Название: Antropología de la integración
Автор: Antonio Malo Pé
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Cuestiones Fundamentales
isbn: 9788432151996
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3) El método analítico es similar al que emplean las disciplinas científicas. Para ello, se descompone a la persona en los elementos que la constituyen: órganos, facultades, actos, etc. Con este modo de proceder, se corre el riesgo de perder de vista la unidad de la persona, pues al desmembrarla en una diversidad de partes desaparece la relación interna que las conecta. Un ejemplo de este método, con todas las ventajas y desventajas del caso, es la llamada psicología de las facultades.
4) El método sintético, que es complementario del anterior, consiste en considerar los aspectos individuales como parte de un todo inicial, ya dado. Es precisamente en este carácter totalizador, en donde se descubren algunos límites del método sintético, pues, con el fin de no perder la visión de conjunto, se dejan de lado algunos aspectos importantes, como la estructura metafísica de la persona. En definitiva, el método sintético parece más adecuado para estudiar el dinamismo del individuo y su relación con el mundo y con los demás, que para investigar la estructura íntima de la persona. La antropología existencialista y personalista se sirven a menudo de este método[7].
5) El método sistémico, que no debe confundirse con el sistemático. A diferencia de este último, el método sistémico se ocupa de examinar como los diferentes elementos estudiados por la antropología se hallan unidos real y no solo conceptualmente, de modo que resulta imposible separarlos. Por ejemplo, el bipedismo del ser humano, la forma de sus manos, el uso de herramientas y el lenguaje constituyen un plexo o totalidad indivisible; o, a un nivel estructural más profundo, los accidentes metafísicos (tiempo, espacio, acción, pasión, relaciones, etc.) forman parte de otro plexo, que constituye la identidad personal; en efecto, somos de una determinada época, naturales de cierto país, hemos sufrido o realizado determinadas cosas y, sobre todo, somos hijos, pertenecemos a una familia, etc. En la persona encontramos así una serie de plexos, cuyas propiedades no pueden reducirse a la suma de sus elementos; por ejemplo, el significado del martillo no puede limitarse al instrumento así denominado, sino que está abierto al plexo del conjunto de herramientas y objetos (clavos, cuadro, pared, etc.) que pueden usarse. En el carácter sistémico hay, por tanto, novedad: el todo contiene más que la suma de las partes y sistemas; lo que implica que la unidad inicial de la personal puede crecer, no ya cuantitativa, sino sistémica o cualitativamente. Y, puesto que en la persona hay una completa conexión entre los diversos elementos sistémicos, se descubre que en ella hay una unidad más profunda que la existente en los demás seres vivos, incluso los mamíferos más evolucionados. De ahí que, por lo menos como hipótesis, pueda plantearse la existencia en la persona de un principio espiritual.
Por eso, la perspectiva adoptada en este libro es de naturaleza sistémica. Cada elemento, fenómeno y característica será estudiado de acuerdo con el papel que desempeña en el perfeccionamiento de la persona, es decir, en el crecimiento de su unidad o integración. El carácter sistémico de la antropología deriva del hecho de que la persona humana es un sistema abierto que tiende a la perfección, sin lograr nunca alcanzarla; no es, por tanto, un sistema inercial físico, ni tan siquiera homeostático, en el que lo que cuenta es conseguir el equilibrio, como en la asimilación de las sustancias necesarias para la vida, sino que se trata más bien de un sistema personal, es decir, de un llegar a ser uno mismo de modo consciente y libre. El concepto de integración tiene, por eso, en antropología una importancia decisiva. La persona humana admite la integración en el mayor grado posible, ya que su relación con la realidad no consiste en adaptarse a ella, sino en transformarla, para orientarla hacia el perfeccionamiento personal, de la sociedad y el mundo. El mundo humano y la sociedad son también sistemas abiertos: es posible mejorarlos o empeorarlos, hasta casi destruirlos. En definitiva, el éxito de los seres humanos y sus instituciones no hay que darlo por descontado, ya que depende del crecimiento libre de las personas.
El método sistémico presenta, pues, dos momentos: uno analítico-inductivo (de los fenómenos a los principios) y otro sintético-deductivo (de los principios a los fenómenos). En uno y otro, las relaciones ocupan un lugar principal, tanto en el plano ontológico (ser-esencia, libertad-naturaleza), como en el fenomenológico (apariencia/ocultamiento, apertura/clausura, donación-recepción).
Por lo que se refiere a las tendencias, afectividad y relaciones, el método sistémico se complementa con el hermenéutico, ya que toda la comprensión de los principios y fenómenos antropológicos contiene en sí una pre-comprensión basada en la experiencia. La razón de esto se debe a las características propias del objeto de la antropología: la persona humana no es un objeto científico sin más, pues es también un sujeto, en tanto que posee un conocimiento de sí mismo basado en la experiencia personal y ajena. Por eso, la reflexión antropológica en este ensayo se entrelaza con la comprensión que cada uno tiene de sí mismo y de los demás; y ambas, a su vez, con la posibilidad de lograr un grado mayor de conocimiento en vista de una mejor integración personal. De este modo, al observar las acciones de otros, no solo conozco mejor a esas personas sino también a mí mismo, ya que soy capaz de descubrir una serie de posibilidades que están latentes en mí. En esta perspectiva, las modas, aun cuando no siempre favorezcan la integración personal, adquieren un destacado valor hermenéutico, como muestran abundantes ejemplos históricos. Por citar sólo uno, el suicidio del protagonista de la novela Las penas del joven Werther de Johann Wolfgang Goethe (1749-1832), al desvelar el llamado mal del siglo, desató una ola de suicidios entre sus jóvenes lectores, pues les hizo descubrir una insatisfacción de la que hasta entonces no eran conscientes. Por eso, para evitar la influencia negativa de las modas, es preciso ser conscientes de los modelos seguidos, así como del motivo o los motivos por los que deseamos identificarnos con ellos. Solo después de responder a estas preguntas, estaremos en condiciones de servirnos de las modas, inteligentemente.
4. RELACIÓN ENTRE ANTROPOLOGÍA Y OTRAS DISCIPLINAS
Para comprender mejor la antropología filosófica y su campo de investigación es necesario considerar otras disciplinas filosóficas y teológicas con las que esta mantiene lazos estrechos, como la metafísica, la ética, la gnoseología y la antropología teológica.
En efecto, la metafísica clásica, puesto que estudia el ente en toda su amplitud y estructura fundante, es decir, en sus primeros principios y causas últimas, se ocupa también del ser humano. Sin embargo, el estudio metafísico del hombre, a pesar de que en algunas cuestiones es válido, no permite captar, si no de forma implícita, la distinción entre el ser personal y su esencia, lo que constituye un límite importante. Pues, como ya hemos visto, la persona no es un ente más, sino un ente especial, dotado de racionalidad, o mejor aún, de relacionalidad, pues la racionalidad consiste fundamentalmente en la apertura total al ser: al mundo y a los demás entes, especialmente a las personas[8]. De ahí que la relación, cuando es entendida como una categoría accidental, no consienta pensar adecuadamente la racionalidad humana. Pues, aunque el ser humano no es relación, esta es indispensable para que las personas puedan desarrollarse y perfeccionarse tanto en el ámbito natural como sobrenatural. Por otro lado, la libertad, que desde el punto de vista de la metafísica clásica es un accidente (concretamente, una cualidad de la voluntad), aparece antropológicamente como el constitutivo esencial de la persona. De hecho, como veremos al estudiar las tendencias, la libertad empieza a manifestarse ya en ellas a un nivel básico[9]. En la relación entre metafísica y antropología surgen, pues, una serie de preguntas: ¿la antropología debe basarse en una ontología de corte clásico o debe tener su propia ontología? ¿las categorías de los otros entes del universo pueden aplicarse directamente a la persona o han de ser de algún modo modificadas?
La ética, por su parte, tiene en común con la antropología el estudio de la libertad, pero no en cuanto tal, sino sólo en tanto que origen de las acciones humanas (libres y responsables), de las virtudes y de las relaciones perfectivas, como son las que corresponden a las virtudes СКАЧАТЬ