Название: Viajes y viajeros, entre ficción y realidad
Автор: Autores Varios
Издательство: Bookwire
Жанр: Социология
Серия: Oberta
isbn: 9788437082493
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Es cierto que la mayor parte de los peregrinos europeos se esforzó por visitar Tierra Santa, pero también Santiago de Compostela se mantuvo durante siglos como uno de los destinos preferidos. Esto justifica que podamos asumir la existencia de un intenso tráfico de viajeros entre Alemania y, al menos, el norte de España durante los siglos XV y XVI. En algunas ocasiones, los viajeros llegaban incluso a adentrarse en el sur y, a veces, hasta llegaban a la costa del norte de África (Plötz, 1988), como en el caso del caballero Georg von Ehingen (1428-1508).[21]
Sin embargo, el más exhaustivo en sus observaciones sobre España fue el ya mencionado Hieronymus Münzer, médico de Núremberg, puesto que describe con el máximo detalle cada una de las ciudades que visitó en 1494 en su viaje a Santiago de Compostela y después hacia el sur; hace incluso descripciones a vista de pájaro para dar al lector una especie de visión panorámica desde la torre más alta de cada ciudad. Además, es el único que apunta diligentemente cuántos alemanes viven en España o Portugal, ya sean artesanos, comerciantes, músicos o impresores, los cuales proceden de Estrasburgo, Augsburgo, Esslingen, Frankfurt, Fulda, Gmünden, Kempten, Mergentheim, Espira, Stettin, Danzig, Zürich y Ulm, entre otras ciudades. Debe resaltarse que Münzer no sólo se limitó a iglesias y santuarios, sino que también nos dio información detallada sobre la geografía y la economía locales, de modo que el lector obtiene una impresión muy vivaz y se puede hacer una idea plausible de cómo transcurría la vida en la Península Ibérica. Con frecuencia Münzer hizo el esfuerzo de comparar los lugares o las regiones que visitaba con los de Alemania con el fin de transmitir una mejor imagen de lo que él tenía ante sus ojos. También resulta inusual su interés por los aspectos históricos, puesto que sigue en repetidas ocasiones la historia de edificios aislados y ciudades sin escatimar observaciones personales, ni siquiera sobre cadalsos escalofriantes.[22]
Hasta los cristianos que no podían emprender personalmente el camino a los grandes lugares de peregrinación en Tierra Santa, en Italia o en la Península Ibérica, tenían a su alcance relatos de viajes con los que podían viajar en espíritu. Felix Fabri (1437/1438-1502) escribió una descripción de viaje de este tipo y en su Sionpilger (Peregrino de Sión) incluyó lo que había escrito para las monjas del convento de Medlingen, cerca de Dillingen. En la medida en que éstas estaban sometidas al mandato de stabilitas loci y no se les permitía ir personalmente de peregrinación, este trabajo altamente inusual pero fascinante les servía de instrumento adecuado para ver el mundo con sus ojos espirituales y dar cumplida satisfacción a la necesidad de enriquecimiento espiritual por la peregrinación.[23]
Fabri se dedica aquí también al viaje a Santiago de Compostela y habla de Barcelona y Valencia, entre otros lugares. Sin embargo, no se mencionan elementos característicos de la última de estas ciudades, el autor sólo habla de los mártires cristianos que padecieron suplicio allí por sus creencias:
In die grössen statt In der Sant Vallerius der bischoff vnd Sant vincencius sein leuit haben gröb martir gelitten von dem Richter Daciona Dau habent die prediger ainen schoenen Conuent In dem Sant Vincencius martir lyplich lyt Vß der statt was geborn (En la gran ciudad en la que el obispo San Valero y su diácono San Vicente sufrieron un cruel martirio a manos del juez Daciano, allí los predicadores tienen un bonito convento en el que yace el verdadero cuerpo de San Vicente en el lugar en que nació, p. 363).
Pero justo a continuación, Fabri menciona una ciudad que no se puede identificar con exactitud, Olicorda, en la que perdió la vida el héroe Roldán, algo que se refiere directamente al Rolandslied, pero que aquí refleja con claridad el desconocimiento geográfico del autor, quien simplemente había copiado de sus fuentes y confundió aquí el Roncesvalles pirenaico con una ciudad cercana a Valencia de nombre similar:
Nit wyt von valentz ist Olicorda die statt dau ist vmb komen Ruolandus ain starcker ritter mit vuil raisigem volck von den vngeloebigen vnd dau ist Runciual der grouß Spitaul (No lejos de Valencia está Olicorda, la ciudad donde los paganos hicieron sucumbir a Roldán, un poderoso caballero, con muchos soldados infieles, y allí está el gran asilo de Roncesvalles, p. 363).
A continuación, el autor conduce a sus compañeros de viaje virtuales desde Valencia a la costa, donde se embarca para navegar hasta Cartagena. Los detalles se desvanecen, como es lógico, enseguida, y Fabri hace vagar su mirada intelectual rápidamente por la geografía ibérica; esto, evidentemente, no perjudica en absoluto a su público si sólo se quieren extraer los aspectos espirituales de la lectura. Por este motivo, el peso narrativo recae de manera coherente en las iglesias locales y en la historia de santos y mártires, aunque Fabri incluya en ocasiones también otro tipo de informaciones, como cuando habla de la Universidad de Salamanca:
Vnd ist ain houchi schuol dau der gantzen lantschafft hyspanarum vnd von Salamantica gaund si in die stat obila In der ligend die hailigen sant Secundus ain bischoff vnd Sanctus Sinbina cristina martir vnd sant Vincentz marti vnd dau belyben die bilgrin (Y hay allí una universidad para todas las Españas, y de Salamanca van a la ciudad de Ávila. Allí yacen el obispo San Segundo y Santa Sabina y Cristeta mártires, y San Vicente Mártir y allí van y permanecen los peregrinos, p. 365).
En ocasiones, el autor ridiculiza a compañeros de viaje ignorantes que no son capaces de interpretar correctamente la etimología de ciertos topónimos. Cuando habla, por ejemplo, de Finisterre, que era el punto final de la tierra (se ve que en aquel momento desconocía el descubrimiento de América), se ríe de que algunos legos necios cometan un error de bulto al interpretar el nombre: «verstaund nieman des vinis terre den finstern stern Daurumb si Sant Iacob haissen den vinsternstern» («Nadie entendía la estrella oscura como “finisterre”. Por eso llaman a Santiago “la estrella oscura”», p. 366).
Los peregrinos de Sión (Die Sionpilger) proporcionan una buena impresión sobre lo poco que se interesaban precisamente los viajeros (o lectores) motivados por la religión por las condiciones físicas reales, incluso cuando tenían conciencia clara de la ruta real hasta Santiago. Tenemos, sin embargo, un contraejemplo decisivo en el extraordinario Trachtenbuch de Christoph von Weiditz, que visitó España en 1529 estando al servicio del emperador Carlos V. Este autor dibujó con gran atención imágenes de los distintos tipos de personas que reflejaban en múltiples aspectos un nuevo nivel de idiosincrasia en la relación entre la Península Ibérica y Alemania.[24]
En parte se trataba claramente de un encargo, pues el artista retrató a algunos de los gobernantes más significados, aunque se incluyó a sí mismo y fijó su atención después en los hombres exóticos a sus ojos con los que se encontró en su viaje. Entre éstos se contaban en especial los representantes de los indios americanos traídos a Europa por los colonizadores como, digamos, piezas de exposición. Weiditz hizo aparentemente un esfuerzo para representar a estos hombres del modo más natural posible sin respetar ninguna de las tradiciones medievales de monstruos o de presentar a los indios como caníbales tal vez, algo que formaba parte de una iconografía apreciada en la época.[25]
El artista integró además gran cantidad de escenas cotidianas de la agricultura, de las ciudades, de las cortes y, sobre todo, de los caminos. Merecen atención sus imágenes de los moriscos, que utilizó en diferentes ocasiones como motivo, debido a que, por su aspecto insólito, le llamaban poderosamente la atención. De las mujeres moriscas pasó a las mujeres en general, y creó una serie de ilustraciones que reflejaban los distintos estamentos sociales (Epalza, 1992). No satisfecho con esto, Weiditz incluyó también imágenes de policías castellanos, aguadores, sicarios, esclavos negros, campesinos, plañideras, nobles y burgueses (de Valencia, número LXXVIII), y creó así un panorama visual del mundo ibérico СКАЧАТЬ