Mujeres intensamente habitadas. María Alfonsina Angelino
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      Se encontrarán a lo largo de este libro distintos modos de recuperar las voces de estas mujeres –y la mía en ellas– dado que escuchar o leer una narración es insertarla en otra narración ya disponible. Pero cualquiera sea la forma que asuma la actividad de escuchar y leer, en definitiva, siempre se trata de la subjetividad haciéndose y rehaciéndose a sí misma (Gorlier, 2008a:16).

      Pensé mucho en escribir esta apartado, pero finalmente decidí hacerlo para objetivar mi implicación y adjuntar a sus narrativas aspectos de mi propia historia, recuperando la perspectiva de Norman Denzin (2001) o de James Clifford (1999) que, al argumentar acerca de las relaciones entre antropología y viaje, sugiere pensar el “campo” no como lugar sino como habitus, es decir “un conjunto de disposiciones y prácticas corporizadas” (en cursiva en el original) (Clifford, 1999:91). El autor considera críticamente la tradición etnográfica clásica por haber escamoteado los aspectos emocionales, vivenciales y subjetivos en los informes de investigación, así como los anclajes de género, raza, y sexo. Promueve considerar el campo o, mejor dicho, el trabajo (la gente con la que se trabaja) como una relación politizada.

      En el mismo sentido, no quise guardarme las sensaciones que han marcado el tono de esta escritura. Los encuentros –y desencuentros humanos– no se inscriben en una sola dimensión. Dibujan siempre paisajes complejos formando configuraciones y constelaciones multidimensionales (Najmanovich, 2008).

      Los parámetros y requerimientos científicos despoblados y objetivos no dejan de ser, en algún sentido, parámetros androcéntricos que insisten en situarnos como espectadores frente al mundo de los otros. Y, en ciertos momentos, me encontré en esa posición de supuesta y fría objetividad científica. Pienso en los períodos en los que me atravesaba una mirada autoevaluadora negativa de mi desempeño o propia performance especialmente, después de los primeros encuentros– en los que sentía que no debía haber intervenido en las conversaciones, que era una mala entrevistadora científica. Es decir, percibía negativamente el modelo interactivo y reflexivo de las conversaciones orientadas de la investigación cualitativa. Me llevó un tiempo darme cuenta de que no fueron en sí mis intervenciones o interacciones, sino el tono de interrogatorio que por momentos se filtró en nuestras conversaciones lo que más me incomodó, y así pude recuperar esta mirada reflexiva y volverla un nuevo aprendizaje.

      Estoy convencida de que para entrar en esas vidas, compartirlas y comprenderlas, la afectación es imprescindible, ya que como dice Denise Najmanovich, desde una perspectiva desapasionada y neutral probablemente “no veríamos nada. […] La inmensidad del gesto salta a la vista solo cuando somos capaces de resonar con él, de entramarlo en nuestra historia, de percibir a través de otros cuerpos este momento mágico, esa comunión de dos seres en, por y a través de sus cuerpos significados, emocionados, vivos a pesar de las instrucciones, de las reglas del campo, de la maquinaria de dominio, de las razones en contrario” (2008:s/d).

      He elegido trabajar con la elaboración analítica e interpretativa en la escritura de “sí mismos” (“sí mismas”, en este caso), a partir de la cual realizo luego montajes con desarrollos teóricos. Tomo la propuesta de Raúl Díaz (2006) para esta estrategia de re-narración sobre los relatos de las o mis mujeres. Él sostiene: “Una de las vías que ponemos a consideración es la construcción de los ‘sí mismos’ en los que subjetividad e identidad social se presentan desde la persona aunque no desde su pura individualidad. A través de ellas provocamos la identidad narrativa que se enuncia al enunciar en el acto discursivo. El entramado del sí narrado es retomado por nuestro programa narrativo en tanto interpretantes de aquél. Se implican cuestiones epistemológicas y teóricas por (re)presentar a nuestros entrevistados/as como particulares de base, cuerpo y subjetividad, y por tomar distancia de los tipos ideales u otras codificaciones en el análisis y ordenamiento de textos basados en entrevistas abiertas” (2006:13).

      Procuro retomar las palabras escuchadas, sentidas y polifónicas (como veremos) en una trama de sentido que va envolviendo a cada uno de los relatos para ir cosechando palabras y frases densas que por su peso, su heterogeneidad y su carácter reflexivo posibilitan cultivar y producir sentido. Como lo plantea Geertz (1991), lo importante, en definitiva, es captar lo dicho en el decir, un modo de tratar el flujo del discurso social y la interpretación, que consiste en intentar rescatar lo dicho en ese discurso de sus ocasiones perecederas y fijarlo en términos susceptibles de consulta.

      Para concluir el entramado de lxs sí mismxs retomo nuevamente a Raúl Díaz: “Lxs ‘sí mismxs’ se constituyen en documentos donde se construye lo particular y se presentan, por decirlo así, los puntos nodales en los que se comienza a visualizar lo general sobre la base de las preguntas al y del (ir hacia y venir de) objeto teórico a esa primera textualización. Las descripciones retoman las ‘categorías sociales’ y ‘analíticas’ de los actores implícitas o explícitas, para ordenarse según ejes de análisis propuestos por el investigador” (2006:14). En adelante, reservo las cursivas para la literalidad de los relatos de las mujeres.

      Amparo, tierna pero no vulnerable. Afirma que, por suerte Layla es su hija. Ella estaba preparada para ser madre de alguien con discapacidad. A lo largo de toda la entrevista habla de su relación con sus hermanas y de los temores de cada una de ellas con cada embarazo ante esta posibilidad. Frente a este fantasma de la discapacidad, Amparo reafirma: yo me sentía preparada. Y eso, dice, la hace feliz.

      Con su relato, mis recuerdos me llevan a mi infancia. Allí rememoro los juegos en los que yo adoptaba hijos. Me recuerdo de pequeña y no tanto soñando a ser mamá, y eso tenía que ver con adoptar. Quizá todas lo decimos alguna vez. No creo en la cuestión religiosa del destino de entrega o predisposición natural o la teoría de la benevolencia de quien adopta. Para mí (para nosotros, como pareja), fue una opción primera cuando los primeros análisis no resultaron alentadores. Yo me sentía preparada. Y eso me hacía sentir feliz.

      Lola, frágil y sensible, arrancó su relato expresando algo que me conmovió y me situó en un terreno que no había pensado. Cuando comenzamos a conversar, me dijo: ¡entonces tu tesis es sobre la maternidad! Y desde allí, todo su relato, sus esperanzas y esperas, sus miedos y angustias con Milo me llevaron a mi maternidad. Me sentí completamente interpelada por todo lo que decía.

      Bárbara, СКАЧАТЬ