay alianza en 1997 no hay alianza en 1999” (Página 12, 24/11/1996). Desde el radicalismo, Terragno se mostraba como un abierto partidario de realizar un acuerdo electoral, secundado por el sector de Federico Storani, mientras que Alfonsín y De la Rúa se mostraban dubitativos y algunas líneas internas de la UCR eran más refractarias al pacto, como la del gobernador radical de Córdoba, Ramón Mestre, que directamente se oponían. Sin embargo, ante la falta de concreción de un acuerdo, los tiempos se terminaron de acelerar cuando el Frepaso modificó el escenario al proponer el pase electoral de Graciela Fernández Meijide de la Capital Federal –distrito donde era habitualmente candidata– a la provincia de Buenos Aires. Allí, las encuestas pasaron a ubicarla segunda, detrás de la candidatura propuesta por el PJ, con Chiche Duhalde a la cabeza, y relegaban a un tercer lugar la postulación de Alfonsín por parte de la UCR. A su vez, en la Capital Federal, la lista frepasista encabezada por Álvarez proyectaba imponerse en primer lugar y dejar a la UCR en segundo plano con la candidatura de Terragno. Por lo que, en los dos principales distritos del país, el radicalismo quedaría una vez más con una baja performance, aun cuando compitieran dirigentes de mucha relevancia partidaria como eran Terragno y Alfonsín. Por otra parte, cuando se produjo el asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas en el verano de 1997 bajo una forma mafiosa en la costa bonaerense, con la sospecha y luego confirmación de la participación de oficiales de policía provincial, se cristalizaron nuevas dudas y sospechas sobre Duhalde acerca de la poca transparencia con la que manejaba la política en su distrito. A pesar de que el gobernador se vio entonces obligado a comprometerse personalmente con el esclarecimiento de ese crimen con el fin de no ver definitivamente lastimada su candidatura presidencial, fue igualmente debilitado, lo que permitió que, al unirse, quienes competían por el segundo y tercer lugar electoral pudieran rivalizar con él e, incluso, derrotarlo. De este modo, y con todas estas condiciones, primero Alfonsín declinó su candidatura en la provincia para acercar un acuerdo entre el Frepaso y la UCR, el cual finalmente se terminó por oficializar el 2 de agosto de 1997, poco más de dos meses antes de las elecciones de octubre. Así nació la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación.

      La conformación de la Alianza fue un verdadero trastrocamiento político. Hasta ese momento el triunfo del peronismo se daba por descontado en casi todo el país, el cual la flamante coalición vino a poner en cuestión. Dicha unión se realizó en quince de los veinticuatro distritos electorales del país (Chaco, Entre Ríos, Santa Cruz, Tucumán, La Rioja, Santa Fe, Jujuy, Salta, Tierra del Fuego, San Luis, Misiones, Santiago del Estero y Corrientes, además de Buenos Aires y Capital Federal), intercalando los puestos de los candidatos entre la UCR y el Frepaso, e intentando СКАЧАТЬ