Legends, Tales and Poems. Bécquer Gustavo Adolfo
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Читать онлайн книгу Legends, Tales and Poems - Bécquer Gustavo Adolfo страница 17

Название: Legends, Tales and Poems

Автор: Bécquer Gustavo Adolfo

Издательство: Public Domain

Жанр: Зарубежная классика

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СКАЧАТЬ estuvo algún tiempo removiéndose y queriendo inútilmente sacar la cabeza fuera de la corriente buscando un poco de aire, hasta que al fin se desplomó muerta; muerta del todo, pues los que la habíamos visto caer y conocíamos de lo que es capaz una hechicera tan astuta como la tía Casca, no apartamos de ella los ojos hasta que completamente entrada la noche, la obscuridad nos impidió distinguirla, y en todo este tiempo no movió pie ni mano; de modo que si la herida y los golpes no fueron bastantes á acabarla, es seguro que se ahogo en el riachuelo cuyas aguas tantas veces había embrujado en vida para hacer morir nuestras reses. ¡Quien en mal anda, en mal acaba! exclamamos después de mirar una última vez al fondo obscuro del despeñadero; y santiguándonos santamente y pidiendo á Dios nos ayudase en todas las ocasiones, como en aquélla, contra el diablo y los suyos, emprendimos con bastante despacio la vuelta al pueblo, en cuya desvencijada torre las campanas llamaban á la oración á los vecinos devotos.

      [Footnote 1: á la que se pisa y despliega. Loose construction, in which the relative pronoun object of the first verb is understood as subject of the second.]

      [Footnote 2: The cat is credited in our colloquial English expression with two more lives.]

      Cuando el pastor terminó su relato, llegábamos precisamente á la cumbre más cercana al pueblo, desde donde se ofreció á mi vista el castillo obscuro é imponente con su alta torre del homenaje, de la que sólo queda en pie un lienzo de muro con dos saeteras, que transparentaban la luz y parecian los ojos de un fantasma. En aquel castillo, que tiene por cimiento la pizarra negra de que está formado el monte, y cuyas vetustas murallas, hechas de pedruscos enormes, parecen obras de titanes, es fama que las brujas de los contornos tienen sus nocturnes conciliábulos.

      La noche habiá cerrado ya, sombriá y nebulosa. La luna se dejaba ver á intervalos por entre los jirones de las nubes que volaban en derredor nuestro, rozando casi con la tierra, y las campanas de Trasmoz[1] dejaban oir lentamente el toque de oraciones, como el final de la horrible historia que me acababan de referir.

      [Footnote 1: Trasmoz. See p. 2, note 2.]

      Ahora que estoy en mi celda tranquilo, escribiendo para ustedes la relación de estas impresiones extrañas, no puedo menos de maravillarme y dolerme de que las viejas supersticiones tengan todavía tan hondas raíces entre las gentes de las aldeas, que den lugar á sucesos semejantes; pero, ¿por qué no he de confesarlo? sonándome aún las últimas palabras de aquella temerosa relación, teniendo junto á mi á aquel hombre que tan de buena fe imploraba la protección divina para llevar á cabo crímenes espantosos, viendo á mis pies el abismo negro y profundo en donde se revolvía el agua entre las tinieblas, imitando gemidos y lamentos, y en lontananza el castillo tradicional,[1] coronado de almenas obscuras, que parecían fantasmas asomadas á los muros, sentí una impresión angustiosa, mis cabellos se erizaron involuntariamente, y la razón, dominada por la fantasía, á la que todo ayudaba, el sitio, la hora y el silencio de la noche, vaciló un punto, y casi creí que las absurdas consejas de las brujerías y los maleficios pudieran ser posibles.

      [Footnote 1: tradicional = 'legendary.' Legend says that this castle was built in a night by a magician to satisfy the whim of one of the early kings. Becquer tells the story of its construction in Carta séptima.]

      LOS OJOS VERDES

      Hace mucho tiempo que tenía ganas de escribir cualquier cosa con este título.

      Hoy, que se me ha presentado ocasión, lo he puesto con letras grandes en la primera cuartilla de papel, y luego he dejado á capriclio volar la pluma.

      Yo creo que he visto unos ojos como los que he pintado en esta leyenda. No sé si en sueños, pero yo los he visto. De seguro no los podré describir tales cuales ellos eran, luminosos, transparentes como las gotas de la lluvia que se resbalan sobre las hojas de los árboles después de una tempestad de verano. De todos modos, cuento con la imaginación de mis lectores para hacerme comprender en este que pudiéramos llamar boceto de un cuadro que pintaré algún dia.

      I

      —Herido va el ciervo, herido va; no hay duda. Se ve el rastro de la sangre entre las zarzas del monte, y al saltar uno de esos lentiscos han flaqueado sus piernas.... Nuestro joven señor comienza por donde otros acaban … en cuarenta años de montero no he visto mejor golpe.... ¡Pero por San Saturio,[1] patrón de Soria![2] cortadle el paso por esas carrascas, azuzad los perros, soplad en esas trompas hasta echar los hígados, y hundidle á los corceles una cuarta de hierro en los ijares: ¿no véis que se dirige hacia la fuente de los Álamos,[3] y si la salva antes de morir podemos darle por perdido?

      [Footnote 1: San Saturio. Saint Saturius was born, according to Tamayo, in 493. In 532 he withdrew from the world into a cave at the foot of a mountain bathed by the river Duero, near where now stands the town of Soria. There he lived about thirty-six years, or until 568, when he died and was buried by his faithful disciple St. Prudentius, later bishop of Tarazona, who had been a companion of the hermit during the last seven years of his life. His cave is still an object of pilgrimage, and a church has been built on the spot to the memory of the saint. See Florez, España Sagrada, Madrid, 1766, tomo vii, pp. 293–294.]

      [Footnote 2: Soria. A mediaeval-looking town of 7296 inhabitants situated on a bleak plateau on the right bank of the Duero. It is the capital of a province of the same name. The old town of Numantia (captured by the Romans under P. Cornelius Scipio AEmilianus, 133 B.C.) lay about three miles to the north of the present site of Soria.]

      [Footnote 3: Álamos. The choice of a grove of poplars as setting to the enchanted fount is peculiarly appropriate, as this tree belongs to the large list of those believed to have magical properties. In the south of Europe the poplar seems to have held sometimes the mythological place reserved in the north for the birch, and the people of Andalusia believe that the poplar is the most ancient of trees. (See de Gubernatis, Za Mythologie des plantes, Paris, Reinwald, 1882, p. 285.) In classical superstition the black poplar was consecrated to the goddess Proserpine, and the white poplar to Hercules. "The White Poplar was also dedicated to Time, because its leaves were constantly in motion, and, being dark on one side and light on the other, they were emblematic of night and day.... There is a tradition that the Cross of Christ was made of the wood of the White Poplar, and throughout Christendom there is a belief that the tree trembles and shivers mystically in sympathy with the ancestral tree which became accursed.... Mrs. Hemans, in her 'Wood Walk,' thus alludes to one of these old traditions:

      FATHER.—Hast thou heard, my boy,

        The peasant's legend of that quivering tree?

      CHILD.—No, father; doth he say the fairies dance

        Amidst its branches?

      FATHER.—Oh! a cause more deep,

        More solemn far, the rustic doth assign

        To the strange restlessness of those wan leaves.

        The Cross he deems—the blessed Cross, whereon

        The meek Redeemer bow'd His head to death—

        Was formed of Aspen wood; and since that hour

        Through all its race the pale tree hath sent down

        A thrilling consciousness, a secret awe

        Making them tremulous, when not a breeze

        Disturbs the airy Thistle-down, or shakes

        The light lines from the shining gossamer."

      Richard Folkard, Plant Lore, London, 1892, p. 503.]

      Las cuencas del Moncayo[1] repitieron de eco en eco el bramido de las trompas, el latir de la jauría desencadenada y las voces de los pajes resonaron con nueva furia, y el confuso tropel СКАЧАТЬ