Название: El continente vacío
Автор: Eduardo Subirats
Издательство: Bookwire
Жанр: Философия
Серия: Historia
isbn: 9786075475691
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De ahí la desesperación que también habita en la respuesta de los sacerdotes nahuas que recogieron los Colloqvios. Es como escuchar detrás de aquel silencio fundacional una voz postrera que recordara la comunidad humana constituida en torno a una memoria compartida y que, un instante más tarde, iba a ser demonizada y aniquilada para siempre. Cuando León-Portilla se refiere a la concepción de la vida de los sabios nahuas «como una especie de sueño» y sitúa este pesimismo metafísico en la proximidad de cataclismos terribles tal vez pensara en la condición colonial creada por la palabra secuestrada y la comunidad destruida, y en la subsiguiente clausura del sujeto vencido bajo la palabra y una identidad ficticias y falsas. Quizá debamos buscar precisamente en la constitución lógica de semejante irrealidad la clave político-teológica de transverberación barroca y más tarde real maravillosa del poder colonial latinoamericano.106
El real ingreso al reino de la historia de América Latina coincide con el advenimiento de este reino del silencio: con la muerte y el dolor como trauma fundacional atravesado por el discurso emergente de la cristianización, el discurso de la conversión del cual emerge la identidad cristiana, moderna y occidental de América Latina.
Vosotros dijísteis
que nosotros no conocíamos al Dueño del cerca y el junto,
aquél de quien son el cielo, la tierra.
Habéis dicho
que no son verdaderos dioses los nuestros […]
Pronunciaron los sacerdotes-filósofos a los frailes españoles, y añadieron:
Nueva palabra es esta,
la que habláis
y por ella estamos perturbados, por ella estamos espantados.
Porque nuestros progenitores,
los que vinieron a ser, a vivir en la tierra, no hablaban así.
En verdad ellos nos dieron su norma de vida […]
Y decían nuestros ancestros
que ellos, los dioses, nos dan
nuestro sustento, nuestro alimento,
todo cuanto se bebe, se come,
lo que es nuestra carne, el maíz, el frijol,
los bledos, la chía.
Ellos son a quienes pedimos
el agua, la lluvia,
por las que se producen las cosas en la tierra.107
La «nueva palabra» era la que clausuraba la memoria y la comunidad bajo el estigma de la «perturbación» y el «espanto». Era también la palabra que nombraba de nuevo todas las cosas y que muchas veces lo hacía hasta volverlas irreconocibles. También era la palabra que transformaba radicalmente la relación del humano con el cosmos y la comunidad. Esa era la palabra verdadera que bajo los signos de la espada y el bautismo instauraba un nuevo orden natural y sobrenatural falso.
47 Eberhard Straub, Das Bellum Iustum des Hernán Cortés in Mexico (Köln y Viena: Böhlau, 1976), cap. 2 y 5.
48 El concepto de «pacificar» y «liberar de tiranos» es utilizado en la Crónica de los Señores Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel de Castilla y Aragón de Hernando del Pulgar al referirse a las guerras sostenidas en Galicia en la década de los ochenta. Cf. Crónicas de los reyes de Castilla, ed. de C. Rosell (Madrid, 1953), t. 3, 356-357.
49 Hernán Cortés, Cartas de relación (México, 1988). Cf., por ejemplo, p. 266, acerca del sentido universal de su empresa. Asimismo p. 273, sobre el sentido pacificador y civilizador de la conquista mexicana.
50 De acuerdo con la definición de «libro de caballerías» de Menéndez Pelayo. Marcelino Menéndez Pelayo, Obras completas, vol. 1, Orígenes de la novela (Madrid, 1943), 200 y ss.
51 Brian Powell, ed., Epic and Cronicle, The «Poema de mio Cid» and the «Crónica de veinte reyes», Modern Humanities Research Association Texts and Dissertations 18 (Londres: The Modern Humanities Research Association, 1983), 28 y ss.
52 Francisco López de Gómara, La conquista de México (Madrid, 1987), 35 y ss. Acerca de la intervención milagrosa en la guerra contra indios, cf. pp. 73 y ss. Sobre el carácter caballeresco de la leyenda de Cortés son elocuentes las siguientes palabras: «y quién son estos infieles hombres, aborrecidos de Dios, amigos del diablo, con pocas armas y no buen uso de la guerra; si hubiéremos de pelear, las manos de cada uno de nosotros han de mostrar con obras y por la propia espada el valor de su ánimo; y así, aunque muramos quedaremos vencedores, pues habremos cumplido con la misión». Ibíd., 214.
53 Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España (México, 1989), 720.
54 Poema de mio Cid, 154 c en Powell, Epic and Cronicle…, 142.
55 Ramón Menéndez Pidal, La España del Cid vol. 2 (Madrid, 1956), 600 y ss.
56 López de Gómara, La conquista de México, 139.
57 Ramon Llull, Obres completes (Barcelona, 1956), 529-32.
58 Cortés, Cartas de relación, 280 y 266.
59 Juan Ginés de Sepúlveda, Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios (México, 1987), 78.
60 Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (Madrid: SARPE, 1985), 178-179.
61 La sustitución de Jerusalén por Tenochtitlán posee otro importante significado, además de la asociación literaria ligada a la mitología del libro de caballerías y el héroe cruzado. Se trata de la identificación del indio americano con el judío. A ella se refiere Acosta en su Historia natural y moral de las Indias (México: fce, 1985), 325. Esta connotación es significativa en cuanto a la legitimación del exterminio masivo de los indios, elevados, al igual que los judíos, a pueblo condenado por el Dios cristiano. Así lo formula Gregorio García en su Origen de los indios del Nuevo Mundo (1607): «Solo digo que por su incredulidad, poca firmeça en la Fe, i menos Christiandad, СКАЧАТЬ