La universidad latinoamericana en la encrucijada de sus tendencias. Claudio Rama Vitale
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СКАЧАТЬ parte de programas transdisciplinarios, disciplinas sistémicas o un nuevo marco de la práctica, de la experimentación y de la simulación son apenas algunos escenarios. La incorporación de la informática en el currículo es uno de los ejes de la nueva educación. La informática es una forma codificada del saber que se basa en la producción de protocolos de tareas y contenidos por medio de otro lenguaje, el de la sociedad del conocimiento. El uso de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) también expresa el nuevo rol de estas, ya sea en las formas de gestión en todos los ámbitos de la sociedad como en su uso en la transmisión de contenidos. Internet favoreció a toda la industria electrónica y a las telecomunicaciones tanto como a la educación, conformando el núcleo de la actual convergencia industrial tecnológica y el desarrollo de nuevas formas de programación y de producción en base web (18).

      Igualmente, la movilidad como parte de los procesos de enseñanza es una de las características de la nueva educación. No solo como parte de estudios comparativos, sino sobre la base de la importancia de la diversidad de los procesos de enseñanza y en la comparación en los aprendizajes.

      En el nuevo escenario, las demandas de educación de calidad incrementan sus costos y se comienzan a plantear complejos problemas sobre el financiamiento, que refuerzan procesos de mercantilización de las instituciones de educación superior, incrementos de las escalas y procesos de gerenciamiento científicos asociados a la especialización, la planificación estratégica y la permanente reingeniería.

      Una sociedad que compite cada vez más a escala global a través de la innovación, las invenciones y los descubrimientos patentados y protegidos por una amplia batería de derechos intelectuales está a su vez expandiendo exponencialmente el conocimiento. Así, en las últimas décadas, el volumen de conocimientos medidos en los distintos campos disciplinarios, en las ediciones de nuevos títulos, en las publicaciones indexadas o en las teorías o axiomas de cada campo de saber, crece a dimensiones muy superiores a los pasados históricos y a tasas tan enormes que se torna casi imposible pensar en transmitir el volumen de saberes. Los conocimientos dejan de estar “en” los docentes, que pasan a ser asesores del proceso de enseñanza. Ello se deriva, además, de una renovación galáctica de conocimientos que impone a su vez una enorme obsolescencia de los conocimientos previos y una incapacidad de los docentes de apropiarse de mínimas porciones del saber para poder transmitir, en un proceso que descansa cada vez más en las industrias culturales y educativas como los libros, Internet, los modelos de simulación, los multimedia, etc. Cambian los paradigmas, nacen nuevas disciplinas, cambian las formas de apropiarse de saberes, se expanden ámbitos de especialización —ya no solo disciplinarios sino interdisciplinarios, multidisciplinarios y transdisciplinarios— que impactan en la educación en tanto ámbito de organización de los saberes, instrumento de formación para ejercer actividades laborales y modalidad de transmisión de valores y competencias.

      El impacto es en todas direcciones, pero fundamentalmente apunta a la creación de una nueva educación; la educación de la sociedad del conocimiento, dada por un incremento y una diversificación de las demandas, la aparición de nuevas modalidades institucionales de transferencia de saberes, el cambio en los espacios geográficos de las instituciones, el grado de flexibilización y mercantilización de las nuevas modalidades institucionales, etc. Cuatro son las bases que identificamos de la constitución de la educación en la sociedad del conocimiento:

      Este es un ámbito de actualización constante de saberes y destrezas, asociadas a la rápida y enorme dinámica de la renovación y obsolescencia de conocimientos que producen los altos recursos humanos y financieros dedicados a la investigación y a la velocidad que tienen los mercados laborales de demandas por la ininterrumpida modernización productiva derivada de la alta competencia global. Una sociedad basada en la creación e innovación permanente se expresa, a su vez, en procesos educativos que actualizan en forma permanente nuevas competencias (habilidades o destrezas) o conocimientos (teorías y esquemas interpretativos). Los sistemas universitarios estaban estructurados sobre la base de la existencia de muy pocos conocimientos: era el escenario de Kant y Descartes de pocas disciplinas, marcado por una renovación de conocimientos muy lentos que no derivaban en transformaciones rápidas de los currículos. Actualmente se ha pasado a un escenario donde la enorme creación de conocimientos impone la necesidad de un proceso de actualización de los currículos y, al tiempo, la permanente actualización de las personas ya formadas y cuyos saberes básicos o especializados requieren la actualización de sus competencias para mantener sus propios ámbitos de trabajo. Lentamente se está conformando la educación continua como un ciclo ordenado al interior de la educación.

      En los inicios, los postgrados se posicionaban en una educación orientada a transferir marcos teóricos especializados y la educación continua en transmitir destrezas y habilidades. Sin embargo, el desarrollo de postgrados profesionalizantes ha comenzado a plantear cambios en este paradigma organizacional y conceptual.