Название: Viajes y viajeros, entre ficción y realidad
Автор: Autores Varios
Издательство: Bookwire
Жанр: Социология
Серия: Oberta
isbn: 9788437082493
isbn:
Naturalmente, el protagonista se refiere en alguna ocasión a España sin haber estado nunca allí, si bien esta indicación le sirve precisamente para describir su supuesto origen de «Hispanje» de la manera más vaga posible para que a nadie se le pudiera ocurrir contrastar su afirmación con mayor rigor. Según esto, Tristán, ante la reina irlandesa Isolda, hace hincapié en que él ha organizado junto con un amigo «da heime ze Hispanje» (v. 7.579; «en casa en España») un viaje comercial a Bretaña, pero que, por desgracia, han sido abordados por piratas durante la travesía (Gottfried von Straßburg, 1980). Sólo su afirmación de que no es comerciante, sino juglar, como demuestra su arpa, le ha salvado la vida cuando todos los demás fueron asesinados.[3]
Aparte de este caso, en las novelas de caballerías no se tienen noticias ni de España ni de Portugal, a no ser que se hable de reyes de «Hispanje» o «Spanje»
o de ciertas razas de caballos.[4] Este tipo de referencia, sin embargo, sólo sirve para resaltar el carácter exótico de los participantes en torneos o para subrayar la audacia de los héroes que como cruzados fueron capaces de salir victoriosos ante los paganos.[5]
Naturalmente, todo filósofo medieval conocía la famosa enciclopedia de Isidoro de Sevilla y también circulaban por todas las universidades de cierta importancia las obras de Averroes y Maimónides. Sin duda, los geógrafos estaban familiarizados con el suroeste de Europa, no en vano reconocemos en el mapamundi de Ebstorf los nombres de Arragonia, Sancti Jacobi y Castella, y junto a éstos también vagamente el contorno de la Península Ibérica (Wilke, 2001, 1: 151-152; 2: 28-30), lo que no implicaba que el mundo ibérico estuviera presente de manera tangible en las mentes de la gente de Alemania. Por este motivo, las investigaciones más antiguas han preferido ocuparse de los contactos culturales, económicos, políticos y militares desde los siglos XVI y XVII, y se han contentado sin más con la creencia tradicional de que antes de esa época no hubo ningún intercambio relevante, incluyendo los contactos de tipo cultural, económico, militar y político entre, por una parte, los países al norte de los Alpes y, por otra, entre España y Portugal (Schwietering, 1902: 19-22; Hoffmeister, 1976: 17-25). Hay, pues, que revisar esta opinión, al menos en lo que se refiere a los siglos XIV y XV, ya que desde entonces nos ha llegado una cantidad considerable de crónicas de viaje.[6]
Aun así se constata que el nivel de conocimiento experimentó un cambio fundamental en la Baja Edad Media, tal como se muestra con la novela en prosa Fortunatus (primera impresión en 1509), muy apreciada ahora, de manera ejemplar e incluso insistente, ya que su viaje por el mundo le lleva también por la Península Ibérica aun cuando allá no se dieran acontecimientos dignos de mención para el héroe.[7] El narrador cuenta con total sobriedad qué lugares visita el protagonista y a qué distancia se sitúan unos de otros, por ejemplo:
von Biana gen Panplion </> ist die haubstat des künigs von nauerren. ist .xxv. meil </> von dannen gen burges vnd gen dem hailigen sant Jacob / haißt die stat Conpostel. ist. lij. meil </> von sant jacob gen fumis terre, genant zum finstern steren... («De Viana hacia Pamplona </> es la capital del rey de Navarra. está a 52 leguas </> desde allí hacia Burgos y hacia el apóstol Santiago / se llama la ciudad Compostela. está a 52 leguas </> de Santiago hacia Finisterre, es llamada la estrella oscura...») (Müller, 1990: 447-448).
Sólo el hecho de que Granada es un «haidnisch künigreich» («reino pagano», p. 448) y la breve explicación del santuario de Montserrat,
da rastet vnser liebe fraw gar gnedlichen / da grosse wunderzaichen beschehenn / vnnd beschehen seind. Daruon vil tzu schreiben waer (allí descansa Nuestra Señora clementísima, allá donde sucedieron y suceden signos maravillosos de los que habría mucho que escribir) (Müller 1990: 448),
se apartan del esquema de descripción que predomina en el resto del texto. A fin y al cabo, esto significa que la Peninsula Ibérica, muy lejana para el poeta de la Edad Media y de la Edad Moderna temprana, por decirlo así, surgió enel horizonte y fue ganando poco a poco relevancia tanto en su forma concreta como en lo que respecta a temas y motivos, todo ello sin que ese nivel de conocimientos se ciñera exclusivamente al Camino de Santiago.
Mucho antes del Fortunatus, la gran batalla de Roldán contra los sarracenos en el Rolandslied (aprox. 1170) del cura Konrad se sitúa en los Pirineos españoles, y la historia previa de la traición de su suegro Genelun nos lleva hasta Zaragoza, pero se trata aquí de elementos narrativos bastante vagos que se pueden explicar desde la historia de la recepción; no se puede deducir de esto, sin embargo, la existencia de contactos más estrechos entre el ámbito germano-parlante y el espacio ibérico.[8] Si llevásemos a cabo un análisis lingüístico de corte estadístico podríamos incluso encontrar en la literatura alemana de la Edad Media cognados o muchas referencias a España, pero esto sólo podría servir como demostración de que se tenía en general una idea de los límites geográficos de Europa y de que gustaba incluir el suroeste en el marco narrativo para poder jugar con personajes y objetos exóticos. En este contexto no se puede dar por sentada la existencia de un verdadero conocimiento entre Alemania y la Península Ibérica.[9]
El estudio que presentamos a continuación enlaza con mis trabajos anteriores sobre el tema y, por una parte, contempla las relaciones comerciales entre Alemania y España con mayor intensidad y, por otra, considera los relatos de viajes de los siglos XV y XVI que, en el marco de los German Studies y de las nuevas «Ciencias Culturales», han llegado entre tanto a ser considerados parte importante del legado narrativo de la Edad Media.[10]
Comerciantes y feriantes recorrían incluso ya en la Alta Edad Media grandes distancias, apenas imaginables para nosotros, y en cuanto se profundiza algo más en las fuentes descubrimos múltiples contactos también entre Alemania y la Península Ibérica. Gunther Hirschberger ha realizado los estudios más importantes sobre este tema y nos podemos apoyar en ellos aun cuando el autor se concentrara especialmente en la situación de la metrópoli comercial de Colonia.
Ya en el siglo XII y a principios del XIII, los cruzados del noroeste de Alemania que querían ir en primer lugar a Lisboa se reunían en Colonia. A partir de este hecho se desarrollaron con rapidez intensas relaciones comerciales que aumentaron en las décadas siguientes, СКАЧАТЬ