Papel pintado. Diego Giacomini
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Papel pintado - Diego Giacomini страница 11

Название: Papel pintado

Автор: Diego Giacomini

Издательство: Bookwire

Жанр: Зарубежная деловая литература

Серия:

isbn: 9789505567782

isbn:

СКАЧАТЬ Bancaria (Banking School) y la escuela monetaria (Monetary School) en el primer tramo del siglo XIX. La primera defiende el sistema de encaje fraccionario, la segunda se opone. Para los representantes de la Escuela Bancaria, el sistema de encaje fraccionario no solo tiene sólidos pilares teóricos y legales, sino que es beneficioso para el desarrollo económico de los países, porque facilita que el aumento de la oferta monetaria se adapte a las exigencias y necesidades del crecimiento del comercio internacional, la actividad económica y el aumento de la población. Dentro de sus principales referentes hay que citar a John Fullarton (1780-1849). En su libro titulado On the Regulation of Currencies (1844), Fullarton explica que el sistema de encaje fraccionario no tiene riesgos inflacionarios. La creación de dinero bancario no sería inflacionaria, porque los billetes emitidos por los bancos se introducen en el sistema económico en forma de préstamos, no en forma de pagos directos por bienes o servicios. De esta manera, cuando la economía “necesita” más medios de pago demanda más préstamos, y cuando necesita menos, los préstamos son devueltos a los bancos, por lo que la expansión crediticia no produce efecto negativo alguno en el sistema económico.

      Para la Escuela Monetaria, representada principalmente por Robert Torrens, S.J. Lloyd, J.R. McCulloch y George W. Norman, la expansión crediticia, iniciada por parte del Banco de Inglaterra y potenciada por los restantes bancos del sistema inglés, era el origen de las recurrentes fases de auge y depresión que afectaban a la economía británica en las décadas de los años treinta y cuarenta del siglo XIX. Justamente, es la Escuela Monetaria la que concluye que hay que conceder el monopolio de la emisión (dinero de papel) a un Banco Central de carácter oficial. ¿Por qué? Para monitorear y controlar al sistema bancario de manera de minimizar los riesgos inflacionarios que emanan del sistema de encaje fraccionario de la escuela Bancaria. Toda una paradoja. La creación de los Bancos Centrales surge como una idea para evitar justamente lo que finalmente terminaron potenciando casi hasta el infinito: mega políticas de expansión monetaria y descontrol financiero.

       b) Del trueque al dinero

      Para entender la inmoralidad que representa un Banco Central es necesario entender cómo surgió el dinero y por qué debe volver a sus orígenes.

      Al principio, entonces, se intercambiaban directamente bienes y servicios por otros bienes y servicios. El trueque representó un progreso modesto respecto de la autosuficiencia: más o menos como la esclavitud respecto de la matanza del rival vencido. El trueque mantenía a la economía apenas por encima del nivel primitivo, ya que enfrentaba tres grandes problemas: i) la “indivisibilidad”, ii) la “falta de coincidencia en cuanto a necesidades” y iii) el problema del cálculo económico. Esto limitaba la producción misma.

      Segundo problema: la divisibilidad. Si alguien poseía solo una casa y deseaba cambiarla por diversos alimentos, ropa y utensilios, no podía hacerlo en un mundo de trueque. Debía quedarse desnudo en su casa sin acceder a los alimentos, ropa, ni libros. Este propietario inmueble enfrentaría un problema sin solución en un mundo de trueque.

      Tercero y no menor, el trueque impedía el cálculo económico. Las empresas deben ser capaces de calcular si están aumentando o reduciendo sus ingresos y su patrimonio en cada transacción. Sin cálculo económico no se puede saber qué, cuánto, cómo y de qué calidad producir. El trueque no lo permitía. Por consiguiente, era un sistema adecuado solo para una sociedad muy primitiva. Las limitaciones del trueque se superaron con la invención gradual del dinero.

      El dinero es una de las invenciones más ingeniosas, importantes y productivas de la historia de la humanidad. Es uno de los pilares de la prosperidad humana. Permitió dejar atrás los tres grandes problemas del truque que obstaculizaban el desarrollo de la civilización. La invención del dinero eliminó el intercambio directo y posibilitó el indirecto. Mediante el intercambio indirecto, uno vende su producto, no a cambio de un bien o servicio que se precisa directamente, sino a cambio de otro bien que, a su vez, es vendido a cambio del bien que uno necesita.

      El dinero separó temporal y espacialmente las dos transacciones que, con el trueque, debían suceder en el mismo momento y lugar. Con trueque el agente A le vendía al agente B el bien X a cambio del bien Y. Se vendía X y se vendía Y en forma simultánea. Por el contrario, con la aparición del dinero, el señor A pudo venderle al señor B el bien X, pero luego pasó a poder comprar el bien Y a otro señor C en algún tiempo futuro, porque el dinero es reserva de valor (función derivada fundamental del dinero) y medio general de intercambio (función esencial del dinero). Volviendo al ejemplo de los huevos y los cuchillos: con el dinero, el granjero vendió sus huevos y resguardó el valor de su producción en forma de dinero. El cuchillero vendió sus cuchillos y resguardó el valor de su producción en forma de dinero. Ambos pudieron hacerlo porque sabían que el dinero era medio general de intercambio y sería aceptado en el futuro. No solo eso: permitió que el productor de cuchillos pudiera comprar huevos a cualquier granjero (y viceversa), independizándolos de la necesidad de buscar a alguien que deseara su producto. Esto le permitió ahorrar tiempo; lo usó para especializarse, mejorar y adquirir más ventajas comparativas. Produjo más y se generaron economías de escala. Lo mismo sucedió con todos los productores de la economía. El ahorro aumentó, la inversión creció, se acumuló capital, se ganó productividad y se apuntaló el crecimiento económico.

      Así pasamos a vender nuestra producción para adquirir dinero y luego cambiarlo por cualquier otro bien que necesitáramos. Así también se superó el problema de la indivisibilidad; pudimos vender nuestra casa por dinero y luego esa cantidad de dinero intercambiarla de a “poco” por los distintos bienes y servicios que queríamos comprar. Además, esto facilitó el cálculo económico, ya que todos los ingresos y gastos provenientes de las transacciones se expresaron en términos de dinero. Las empresas pudieron calcular cuánto y cómo producir, y además calcular y averiguar si ganaban o perdían.

       c) El dinero hace posible la civilización

      El dinero potenció el desarrollo de la civilización. ¿Por qué? Porque permitió la división del trabajo y la especialización. Y la acción humana “trabaja sobre la división del conocimiento” (Jesús Huerta СКАЧАТЬ