Teorías del Imperialismo y la Dependencia desde el Sur Global. John Smith
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Teorías del Imperialismo y la Dependencia desde el Sur Global - John Smith страница 9

Название: Teorías del Imperialismo y la Dependencia desde el Sur Global

Автор: John Smith

Издательство: Bookwire

Жанр: Социология

Серия:

isbn: 9789874066046

isbn:

СКАЧАТЬ tesis teórica de los populistas legales, que a partir de la década de 1890 publicaban en periódicos y también en libros (dejando atrás la etapa de clandestinidad y confrontación armada), insistía con que era lógicamente “imposible” que el capitalismo mundial avanzara sobre Rusia debido a que, en una interpretación forzada de los esquemas de reproducción del libro segundo de El Capital, la burguesía rusa, supuestamente, “no podía realizar el plusvalor”, por la debilidad de su mercado interno (y la pobreza campesina), en ausencia de un sólido mercado externo.

      Dos de los principales exponentes de esta unilateral interpretación fueron Vasili Pavlovich Vorontsov (su seudónimo era V. V.) y Nikolái Frántsevich Danielsón (sus seudónimos eran varios: N.-on; Nikolái-on y On). Este último no solo se había carteado con Marx desde 1868 hasta la muerte del maestro (Marx, Danielsón y Engels 1981), sino que había traducido El Capital al ruso, completando la traducción de Germán Lopatin, otro populista de la primera época revolucionaria.

      El joven Lenin, sumergido hasta el cuello en estas primeras polémicas, aunque a lo largo de toda su vida y su obra nunca abandona el antietapismo de los populistas radicales (Díez del Corral 1999: 68-69) —como quedará en claro los meses clave, desde abril a octubre, de 1917—, comienza a reflexionar sobre la subordinación que el sistema mundial capitalista en expansión ejercía sobre la formación social rusa, cuya burguesía dejaba caer lágrimas de cocodrilos por “la pobreza del pueblo” pero al mismo tiempo desarrollaba el capitalismo cada vez más en distintas ramas de la industria.

      Más allá de los deseos y el imaginario “anti-occidentalista” de la cultura populista de antaño, empíricamente se podía demostrar que las relaciones sociales capitalistas estaban desarrollándose en extensión y en profundidad en distintas ramas y sectores fundamentales de la economía de la vieja Rusia de los zares, transformando “la economía natural” en economía mercantil y esta en economía capitalista (Lenin [1893] 1958, T. 1: 104-105). Desde esos materiales encontramos las primeras búsquedas, bases y reflexiones de su teoría madura sobre la economía mundial y el imperialismo, con su ya inocultable influencia en las sociedades coloniales, semicoloniales, periféricas y dependientes y su predominio sobre las formaciones sociales hasta poco tiempo atrás con débiles vínculos hacia el mercado mundial.

      El análisis de esta problemática y las polémicas que la acompañaron, recorrerá varias obras del joven Lenin, por lo menos hasta 1899, cuando tras pasar años recluido en Siberia, publica El desarrollo del capitalismo en Rusia. En la mayor parte de esos textos, Lenin cuestiona a los populistas de la década del 90 del siglo XIX, principalmente a Vorontsov y Danielsón, aunque en ¿Quiénes son los «amigos del pueblo» y cómo luchan contra los socialdémocratas [1894] también somete a crítica la obra del sociólogo populista N. K. Mijailovsky, quien defendía una perspectiva subjetivista en el campo sociológico.

      El núcleo de la argumentación de Lenin frente a la supuesta “imposibilidad lógica” del capitalismo para Rusia, sostiene que el problema de la realización del plusvalor (y la reposición ampliada de todas las partes del producto social, sea en su forma valor —subdividido en capital constante, capital variable y plusvalor—, sea en su forma material —sector dedicado a la producción de medios de producción y sector dedicado a la producción de medios de consumo—), no depende del comercio exterior (Lenin [1897] 1958, T. 2: 152-154 y [1899b] 1957, T. 3: 36-37, 42-43). Además, agrega, que “la desproporcionalidad de sectores de la producción capitalista no deja fuera de su accionar al subconsumo” (Lenin [1897] 1958, T. 2: 158; Lenin [1898] 1958, T. 4: 56; Sweezy [1942] 1973: 206; Marini 1979a).

      En síntesis, casi pedagógica, Lenin remata sus polémicas juveniles desarrolladas durante seis años, concluyendo que el desarrollo del capitalismo en una sociedad periférica (como la rusa de aquellos tiempos; y dejamos expresamente de lado cualquier previsible analogía con las formaciones sociales latinoamericanas para no forzar los textos originales) resulta irremediablemente contradictorio, desigual y polarizante, acorde a las enseñanzas de Marx sobre la acumulación capitalista y las crisis expuestas en los diversos libros de El Capital, pero de ningún modo... “imposible” (Lenin [1899b] 1957, T. 3: 48).

      En paralelo a sus prolongadas polémicas con los populistas liberales de la década de 1890, Lenin también cuestiona a los denominados marxistas legales, entre los que sobresalían Pyotr B. Struve, Nikolái A. Berdiáev, Sergei N. Bulgákov, Mijaíl Ivanovich Tugán-Baranovsky y Semyon L. Frank, quienes por oposición a la supuesta “imposibilidad” lógico-histórica del capitalismo en Rusia, terminaban de manera apologética atenuando los “desequilibrios” endógenos hasta volver eterno el régimen capitalista.

      De todos ellos, probablemente los dos más serios hayan sido Bulgákov y Tugán-Baranovski. Este último, a partir de los esquemas de reproducción del libro segundo de El Capital pretendía defender, desde 1894 en adelante, una visión neoarmonicista de la sociedad regida por el capital, intentando reducir el problema de la realización en la obra de Marx a una mera “teoría de la proporcionalidad”, esforzándose por legitimar el presunto carácter “ilimitado” de la acumulación capitalista (Rosdolsky [1968] 1989: 525; Valier [1971] 1975: 76; Harding 1984: 505; Colletti 1985: 238).

      Esta perspectiva neoarmonicista de los marxistas legales rusos (cuya influencia fue muchísimo más corta y acotada que la de los populistas, ya que en escasos años pasaron a integrar orgánicamente los partidos burgueses liberales — “Demócratas Constitucionales”— de Rusia), coincidía a nivel internacional con el revisionismo encabezado por Eduard Bernstein.

      Si los populistas rusos de la década de 1890 en adelante pretendían negar la expansión del sistema capitalista mundial refugiándose culturalmente en una “eslavofilia” y una presunta “excepcionalidad rusa” que protegería por arte de magia al campesinado explotado de la nefasta influencia de las relaciones sociales capitalistas (de ahí que fueran paulatinamente abandonando sus métodos clandestinos y de confrontación armada práctica, reemplazándolos por argumentaciones puramente especulativas y “lógicas”); los marxistas legales, en coincidencia con el revisionismo bernsteniano, confiaban ciegamente en el carácter “armónico y pacífico” del régimen capitalista, caracterizándolo como un sistema prácticamente absoluto, estable y eterno, sin limitación alguna en su dinámica de expansión y acumulación. No comprendían que el desarrollo del capitalismo, lejos del equilibrio y la estabilidad, implicaba la reproducción ampliada de sus contradicciones. Por ello Tugán-Baranovski se esforzaba por reducir los desequilibrios estructurales del capitalismo a una simple fluctuación (y reacomodo) de carácter periódico, propia de sus “desproporciones”, sin consecuencia alguna sobre la posibilidad de apertura de una crisis orgánica, sustento de lo que Lenin denominará más tarde “situación revolucionaria”. En última instancia, el gran presupuesto de la obra teórica de Tugán-Baranovski consistía en un “equilibrio metafísico” (Rosdolsky [1968] 1989: 545, 551; Colletti 1985: 239).

      En aquella polémica contra el armonicismo de los marxistas legales, Lenin insistía en que el desarrollo capitalista socializaba cada vez más sus formas y relaciones de producción, abarcando y expandiéndose sobre nuevas ramas, sin modificar en lo más mínimo la apropiación y el consumo en forma privada (dimensión que explicaba por qué se mantenía en la miseria a los campesinos y su consumo paupérrimo), de donde se derivaban contradicciones antagónicas que derivarían en una crisis del sistema capitalista. Tesis defendida contra viento y marea por el futuro líder bolchevique, inspirada en el estudio de los diversos libros de El Capital de Marx, que recién se corroboraría varios años después, a partir del estallido de la primera guerra mundial (lo cual le permitiría ganar claramente la hegemonía sobre diversas tendencias —y ensayistas de fama y prestigio— del movimiento socialista y comunista no solo de origen ruso sino también internacional).

      La principal crítica metodológica de Lenin a los marxistas legales, principalmente a Tugán-Baranovski, sostiene que: “Los esquemas [se trata de los esquemas de reproducción del libro segundo de El Capital de Marx. СКАЧАТЬ