Название: Antropología de la integración
Автор: Antonio Malo Pé
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Cuestiones Fundamentales
isbn: 9788432151996
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De todos modos, la unidad de la persona no debe identificarse con su estructura, sino más bien con el principio que la genera: el ser personal. De ahí que sea posible estudiar la persona en su estructura somática-psíquica-espiritual, como hace la antropología cultural, sin invadir el campo de la antropología filosófica, pues esta última se ocupa del ser personal como principio que da unidad a la entera persona. Dentro de la antropología científica hay también disciplinas que captan lo humano en su totalidad, pero lo hacen siempre en una determinada perspectiva. Por ejemplo, la antropología cultural se ocupa de los usos y costumbres sociales; la antropología psicológica, de la conducta humana desde el punto de vista de los procesos psíquicos, los equilibrios y desequilibrios, las crisis y patologías; la antropología social, de la dinámica relacional de la persona, buscando los elementos comunes de las diversas formas de sociedad y comunidades; la antropología etnológica, de los grupos humanos en sus circunstancias geográficas, históricas o climáticas, describiendo y comparando las características comunes. Sin embargo, ninguna de estas disciplinas aisladas, ni tampoco en conjunto, se identifica con la antropología filosófica.
Lo que distingue a la antropología filosófica de todas las demás disciplinas filosóficas y también de la antropología científica, es su objeto formal: la persona humana en cuanto tal, es decir, en los principios que la constituyen: su estar en el mundo, su naturaleza racional, su libertad ontológica y relacional, su acción y donación, que, como veremos, es la causa principal de la integración o desintegración personales. La posibilidad misma de integración estriba en la distinción especial que se da en el hombre entre ser y esencia, pues, a diferencia de su ser que es sólo espiritual, la esencia humana, además de espiritual, es corporal y psíquica. Por eso, mediante la integración de la esencia, se logra que la unidad de la persona sea cada vez mayor, de tal modo que corresponda más y más a su ser; lo que, al principio, se consigue de forma espontanea través de la estructuración del deseo, el conocimiento, la afectividad, el movimiento, como cuando el niño huye del perro porque tiene miedo de este animal; más tarde esa integración es libre, como la que se da en las acciones racionales y voluntarias; así, el soldado valeroso, a pesar de sentir miedo, se enfrenta al enemigo pues está dispuesto a ofrecer la vida en defensa de su país, o la madre, que se levanta en mitad de la noche —sobreponiéndose al cansancio— porque ha oído llorar a su pequeño. En conclusión, la persona —como los demás seres vivos— está dotada de un principio de unidad, el alma, que en su caso es de naturaleza espiritual. Por eso, para llevar a cabo los procesos vitales (por ejemplo, alimentarse), la persona requiere, además de una integración espontánea, otra que es libre, y que le permite alcanzar el propio fin. De ahí, el carácter analógico que, en antropología, tiene el término ‘integración’. Por supuesto, las relaciones interpersonales juegan un papel fundamental tanto en la integración espontánea como en la libre.
A la antropología, por tanto, no le interesa el cómo, que caracteriza a las ciencias experimentales, sino más bien el porqué. Por ejemplo, ¿por qué, el hombre necesita para vivir de la cultura, religión, amistad, etc.? En sustancia, la antropología filosófica se pregunta acerca del sentido y finalidad de la vida humana. Cuando se confunden esos dos planos, la antropología deja de ser un saber sapiencial, para limitarse al estudio de algunos ámbitos del hombre, convirtiéndose, por tanto, en una antropología parcial y reductiva, a semejanza de lo que nos cuenta el apólogo hindú de los ciegos y el elefante[6].
La pregunta acerca del sentido de la vida humana, típica de la antropología filosófica, la distingue también de las demás disciplinas filosóficas. En efecto, aunque la antropología se ocupe de la persona humana desde el punto de vista de los primeros principios y las causas últimas, no se sirve sólo de la abstracción como método, pues la persona no puede ser estudiada únicamente como especie o universal, ya que no existe la persona, sino las personas: cada una de ellas es única e irrepetible. Por eso, la antropología confiere gran importancia al aspecto existencial. Además, puesto que el sujeto de la antropología filosófica (el antropólogo) es también una persona, para estudiar al hombre aprovecha el conocimiento que tiene de sí mismo como ser singular e irrepetible, así como las experiencias de las demás personas. Por último, la antropología filosófica, en tanto que trata el ser en relación, investiga la circularidad entre integración y relaciones interpersonales, en busca de las formas relacionales que perfeccionan a la persona hasta dar con aquella que es el fundamento de todas las demás.
En resumen, la antropología filosófica, que estudia el logos o ley constitutiva de las personas y sus relaciones, se caracteriza por ser universalmente comprensible, basarse en datos científicos y experiencias humanas y, sobre todo, por poder aplicarse a cada existencia concreta. Debido a esa condición mixta de universalidad-singularidad y conocimiento-existencia, la antropología está ligada a las ciencias experimentales mediante una relación bilateral, pues, por una parte, se constituye como una síntesis de saberes o, mejor, como un saber sintético; en efecto, al tener en cuenta los resultados de la ciencia, la antropología profundiza en ellos desde el punto filosófico, corrigiendo o reformulando a menudo algunas de sus tesis; por otra, la antropología ofrece al científico el frame o marco teórico en donde situar las preguntas últimas que son fuente de significado para su vida y actividad y, por consiguiente, para la elaboración misma de la ciencia, la técnica, la economía y la política como praxis personales.
3. MÉTODOS
Basta echar una ojeada a los diferentes manuales de antropología, para notar que en ellos se emplean muchos métodos diversos. De todas formas, los más recurrentes son cinco: el método histórico, sistemático, analitíco, sintético y sistémico.
1) El método histórico consiste en entresacar de las diferentes escuelas filosóficas y los pensadores más importantes una serie de análisis, explicaciones e interpretaciones acerca de qué o quién es el hombre. Además de contar con las mismas dificultades hermenéuticas de las disciplinas históricas, este método debe enfrentarse con un nuevo problema: la relativa novedad de la antropología. De ahí, la importancia de elegir bien a los autores que se van a estudiar, evitando el error de considerar como “antropólogos” aquellos pensadores cuya visión del hombre se basa en otras disciplinas filosóficas, como la hermenéutica, la filosofía del lenguaje o la teoría del conocimiento.
2) El método sistemático consiste tanto en adherirse a un determinado sistema filosófico: la filosofía de Platón, Aristóteles, santo Tomás de Aquino, Descartes o Kant, Scheler, Plessner, Gehlen, etc., como en introducir en él algunas modificaciones, hasta llegar a crear a veces un nuevo sistema. Dentro del método sistemático pueden distinguirse dos direcciones fundamentales: la ontológica clásica y la fenomenológica. La ontológica clásica, o metafísica, estudia a la persona con las mismas categorías que se aplican a los demás entes; lo que tiene la ventaja de poder extraer directamente algunas conclusiones fundamentales, por ejemplo, el hecho de que la persona tiene una naturaleza que es a la vez animal y racional. Los seguidores de este método, sin embargo, a menudo no tienen en cuenta los datos de las ciencias, ni los problemas planteados recientemente por las neurociencias. Por eso, la ontología clásica, aplicada al estudio del hombre, requiere un replanteamiento de algunos temas que son difíciles de interpretar con las categorías clásicas de sustancia y accidente, como la consideración de la libertad humana y las relaciones que de ella surgen. De ahí, la necesidad de buscar una ontología que, lejos de limitarse СКАЧАТЬ