Teorías del Imperialismo y la Dependencia desde el Sur Global. John Smith
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Teorías del Imperialismo y la Dependencia desde el Sur Global - John Smith страница 10

Название: Teorías del Imperialismo y la Dependencia desde el Sur Global

Автор: John Smith

Издательство: Bookwire

Жанр: Социология

Серия:

isbn: 9789874066046

isbn:

СКАЧАТЬ 1973: 233).

      Tomando en cuenta esta crítica leninista a los principales teóricos del marxismo legal, resulta erróneo y sobre todo injustificado el intento de Roman Rosdolsky (a pesar de su enorme y apabullante erudición enciclopédica) por asimilar la reflexión de Lenin sobre la teoría marxista de la crisis capitalista al armonicismo de Tugán-Baranovski (Rosdolsky [1968] 1989: 528). Hipótesis equivocada que repite, sin modificar un solo renglón y sin animarse a problematizarla, Lucio Colletti, aunque este último lo haga, a diferencia de Rosdolsky, con una intención clara y sesgadamente impugnadora de Lenin, ya que la expone en una época en que este pensador italiano había abandonado definitivamente su antigua adscripción al marxismo (Colletti 1985: 282, 334).

      Lenin se opuso, entonces, a todas estas corrientes, entablando encendidas polémicas en varias direcciones. Aun simpatizando con los métodos clandestinos, la organización de cuadros compartimentada y la confrontación revolucionaria práctica de los primeros populistas, rechazaba a los populistas liberales de la década de 1890 por su negación especulativa (puramente “lógica”) a reconocer que el sistema capitalista estaba adquiriendo una dimensión realmente mundial, subordinando a la vieja Rusia bajo las fauces del naciente imperialismo dominante en la economía mundial. Y frente al armonicismo de los marxistas legales, impugnaba su teorización sobre los esquemas de reproducción por su carácter “apologético” del capitalismo, según sus propios términos, ya que la misma no permitía profundizar en las tendencias que conducirían a la inminente crisis capitalista internacional.

      En esas dos polémicas, diferentes pero complementarias, encontramos las primeras semillas de su inicial reflexión sobre el surgimiento del imperialismo contemporáneo, entendido como sistema mundial. Ese antecedente, en gran medida inexplorado por parte de las historias económicas académicas y por no pocos biógrafos y exégetas, resulta fundamental a la hora de reconstruir la formación de la teoría del imperialismo que su autor expondrá, ya en forma sintética y con un alto grado de sistematicidad dialéctica, en su obra famosa de 1916, en la cual aborda el problema desde una perspectiva epistemológica totalizante y holista, conjugando diversos ángulos. Es decir, negándose a escindir “la economía” (donde se ubica su análisis del capital financiero, la emergencia y predominio de monopolios, trusts y cárteles, así como también la fusión de bancos e industrias a escala multinacional, bajo el presupuesto de la reproducción ampliada del desarrollo desigual de las formaciones sociales); “la política” (atacando el oportunismo reformista de la denominada “aristocracia obrera” de los países centrales que confiaba ciegamente en el carácter “civilizador” de las potencias capitalistas occidentales); la dimensión “militar” (oponiéndose a las guerras imperialistas, defendiendo la legitimidad de las guerras de liberación nacional y la guerra civil revolucionaria) y la “ideología” (criticando los relatos legitimadores de los distintos chovinismos europeos occidentales que se repartían el mundo colonial, prolongando la política mediante otros medios, es decir, a través de la violencia y la guerra).

      Casi dos décadas antes de su obra célebre sobre la teoría marxista del imperialismo, en numerosos pasajes de El desarrollo del capitalismo en Rusia que quedaron “en la sombra” o pasaron desapercibidos, Lenin enfatiza el vínculo de la vieja Rusia (aún periférica si se la compara con la Europa capitalista occidental), en sus nexos con... el mercado mundial. Por ejemplo, abordando el problema que quitaba el sueño a populistas liberales y marxistas legales de la década de 1890, Lenin sostiene que las “«dificultades» de la realización, de las crisis [subrayado N. K.] que con este motivo surgen [...] Las dificultades de ese género, dependientes de la falta de proporcionalidad en la distribución de las distintas ramas de la producción, brotan constantemente, no solo al realizar la plusvalía, sino también al realizar el capital variable y el constante; no solo en la realización del producto en artículos de consumo, sino también en medios de producción. Sin «dificultades» de este género y sin crisis en general no puede existir la producción capitalista, producción de productores aislados para el mercado mundial [subrayado N. K.] desconocido por ellos” (Lenin [1899b] 1957, T. 3: 37). Las contradicciones del mercado interior de la vieja Rusia (de las cuales los populistas liberales pretendían extraer como conclusión lógica la supuesta “imposibilidad” del capitalismo, mientras los marxistas legales se esforzaban por morigerar y reducir a una simple fluctuación fácilmente corregible), se profundizaban y reproducían de modo ampliado por el vínculo y los nexos de la periferia con... el mercado mundial. Unidad y escala de análisis ya abierta por Marx, que en la obra de Lenin —incluso desde su producción juvenil— permite contextualizar y comprender las especificidades de cada formación social.

      Varios años antes de que, en diciembre de 1915, prologara la obra de Bujarin La economía mundial y el imperialismo (Lenin [1915], en Bujarin [1915] 1973: 23-29) y de que saliera de imprenta su propio libro sobre la teoría del imperialismo —terminado de redactar en junio de 1916 (Carta de Lenin a M. N. Pokrovski, [2/7/1916], en Lenin [1912-1922] 1960, T. 35: 227-228)—, Lenin tenía ya la mirada puesta en el mercado mundial y en la comprensión estratégica del capitalismo como sistema mundial (del cual la vieja Rusia, aún periférica y con todas sus especificidades sociales y culturales, no podía permanecer al margen).

      Ya desde esa época (1899), todavía anterior al inminente cambio de siglo, las investigaciones de Lenin no se detenían en las dicotomías y antinomias de populistas liberales y marxistas legales. Al demostrar empíricamente y con numerosas estadísticas que las relaciones sociales de la Rusia tradicional estaban siendo subsumidas por el capitalismo mundial en su fase imperialista, Lenin concluye su grueso y documentado libro de 1899 reflexionando sobre... ¡la conquista de las periferias y las zonas coloniales!

      Sobre esa temática fundamental para la futura teoría marxista de la dependencia, el joven Lenin escribe: “Lo importante es que el capitalismo no puede subsistir y desarrollarse sin una ampliación constante de la esfera de su dominio, sin colonizar nuevos países [subrayado N. K.] y arrastrar a los países viejos no capitalistas al torbellino de la economía mundial [subrayado N. K.]” (Lenin [1899b] 1957, T. 3: 587-588).

      Esta última afirmación va acompañada, en su obra de 1899, por otra hipótesis todavía más radical. En su óptica, las contradicciones propias de las colonias y zonas periféricas retrasan y postergan el estallido de las contradicciones en las metrópolis capitalistas centrales (Lenin [1899b] 1957, T. 3: 587). Hipótesis que reaparece, mucho más pulida, ampliada y profundizada, en su reflexión de 1916 (Lenin [1916a] 1960, T. 22: 268-279; [1916b] 2009: 473-485), núcleo teórico de la estrategia antiimperialista y anticapitalista desarrollada pocos años después por la Internacional Comunista que se organiza, precisamente, cortando amarras con el “socialismo” etnocéntrico, colonialista y brutalmente euro-occidentalista de la Segunda Internacional. No cuesta demasiado trabajo encontrar el empleo y desarrollo de esta misma hipótesis en la mayoría de las obras latinoamericanas hoy ya clásicas, propias de la teoría marxista de la dependencia (como por ejemplo, las de Ruy Mauro Marini) y en la producción teórica de los partidarios de la teoría marxista de la acumulación en escala mundial (como por ejemplo, Samir Amin).

      Después de Lenin, la reflexión sobre la conquista de las colonias y el mundo periférico, convertidos en “nuevos mercados” para la exportación de capitales también se hará presente en la obra El capital financiero que publicara en 1910 el marxista austríaco —reformista pero de enorme erudición— Rudolf Hilferding (Hilferding [1910] 1973: 358-359). Obra que Lenin estudió al detalle y utilizó como insumo de su propia indagación madura de 1915-1916.

      Precisamente sobre esa conquista de las periferias (que, en tanto acumulación originaria renovada, reproduce periódicamente el capitalismo imperialista), es decir, sobre “el afuera” del sistema capitalista central y metropolitano, girará el principal libro teórico de Rosa Luxemburg contra el imperialismo, quien ampliará y convertirá dicha problemática, todavía colateral en Hilferding, en el nervio central de su obra La acumulación del capital (Luxemburg [1912] 1967: 266-324, particularmente 278-281).

      Como el máximo pensador y dirigente bolchevique СКАЧАТЬ