Название: Compañero Presidente
Автор: Mario Amorós Quiles
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Oberta
isbn: 9788437084350
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... en nombre de los principios que informan la vida civilizada, consignamos nuestras más vivas protestas por la trágica persecución de que se hace víctima al pueblo judío en ese país y formulamos votos porque su Excelencia haga cesar tal estado de cosas y restablezca para los israelitas el derecho a la vida y a la justicia, tan humana y elocuentemente reclamados por el Presidente Roosevelt.
El 24 de enero de 1939, la noche en que un violento seísmo causó más de treinta mil muertos en el sur del país, Salvador Allende conoció a una joven y hermosa estudiante de Historia, natural también de Valparaíso, Hortensia Bussi, y el 16 de septiembre de 1940 contrajeron matrimonio. Pronto nacieron sus tres hijas: Carmen Paz, Beatriz e Isabel.
Si repudió los primeros crímenes del nazismo, también participó en la acogida a los más de dos mil republicanos españoles que llegaron procedentes de Burdeos a Valparaíso el 4 de septiembre de 1939 a bordo del Winnipeg, en un viaje organizado por Pablo Neruda, designado Cónsul Especial para la Inmigración Española por Aguirre Cerda. Como miembro del Comité de Ayuda a los Refugiados Españoles, Allende asistió en Santiago a varios actos de solidaridad con los pasajeros del Winnipeg y con el tiempo algunos de ellos, como el destacado pintor José Balmes o Víctor Pey, se convirtieron en grandes amigos suyos.
La condena de la dictadura franquista estuvo presente en su discurso político hasta el final de su vida. Así, por ejemplo, el 12 de septiembre de 1945, al intervenir en el Senado para fijar su posición frente a la Carta de las Naciones Unidas, recordó la complacencia de la mayor parte de los parlamentarios de la derecha con las potencias del Eje y con el fascismo en la Guerra Civil española y expresó su deseo de que la derrota del totalitarismo en Europa alcanzara también a España (Martner, 1992: 134):
Nuestro Gobierno y ciertos políticos no quieren recordar que la guerra comenzó en España; que la revuelta de Franco, apoyada por las potencias del Eje, fue el primer estallido de la conflagración internacional. Esta guerra debe terminar en España y con la instauración de un régimen de acuerdo con la voluntad soberana del pueblo español.
¡Ah, si recordáramos la defensa que se ha hecho del régimen franquista; si repitiéramos las palabras que han pronunciado en este Honorable Senado los senadores de derecha y las que pronunciaron en la Honorable Cámara los diputados de esta combinación política...
En octubre de 1939, por encargo de su Partido, Allende asumió el Ministerio de Salubridad, Previsión y Asistencia Social en el Gobierno de Aguirre Cerda y tomó posesión como el ministro del ramo más joven de la historia nacional.[12]Su amigo y compañero Carlos Briones evocó su enorme interés por estos aspectos (Jorquera, 1990: 177):
Con Salvador pasábamos horas y horas analizando temas como salud, vivienda, educación, ingresos y su distribución, condiciones de vida de la clase trabajadora, política de salarios, alimentación, mortalidad, estructura de los servicios de salud, tanto del Estado como de los organismos de previsión... Esos fueron los asuntos que más apasionaron a Salvador.
Allende inició su labor con la redacción del libro La realidad médico-social chilena, un crudo diagnóstico de las condiciones de vida de las grandes mayorías que fue distinguido con el premio Carlos Van Buren de la Asociación Médica de Chile (Quiroga, 1988, 103-104):
Nuestro país vive un momento de su historia en que pugna por desprenderse de formas económicas antiguas, autocráticas y de libre competencia, para canalizar su vida social por cauces de cooperación y de bienestar efectivo que abarque a todas las capas populares y de clase media. Éste es el significado fundamental que para Su Excelencia el Presidente de la República, el Partido Socialista y sus Ministros tiene el gobierno de Frente Popular que la ciudadanía instauró hace apenas un año: reconquistar la riqueza social y la potencia económica de la nación, controlarla, dirigirla, fomentarla, al servicio de todos los habitantes de la República, sin privilegios ni exclusivismos. Pero, además, y como consecuencia, devolver a la raza, al pueblo trabajador, su vitalidad física, sus cualidades de virilidad y de salud que ayer fueran su característica sobresaliente; readquirir la capacidad fisiológica de pueblo fuerte, recobrar su inmunidad a las epidemias; todo lo cual habrá de permitir un mayor rendimiento en la producción nacional a la vez que una mejor disposición de ánimo para vivir y apreciar la vida. Y, finalmente, conquistar para todas las capas sociales el derecho a la cultura en todas sus manifestaciones y aspectos. Un pueblo vitalizado, sano y culto, he ahí la consigna a la cual debemos atenernos todos los chilenos que anhelamos ardientemente servir a la patria, y que luchamos sin descanso por que el pueblo supere la etapa de explotación y de ignorancia en que ha vegetado. (...)
Ciento veinte años de vida política independiente no han bastado para incorporar a la vida cívica a las clases proletarias dentro del juego normal del progreso; apenas han sido suficientes para que las capas modestas, en escaso porcentaje, disfruten de una mínima parte de los adelantos económicos, técnicos y culturales alcanzados por la humanidad.
El formidable auge del industrialismo, los progresos de la ciencia, los adelantos realizados dentro de la higiene y de la medicina, los beneficios del acervo cultural, les han estado prácticamente vedados a la gran masa de los chilenos, que es en definitiva la forjadora de la riqueza pública.
Fue ministro hasta 1941 (cuando renunció y asumió como administrador de la Caja de Seguro Obligatorio) y durante aquel periodo de dos años reformó el Seguro Obrero Obligatorio y organizó en la Alameda (junto al aristocrático Club de la Unión) una exposición sobre la situación nacional de la vivienda, que puso de relieve las enormes carencias del país. El 14 de agosto de 1945, en el Senado, Allende recordó aquella iniciativa (Quiroga, 1988: 356):
El año 1939, en plena Alameda de las Delicias, hicimos una exposición pública sobre el problema de la vivienda (...) En Chile más de un millón quinientas mil personas viven en habitaciones insalubres; el 83 % de nuestras viviendas tienen piso de tierra; en término medio, 7,5 personas viven por habitación y 3,2 por cama. Manifestamos que existía un déficit de arrastre de 300.000 viviendas, déficit que se aumenta anualmente, porque no se construyen las casas necesarias para hacer frente al aumento vegetativo de la población.
Entre quienes trabajaron con él durante aquella etapa también estuvo Hernán Santa Cruz (Jorquera, 1990: 238-239):
El Ministerio de Salubridad estaba al lado del Mapocho. Salvador decidió inaugurar una política masiva de salubridad. Y formó un equipo que se reunía todas las tardes en la oficina del Ministro a diseñar esta nueva política. Comenzamos con la reforma a la ley de Seguro Obrero (la 4.054, que llegaría a ser famosa). Chicho consiguió con la OIT que nos enviaran al mejor de sus expertos. ¡Y reformamos la ley! Redactamos, asimismo, una larga serie de proyectos que después serían leyes. Como la de Accidentes de Trabajo, por ejemplo. Yo tenía alguna experiencia porque, en el fondo, la previsión social –seguros, pensiones...– nació en el ejército, como consecuencia de la Guerra del Pacífico. Por lo tanto, ésas eran materias de las que debía ocuparme, en mi condición de Auditor General de Guerra, y también tuve mucho que ver con la seguridad social de los carabineros: la Mutualidad, la Caja de Carabineros... De manera que todos aportamos lo que sabíamos, bajo la dirección de Chicho. Y en este punto, hay que señalar algo muy importante: Salvador fue el primero que supo consolidar el concepto de seguridad social, no solamente en Chile, sino también en América Latina.
El triunfo del Frente Popular tuvo un significado trascendental puesto que fue la primera ocasión en que las fuerzas progresistas apartaron a la oligarquía del poder político. La participación destacada de Allende acrecentó su prestigio en el Partido Socialista y entre las clases populares y le persuadió СКАЧАТЬ