El fascismo vasco y la construcción del régimen franquista. Iñaki Fernández Redondo
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу El fascismo vasco y la construcción del régimen franquista - Iñaki Fernández Redondo страница 9

СКАЧАТЬ Mayor gravedad revistió un hecho acontecido una semana después, el día 24. Juan Barrena se encontraba vendiendo el órgano vespertino de SOV cuando fue interceptado por tres desconocidos que sin mediar palabra hicieron fuego sobre él, acabando con su vida e hiriendo a otra persona que se encontraba en las inmediaciones. A causa del atentado fueron detenidos varios falangistas, pero la dirección provincial de Falange publicó el día 27 una nota en la que condenaba el asesinato y desvinculaba a sus afiliados del mismo.21 Tres días después los falangistas detenidos fueron puestos en libertad sin cargos. Cabe la posibilidad de que este fuese el único asesinato protagonizado por falangistas vizcaínos, aunque la rápida nota publicada por el partido y el hecho de que los detenidos quedasen en libertad sin cargos induce a pensar más bien lo contrario y que la vinculación que se infirió con Falange Española respondía más bien al historial de incidentes del partido y a la percepción que se tenía del mismo.22 Álava fue la provincia que en mayor grado escapó a esta dinámica violenta. Durante la II República no existe constancia de altercados de importancia protagonizados por falangistas. El único ejemplo de ejercicio de la violencia política que encontramos es cuando en febrero de 1936 falangistas alaveses y vizcaínos asaltaron tras un mitin el bachoqui de la pequeña localidad de Barambio expulsando a sus ocupantes.23

      El empleo de la violencia constituía un lugar central dentro de la ideología y de la praxis política fascista. González Calleja (2008) ha señalado que

      el carácter ontológico de la violencia distinguía al fascismo […] pues la militarización de la acción política no se entendía como un simple recurso […] sino como un elemento nodal, que superaba el carácter de mero instrumento táctico para convertirse en una manifestación de la voluntad de poder nacional a través de la fuerza creadora de la acción, vinculada con la idea de regeneración y con el afán de crear una gran comunidad nacional en torno a un poderoso mito palingenésico (2008: 88).

      De hecho, el recurso a la violencia como un instrumento más de la acción política respondía de forma aún más directa al andamiaje ideológico fascista en la medida en que suponía la expresión definitiva de la negación del liberalismo (Miguez, 2014: 194). Frente al diálogo y la negociación, la violencia y la imposición. En este sentido, la violencia adquiría un valor simbólico, que dejaba atrás la necesidad de su recurso para derrumbar el viejo orden para preconfigurar las líneas maestras por las que habría de transcurrir la nueva era: la audacia y la voluntad de imponer los planteamientos propios se erigiría como el mecanismo de toma de decisiones políticas frente a la corrupción, ineficacia y debilidad del parlamentarismo.

      La incidencia de FE de las JONS en la degradación del orden público y de la convivencia en el País Vasco durante el periodo republicano fue escasa, limitándose a los alborotos derivados de la venta de prensa y a los casos excepcionales ya señalados, de una gravedad en conjunto muy inferior a los sucesos que protagonizaron otras fuerzas como el tradicionalismo o las organizaciones obreras. Lo que se produjo fue un sobredimensionamiento del verdadero alcance de la implantación fascista en solar vasco derivado de las numerosas notas y llamamientos realizados principalmente desde la prensa de cariz izquierdista, lo que a su vez respondía a una sensación generalizada de temor ante el auge que el fascismo estaba experimentando en Europa tras el ascenso de Hitler al poder en Alemania. Por paradójica que pueda resultar esta afirmación realizada desde nuestro presente, los falangistas vascos desempeñaron en mayor número de ocasiones el papel de víctimas que el de victimarios. Esto es especialmente cierto durante el periodo republicano a tenor de las cifras e identidades de los asesinados que hemos venido viendo, pero también lo fue, como trataremos en el capítulo siguiente, durante la Guerra Civil.