Название: Ternura, la revolución pendiente
Автор: Harold Segura
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
isbn: 9788417620721
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Cómo Dios nos seduce y nos invita a experimentar su ternura para con la humanidad. No se trata solo de compasión, sino también de un deseo apasionado de vincularse a nosotros mediante la ternura.
En el libro del profeta Ezequiel se repite la escena. Ella (Israel) se prostituye sin vergüenza alguna y él sabe de su desfachatez: «Pero, pagada de tu belleza y aprovechando tu fama, te prostituiste y prodigaste tus encantos de prostituta con todo el que pasaba, quienquiera que fuese. Tomaste algunos de tus vestidos y te hiciste tiendas de colores para instalarlas en los santuarios de los altos, y te prostituiste en ellas» (Ezequiel 16.15-16). Entre las infieles, esta las supera a todas: «Te ha ocurrido lo contrario que a las demás mujeres pues, como nadie ha ido tras de de ti solicitándote, has sido tú la que ha pagado en lugar de recibir lo convenido. ¡Justo al revés!» (Ezequiel 16.34). Pero, en esta historia de tristezas y cinismos acontece la ternura de Dios, esta vez por medio del perdón que restablece la relación y hace posible que renazca el amor. Aunque ella ha sido infiel, él no ha renunciado a su fidelidad: «Establaceré mi alianza contigo y tendrás que reconocer que yo soy el Señor» (Ezequiel 16.62). Él es el amante tierno que la lleva por siempre grabada en sus manos (Isaías 49.16).
Quizá el caso más expresivo de la metáfora del Dios que ama con la ternura de esposo abandonado es el que se presenta en el libro de Oseas. Allí tampoco existe la reciprocidad del amor (Oseas 2.2), no obstante, el esposo sale en búsqueda de quien lo ha traicionado:
Pero he aquí que voy a seducirla: la llevaré al desierto y le hablaré al corazón. Le devolveré sus viñas y haré del valle de Acor una puerta de esperanza; y ella me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que salió de Egipto. Y ese día —oráculo del Señor— me llamarás «marido mío» y nunca más «baal mío». Quitaré de su boca los nombres de los baales y no los recordará más (Oseas 2.16-19).
En Oseas, se alcanza una de las cumbres bíblicas acerca de la ternura cuando expresa en boca de Dios: «Mi corazón está conturbado y mis entrañas se conmueven» (Oseas 11.8), versículo que Luis Alonso Schökel traduce con mayor vivacidad, así: «Me da un vuelco el corazón, se me conmueven las entrañas» (Schökel, 2008:09).
Movido por ese amor que le «da un vuelco el corazón», el Dios amante promete un nuevo matrimonio. Este anuncio de que va a «empezar de nuevo» forma parte del lenguaje esperanzador de los profetas. Ellos saben qué tan porfiada es la ternura del Señor y que no se agotará ante las repetidas deslealtades del pueblo. Por eso anuncian que, en el futuro escatológico, se avecinan otras bodas y que por eso hay motivos para esperar una nueva relación de amor entre el Señor y su pueblo. La alianza de amor por parte de él es inamovible, como lo proclama Isaías (54.8-10). En este texto, el profeta intercambia los dos términos a los que se ha hecho anterior referencia: hesed (misericordia-ternura) y rahûm (ternura-compasión).
En los alcances que tiene la ternura, reconciliar, ser resiliente y usar misericordia, en términos de las acciones pastorales de la Iglesia y su quehacer teológico.
En un arranque de enojo, por un momento, me oculté de ti, pero con amor (hesed) eterno te tuve compasión (rahûm). Lo dice el Señor, tu redentor. «Así como juré a Noé, cuando el diluvio, no volver a inundar la tierra, así juro ahora no volver a enojarme contigo ni volver a amenazarte. Aunque las montañas cambien de lugar y los cerros se vengan abajo, mi amor (hesed) por ti no cambiará ni se vendrá abajo mi alianza de paz.» Lo dice el Señor, que se compadece (rahûm) de ti (Isaías 54.8-10 DHH).
El anuncio escatológico de los profetas antiguos tiene un primer cumplimiento cuando Dios viene y se presenta por medio de Jesús. Dios mismo ha venido para cumplir su promesa, y vino ataviado como esposo, según lo enseña el apóstol Pablo: «Pues los he desposado con un solo marido presentándolos a Cristo como si ustedes fueran una virgen pura» (2 Corintios 11.2).
LAS DIMENSIONES
Restauradora
Esta parte inicial del capítulo nos invita a que revisemos hasta dónde ha calado la imagen tradicional acerca de Dios como un rostro despiadado, vengativo, sin compasión. Y explora el Primer Testamento para que tomemos conciencia de los incontables adjetivos que contradicen dicha imagen, pues nos revelan todas las formas posibles de compasión y ternura con que se relaciona Dios con nosotros. Así, nos devela a un Dios de puro amor, ternura y compasión que ha quedado invisivilizado en los discursos religiosos, y muchas veces en las prácticas pastorales.
Antes de construir un nuevo rostro de Dios desde la ternura, resulta imperativo que examinemos en nuestro interior las secuelas que el rostro desfigurado de un Dios despiadado ha dejado en nuestra vivencia de la fe cristiana
Como parte del proceso de nuestra propia restauración y el de nuestra comunidad de fe, nos urge retomar el aporte de este capítulo sobre la evidencia bíblica acerca del deseo de Dios de vincularse a la humanidad. Distintos textos veterotestamentarios están llenos de metáforas apasionadas, como la del esposo embelesado. Este panorama de la ternura de Dios nos da la certeza de que, como hijos e hijas de este amoroso Padre, él nos busca para amarnos independientemente de lo que cada persona piense de sí misma.
Formativa
Otro aporte valioso de esta parte es que la ternura no debe entenderse solo como una actitud, pues, entonces, se trataría de una decisión muy personal, incluso opcional o innata, Más bien, el autor nos exhorta a que la veamos como un valor humando, especialmente de convivencia. Vista desde esta perspectiva, nos demanda cambios a nivel de comunicación en todas las formas que nos ejemplifica la lectura.
Recuperar los textos en los que se nos muestra a Dios, el Padre, a Jesús, el Hijo, y al Espíritu Santo como protagonistas de este valor de la ternura, y colocarlos como enseñanza y práctica fundamental de la vivencia de la fe cristiana sería un paso revolucionario dentro de la formación pastoral y la reflexión teológica.
Transformativa
Al tomar conciencia de que América Latina se ha convertido en zona de peligro, como lo indican las estadísticas que el autor comparte, y del significado que esa realidad cobra para quienes creemos en Cristo, nos vemos en la necesidad de trabajar en la reconstrucción del rostro desfigurado de Dios. La tarea pendiente para el quehacer teológico es construir un rostro de Dios con todos los rasgos de la ternura que a lo largo de la Biblia quedan expuestos. No es una cuestión de sentimentalismos, sino que se trata de un proceso de cambio profundo, con alcances transformadores, no solo a nivel espiritual individual, sino también a nivel de comunidades, en aspectos como la resiliencia, el ejercicio de la misericordia СКАЧАТЬ