Shakey. Jimmy McDonough
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Читать онлайн книгу Shakey - Jimmy McDonough страница 36

Название: Shakey

Автор: Jimmy McDonough

Издательство: Bookwire

Жанр: Изобразительное искусство, фотография

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isbn: 9788418282195

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СКАЧАТЬ Pero él realmente lo vivía, era algo en plan: «Hostia, vaya derroche de energía tan alucinante; quiero tocar con este tío».

       Edmunsen no pudo ir a Fort William la segunda vez, porque se había echado una novia, Sharon, que trabajaba en la emisora de radio, a la que había conocido durante nuestra sesión de grabación. No había sitio al que Bill fuera donde no acabara echándose una novia, así que se lo pasaba bien. Es gracioso todo lo que ocurría cuando intentaba montar aquellos grupos en el instituto; justo cuando te querías largar y por fin pensabas: «Ahora que tengo a los tíos adecuados, nos podemos ir de gira», iba uno y te soltaba: «Uy, pues yo no puedo ir». Todos eran fantásticos, y deberían haber venido. Deberían haberlo intentado. Pero todo tiene una razón de ser.

      Ray Dee envió una copia de la grabación a la oficina de Capitol Records de Winnipeg, donde no tardaron en rechazarla, aunque Dee consiguió que sonara en las emisoras de Fort William, donde Edmunsen recuerda que «I’ll Love You Forever» formó parte de un concurso telefónico llamado «Elige tu Canción». «Íbamos por delante de los grupos de EE. UU.», comentaba orgulloso.

      En diciembre, ya de vuelta en Winnipeg, Young reclutó a Doug Campbell, un crack de la guitarra que se había construido su propio pedal de Fuzz. Campbell tocaba en los Dimensions con el exSquire Ken Smythe, al que Neil había pedido que sustituyera en un bolo al cada vez menos fiable Edmunsen. Durante la pausa, Young dejó que la banda de Smythe tocara un par de temas.

      «Lo siguiente que supe es que Doug estaba tocando con Neil», comentaba Smythe. «Me lo birló. Todo pasó muy rápido; si Neil no habló con él esa misma noche, lo llamó por teléfono al día siguiente, porque Neil era así.» Luego a Young le tocó echar a Edmunsen. «Todos los baterías están locos; un día llegué a casa y me lo encontré planchándose el pelo», sostenía Rassy, que reconocía: «Era un pelín rarito, por no decir otra cosa. Edmunsen vivía justo enfrente de casa».

       —¿Cómo llevabas lo de echar a la peña del grupo?

      No muy bien. No me molaba, pero sí que lo hacía. Es muy duro decirle a alguien con quien llevas tiempo trabajando que no quieres seguir tocando con ellos, porque crees que el grupo marchará mejor sin ellos, que será más eficiente. ¿Cómo dices algo así? No es fácil, y lo haces como buenamente puedes. Probablemente eso sea lo que peor haya hecho de todo.

       —¿No te van los enfrentamientos?

       —A veces estoy más que dispuesto, pero es algo que va cambiando, no sé por qué.

      Debe de ser algo que me hace distinguir entre las cosas que quiero resolver sin tapujos y las que no. Creo que la mayoría de la gente dispone de ese mecanismo. Pero hay gente que lo lleva de manera diferente, que se limita a ir en plan: «La verdad es que esto es algo que no quiero hacer, pero que debo hacer». Otros piensan: «Esto es algo que no quiero hacer, pero que voy a hacer, pero sin echarle huevos». Creo que yo entro en esa categoría, je, je, je.

       Para serte sincero, creo que probablemente sea un problema mío. Me guardo las cosas dentro mucho tiempo, chorradas de nada…

      Edmunson sería sustituido por una retahíla de baterías, entre los que destacaba especialmente Randy Peterson, que participaría, junto con Doug Campbell, en la última sesión de grabación de los Squires de la que queda constancia, que dio como fruto dos cortes: un tema rock titulado «(I’m a Man and) I Can’t Cry» y la versión más pulida y más acelerada de «I Wonder». Lamentablemente, esta formación no tardó en irse al garete, ya que ni a Doug ni a Randy les dejaban salir de gira. Los Squires volvieron a su condición de trío con un nuevo batería, Bob Clark.

      «Mort fue muy importante para mí. […] Era parte de mi identidad […] como la relación entre un cowboy y su caballo». Los Squires (a punto de mudarse a Fort William) junto a Mort, el coche fúnebre. Abril de 1965. De izquierda a derecha: Ken Koblun, Neil Young y Bob Clark. Cortesía de los Archivos de Neil Young.

      A mediados de abril de 1965, Neil Young y los Squires cargaron todos sus bártulos en Mort y se mudaron a Fort William. Esta vez, Crompton, el propietario del Fourth Dimension, se repartía con el grupo los exiguos beneficios de las actuaciones y pudieron malvivir con cuatro perras durante un par de meses. La música con la que Young y los Squires estaban experimentando en el 4-D era una cosa rarísima se mirara por donde se mirara. Young se dedicaba a coger viejas canciones populares de folk, como «She’ll Be Coming ’Round the Mountain» y a meterles arreglos típicos del rock and roll. David Rea, un virtuoso de la guitarra acústica que entonces tocaba con el Allen Ward Trio, oyó por primera vez a Young cuando este atacaba una versión especialmente oscura de «Tom Dooley».

      «Lo recuerdo como si fuera ayer», comentaba Rea. «Llego al 4-D y me encuentro a Neil haciendo una versión de “Tom Dooley” de lo más extravagante; creo recordar que estaba armonizando guitarra y voz en paralelo, en terceras, quintas y segundas. Eran unas movidas muy salvajes, un sonido muy pesado, unos acordes muy machacones y plañideros, como de canto fúnebre; imagínate lo que era estar en aquel bloque de cemento cerca de la Universidad de Lakehead, rodeado de adolescentes… Era alucinante.» Por aquel entonces, Rea era bastante purista con el folk, pero aun así, el toque eléctrico que Young añadió le pareció perfecto para aquella antigua murder ballad.

      Los extraños sonidos con los que Young estaba experimentando en Fort William llamaron la atención de otro músico que pasaba por allí aquel abril. Nacido en Dallas el 3 de enero de 1945, Stephen Stills era un chaval sureño con un desparpajo tremendo. Talitha, su madre, era una fuerza omnipresente no muy distinta a Rassy; William, el padre, trabajaba en la construcción, en la industria maderera, en la de la melaza y también en la industria inmobiliaria. Según Dave Zimmer, biógrafo de Crosby, Stills and Nash, «cambiaba de trabajo continuamente; amasaba una fortuna y la perdía, para luego volverla a recuperar».

      Stephen se crió básicamente entre Florida y América Latina, formándose en una academia militar y escuchando blues, ritmos latinos y rock and roll de la primera época, aunque pensaba que Elvis había perdido todo su encanto después de «Blue Moon of Kentucky», «porque no paraban de decirle lo que tenía que hacer». Una cosa está clara: no ha habido nunca nadie capaz de decirle a Stephen Stills lo que tiene que hacer.

      Stills aprendió a tocar la batería, la guitarra y el piano, y tocó en bandas de rock universitario de Florida, como los Radars y los Continentals; luego siguió con el folk, como parte de un dúo en Nueva Orleans antes de aterrizar en Nueva York en 1964, en plena efervescencia de la escena folk del Greenwich Village. Después pasó a formar parte de una formación vocal de nueve miembros del estilo de New Christy Minstrels llamada los Au Go-Go Singers, con los que grabó un insulso disco para el sello Roulette. Una mutación de aquella formación, la Company, acabó tocando en Fort William.

      «Ellos eran más folk-rock; nosotros, más rock-folk», comentaba Koblun. Stills y Young hicieron muy buenas migas; cada uno tenía algo que le faltaba al otro. Stills tenía una «gran» voz, muy accesible, y Young ya componía sus propios temas. Compartían, entre otras cosas, unas complicadas relaciones familiares con padres ausentes y madres imposibles de complacer, y una determinación por llegar lejos que rozaba la obsesión. Pero había una diferencia importante entre ellos: Young era un as de la supervivencia y Stills, del autosabotaje; y mientras que Young aprovechaba sus escapadas a universos ajenos a la música para recargarse las pilas periódicamente (puede que a veces llegando a distraerse), Stephen rara vez soltaba la guitarra.

      Pero todo aquello aún les quedaba muy lejano. En aquel momento, no eran más que un par de mocosos hambrientos que se dedicaba a matar el СКАЧАТЬ