Shakey. Jimmy McDonough
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Название: Shakey

Автор: Jimmy McDonough

Издательство: Bookwire

Жанр: Изобразительное искусство, фотография

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isbn: 9788418282195

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СКАЧАТЬ Acababa de sufrir una crisis tónico-clónica y salí a dar un paseo —justo empezaba a percatarme de que estaba en mi rancho—, y el médico estaba conmigo y me decía: «Bueno, no le vamos a contar a nadie lo ocurrido, para que no se preocupen. Los únicos que tenemos que saber lo que ha ocurrido somos tú, yo y Russ Kunkel», que era un batería que también estaba presente.

       Total, que era como volver a nacer y despertarte y ver que todo es precioso —ver las cosas por primera vez—, y que luego venga alguien y te diga: «Bueno, esto no es lo que parece. No se lo vamos a contar a nadie. La gente no sabrá lo que ha ocurrido». O sea, una mentira. ¿Por qué es necesario mentir?

       No creo que al nacer nadie sea capaz de concebir una mentira. Pero imagínate que acabas de nacer y a los diez minutos ya te descubren el concepto de mentira; ya ves, no llevas vivo ni cinco minutos y ya te están enseñando a mentir.

       Pues eso es lo que pasa con los ataques. No sé qué es. Ya no me ocurre nunca, prácticamente, porque he conseguido controlarlo, pero en aquella época me ocurría continuamente, porque iba muy acelerado.

       Creo que en un momento dado aquellas crisis se convirtieron en mi escapatoria. Puede que algunas ni siquiera llegaran a producirse. Pensaba que me iba a dar una, y luego me autosugestionaba, como si me fuera a dar — «Oh, me va a dar una crisis»— y al final no me daba.

       No te olvides de que yo tenía, no sé, veinte años. O sea que tenía cantidad de vías de escape, y los ataques eran una de ellas. Ahora sé que varios de aquellos ataques sí que fueron ciertos, así que, ¿qué quieres que te diga? Al final pude con ellos. Me recetaron Dilantin y lo estuve tomando durante un par de años, y luego lo dejé. Después, conseguí controlar los ataques de la misma manera que controlo todo lo demás, a base de fuerza de voluntad.

       El control, es un control interior. No lo sé explicar. No tiene que ver con la psique o con el control de tus actos, sino que se trata más bien de controlar la velocidad a la que te mueves en tu interior; de ralentizar ese proceso mental, porque si no, sabes que acabarás muy quemado; de tomarse las cosas con más calma y ser capaz de salirse de ciertas situaciones a tiempo.

       Yo era el típico tío que cuando iba fumado —o a veces incluso sin ir fumado— y me quedaba mirando algo demasiado rato, me concentraba tanto en ello, que luego me costaba mucho desviar la atención. Y eso es lo que me pasaba cuando me daban los ataques; me quedaba mirando algo fijamente mucho rato, yo que sé, si estaba leyendo un libro, llegaba a una palabra y me ponía a mirarla fijamente. Y luego empezaba a fijarme en la letra, y de ahí pasaba a centrarme en las fibras del papel y no tardaba en perder el conocimiento.

       He aprendido a controlarlo; ya no dejo que me pasen esas cosas. A lo mejor, por eso muchas veces era capaz de darme cuenta de lo que pasaba y de parar a tiempo; me decía: «Vale, ya está bien, ya has demostrado lo que querías. Ahora ya basta». Y no es un proceso consciente. Creo que algo aprendí de tener que lidiar con esa enfermedad. Me ha servido para otras cosas, así que creo que una vez eres capaz de controlar eso, puedes controlar todo tipo de cosas. Tal vez por eso todavía sigo aquí.

      Se suponía que la cara A del primer single de Buffalo Springfield iba a ser «Go and Say Goodbye», un alegre tema de Stills con un lick extraído de una vieja melodía de bluegrass que Chris Hillman le había enseñado. Por desgracia para Stephen, al final la cara B —«Nowadays Clancy Can’t Even Sing» de Young— fue la elegida.

      «“Clancy” probablemente fuera la peor canción que había oído en mi vida, joder», comentaba Ron Jacobs, el entonces jefe de promoción de la KHJ, la emisora de los 40 Principales de Los Ángeles. «La escuché en el aparcamiento de Gold Star y casi vomito.» Pese a sus deficiencias como productores, Greene y Stone se las apañaron para que todo el mundo acabara escuchando al grupo. «Lo cierto es que Charlie y Brian encendieron la mecha que permitió a los Buffalo Springfield empezar a moverse», proseguía Jacobs. «Se rompieron los cuernos para sacarlos adelante. De no haber sido por Charlie y Brian, ese grupo nunca habría sonado en la KHJ». A finales de agosto de 1966, «Clancy» hizo su debut en la KHJ y llegó al puesto 25 en la lista de éxitos de la emisora.

      A nivel nacional, «Clancy» fue un fracaso, y cada cual tiene su propia teoría al respecto. Hay quien piensa que la letra era demasiado abstracta y que contenía la palabra «damn56». Otros sostienen que la canción era demasiado larga y que tenía unos cambios de tiempo raros, nada fáciles de asimilar. También están los que consideran que Richie Furay, pese a sus buenas intenciones, era incapaz de transmitir los sentimientos tremendamente subjetivos de Neil Young.

      Vicky y Donna recuerdan que sentaron a un Furay muy confuso y se dedicaron a explicarle palabra por palabra la letra de Neil (Young no estaba presente, gracias a Dios). Rassy Young se acordaba de una actuación en directo en la que Furay se hizo un lío con la letra de «Clancy» y dijo «Who’s putting bells in the sponge I once rung57». «Neil se volvió y le miró», recordaba Rassy, riendo. «Richie no se había dado cuenta de lo que había hecho.»

      Cuando empezó a quedar claro que «Clancy» estaba condenado al fracaso, fuera por la razón que fuera, «nos entró el pánico a todos y comenzamos a echarles la culpa a Charlie y Brian», declaró Furay al fanzine de Los Ángeles TeenSet. El grupo, que seguía trabajando en su primer álbum, acabó por abandonar el cuatro pistas de Gold Star y se fue con los Byrds al nuevo estudio B, propiedad de Columbia, que contaba con un ocho pistas; lamentablemente, los trucos de estudio no podían restaurar la magia que no se pudo capturar en el primer momento. Entre tanto, Atlantic no paraba de presionarlos para que acabaran el disco.

      Greene y Stone afirmaban que la falta de experiencia del grupo en el estudio fue uno de los principales motivos del retraso. «Llega un momento en que dices: “Ya basta”», comentaba Stone. «Habíamos pasado muchísimo tiempo en el estudio llevándolos de la manita. Perdíamos una cantidad de tiempo increíble grabando las voces una y otra vez, porque realmente el vocalista principal era Richie.»

      Cuando el álbum por fin estuvo acabado, los Springfield se llevaron un disco de acetato a la casa de un colega que tenía el mejor equipo de música de la ciudad y se agruparon, ansiosos, en torno a los altavoces. «Fue un desastre», dijo Richard Davis. «En el estudio sonaba muy bien, pero era ponerle la aguja al disco y perderse todo. Todos éramos conscientes de ello; fue un momento de lo más angustioso.»

      Cuando escuchamos el disco, dijimos: «Joder, esto no es lo que queríamos. Esto no es lo que hemos hecho.» La mezcla en estéreo se hizo en un día y medio, y nosotros ni siquiera estuvimos presentes.

       Me sentía bastante frustrado, porque teníamos que tocar primero y después añadir las voces. Estuve presente en muchas sesiones de grabación de otros grupos para intentar comprender por qué cojones los discos de Buffalo Springfield eran tan horribles comparados con los de verdad, joder. Yo ya había hecho discos con Ray Dee que eran mejores que los primeros discos de los Springfield; puede que no lo fueran en cuanto a la calidad, porque los músicos no eran tan buenos, pero sí en cuanto al concepto de grabación. En los discos de los Springfield, ni siquiera llegamos a tocar de verdad. Cada cual grababa algo en una pista por separado, intentando ir de los putos Beatles en vez de ir de Buffalo Springfield. Nos salimos por la tangente. Ojalá hubiéramos tenido algo más claro el norte…

       Mira, Ahmet Ertegun es el único que ha oído una buena grabación de Buffalo Springfield. Ahmet es el empresario de los músicos, sabe de música. Siempre decía: «Tío, este disco no es ni la mitad de bueno que las maquetas, joder». Antes del primer disco de los Springfield habíamos grabado varias maquetas, y eran la hostia. Era muy al principio y grabamos «Go and Say Goodbye», «Clancy» y «Sit Down, I Think I Love You». СКАЧАТЬ