Calidad de vida en la vejez. María Eumelia Galeano Marín
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СКАЧАТЬ relativamente elevadas.31 La emigración en edades activas tiene un impacto en la estructura por edades que aumenta los índices de envejecimiento demográfico, sumándose esto a la disminución de las tasas de fecundidad, que actualmente se presenta de manera rápida y acelerada.

      Se estima que, hoy en día, unos veinte millones de latinoamericanos y caribeños viven fuera de su país de nacimiento, debido en parte al gran aumento experimentado en el decenio de 1990, particularmente durante la migración a los Estados Unidos, que continúa aglutinando tres cuartas partes de los migrantes, así como de los nuevos flujos emergentes de expansión a Europa, principalmente a España.32 Latinoamérica, entre las décadas del 70 y 80, fue escenario de intensa inmigración de ultramar, la cual disminuyó notoriamente en décadas posteriores. Se observan cambios significativos en la historia del proceso de migración de Latinoamérica. En el quinquenio 1975-1980, la tasa de migración era -1,4 por 1.000, es decir, la emigración produjo una disminución de la población de una persona en promedio anual por cada 1.000 residentes; en el quinquenio 2000-2005 subió a -2,3, lo que quiere decir que se aumentó la pérdida a dos personas anualmente por 1.000 residentes. Se espera que para el quinquenio 2015-2020 disminuya nuevamente a -1,4.

      En Colombia, como en muchos países de Latinoamérica, la emigración se ve incentivada por diferentes factores: la reducida capacidad de crear puestos de trabajo estables, una alta incidencia de pobreza, salarios bajos, contrataciones donde no se aseguran los derechos fundamentales de la población, altas edades de jubilación y poco acceso a esta, desigualdades sociales. Todas estas razones repercuten en una población incentivada a buscar alternativas de empleo en otros países de la región. De acuerdo con el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), la tasa de migración en Colombia en la década de los 70 era más alta que en Latinoamérica; sin embargo, a diferencia de Latinoamérica, esta tasa ha ido descendiendo constantemente; en el quinquenio 1975-1980 la tasa de migración colombiana era -2,1, es decir, la emigración producía una disminución de la población de dos personas en promedio anual por cada 1.000 residentes; en el quinquenio 2000-2005 descendió a -0,6, lo que quiere decir que disminuyó la pérdida a menos de una persona anualmente por 1.000 residentes; se espera que para el quinquenio 2015-2020 disminuya nuevamente a -0,5.33

      Sobre la demografía del envejecimiento en Latinoamérica, Colombia, Antioquia y Medellín, hay datos importantes que evidencian el panorama en la región (ver TABLA 1). Vale la pena resaltar la evidente disminución que se ha venido dando en el número de menores de 15 años. En el quinquenio que va de 2015 a 2020 en Latinoamérica, este grupo de edad se reducirá en 1,9 %; en Colombia la disminución será del 1,3 %; en Antioquia del 0,8 % y en Medellín del 0,5 %. Este dato cobra relevancia si se contrasta con el incremento de personas mayores que, para el mismo quinquenio, será del 1,5 % para Latinoamérica, 1,6 % para Colombia, en Antioquia del 1,7 % y en Medellín estará por el 2,6 %.

      El alto porcentaje de personas mayores en Medellín, en relación con la disminución acelerada de la fecundidad, muestra un panorama de envejecimiento alarmante en el que, para el 2020, el porcentaje de menores de 15 años será prácticamente igual al de personas mayores, lo que indicaría que por cada niño menor de 15 años habría un viejo en la ciudad.34

      En Colombia, el incremento de personas mayores será de un 12,4 % y los menores de 15 años perderán un 25 % en 100 años, igualándose ambos grupos en el año 2040. En Antioquia, en el año 2015, más de uno de cada diez antioqueños era mayor de 60 años; por su parte, en Medellín en el año 2020 dos de cada cinco medellinenses serán mayores de 60 años.35

      TABLA 1.

      Aspectos demográficos del envejecimiento en Latinoamérica, Colombia, Antioquia, Medellín. Distintos años.

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      Fuentes: *CELADE, tablas de población de la CEPAL, revisión 2013. **DANE. Estimaciones de población 1985-2005 y proyecciones poblacionales 2005-2020. Bogotá: DANE.

      a. Cardona, Segura, y Garzón, Situación de salud.

      b. Ibid.

      Por último, vale la pena decir que, mientras que en el departamento de Antioquia el índice de envejecimiento es de 40,3 % para el año 2014, y la esperanza de vida es de 74 años, en la ciudad de Medellín, a 2014, es del 80,4 % y la esperanza de vida es de 77 años.36

      No solo hay mayor número de viejos en las sociedades latinoamericanas, también se envejece distinto en términos de salud. Sin duda alguna, el envejecimiento constituye un éxito de la salud pública y de un mayor ejercicio de los derechos. La expectativa de vida ha venido aumentando en la mayoría de los países, principalmente debido a la acentuada disminución en la mortalidad prematura por infecciones y enfermedades agudas, además de la mejora en las condiciones sanitarias, habitacionales, nutricionales, médicas, de vacunación y control de infecciones. En torno a esto, comienzan cambios propios de la transición epidemiológica, término que se expresa fundamentalmente en el cambio de perfil de morbilidad y mortalidad, y según causas y grupos de edad.37

      Latinoamérica y el Caribe se caracterizan por contar con una alta incidencia tanto de enfermedades transmisibles, como de enfermedades no transmisibles, una ruptura del principio unidireccional transicional, una transición prolongada y una heterogeneidad entre grupos sociales, según el área geográfica de cada país y entre los diferentes países. Un ejemplo de esto se observa en países como Uruguay, Costa Rica, Cuba y Chile –con proporciones de defunciones por enfermedades transmisibles inferiores al 10 %–, contraponiéndose con países con una proporción superior al 30 %, como Perú, el Estado Plurinacional de Bolivia, Guatemala y Haití, con 54 % de defunciones por enfermedades transmisibles. Con respecto a la esperanza de vida, se aprecia que disminuye de acuerdo con el lugar donde se encuentran en el ciclo de la transición demográfica, es decir, los países menos avanzados cuentan con una esperanza de vida menor.38

      Otro elemento distintivo es la variabilidad en la contribución de las causas accidentales y violentas. En el caso de la República Bolivariana de Venezuela y de Colombia, por ejemplo, la proporción de defunciones por causas relativas a este grupo es respectivamente del 20 y 27 %. Entre las primeras causas de muerte para la región de Latinoamérica y el Caribe se encuentran las enfermedades isquémicas del corazón (10,9 % del total de defunciones), las enfermedades cerebro vasculares (8,2 %) y las condiciones perinatales y diabetes mellitus (5,0 % cada una). Estos datos dejan ver cuales son los desafíos que la región enfrenta, dinámicas típicas de un contexto “moderno”.39

      Al relacionar el tema de la mortalidad con las transiciónes demográfica y epidemiológica, el caso de Colombia, en términos de morbilidad y mortalidad en las personas mayores, presenta otros datos interesantes a analizar.

      En términos de morbilidad, para el año 2011 se registraron 2.622.040 atenciones a personas mayores en Colombia, de las que el 83,9 % fueron en consulta ambulatoria, 9,5 % en urgencias y 6,4 % restante en hospitalización. En este ciclo vital, se ven reflejadas enfermedades crónicas, encabezando la lista como los de mayor frecuencia diagnósticos de hipertensión esencial, diabetes mellitus y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). En el servicio de consulta, respecto a la hipertensión esencial y a las infecciones de vías urinarias, las mujeres tienen un porcentaje mayor que los hombres. Sin embargo, la relación se invierte cuando se trata de EPOC, el cual fue 30 % más frecuente en los hombres que en las mujeres.40

      En cuanto a la mortalidad en las personas mayores, las enfermedades del sistema СКАЧАТЬ