Fotografía infantil. Manuel Santos
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Название: Fotografía infantil

Автор: Manuel Santos

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия: FotoRuta

isbn: 9788412251302

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СКАЧАТЬ y sicológicas es fundamental para iniciarse en la fotografía de niños. Entre los 6 meses y el año los bebés se llevan todo a la boca, pues para ellos es otra manera de explorar el mundo. Además le están saliendo los dientes y le molestan las encías, de modo que suelen intentar mitigarlo masticando lo que encuentran a su alrededor. El fotógrafo Manuel González conoce perfectamente este período y tiene varios peluches que pueden dar juego a imágenes divertidas cuando el niño empiece a explorarlos y morderlos. También sabe que no pueden quedarse erguidos al sentarse, por lo que coloca al niño en un cesto de tamaño reducido que le ayude a mantenerse sentado sin caerse.

      Canon 5D Mark III, Canon 24-70 mm f/2,8 @ 38 mm, ISO 100, f/22, 1/60 s.

      image NARRAR SUS HISTORIAS, INCENTIVARLAS MEDIANTE EL JUEGO Y LA MÚSICA

      Ofrézcale espacio y tiempo para que le sorprenda, haga que el niño se sienta libre en su presencia, de forma que no coarte su imaginación… déjele que se sienta un poco ‘salvaje’ y vea la sesión como un juego más. No conozco niños que no deseen jugar… de modo que esa tiene que ser su arma secreta: el juego. Cuando el niño se concentra en un juego, su mente se focaliza en él y ya no está preocupado por el fotógrafo o por el entorno del estudio. Por ejemplo: indíquele que se prepare para salir corriendo o que suelte su cometa cuando usted cuente hasta tres. Pídale que imite las toses de su padre o los ladridos de su perro…

      Alba Soler considera que “la situación óptima es de juego controlado. En mi forma de disparar no propicio situaciones donde el niño vaya corriendo o se mueva rápido. Soy más de posado aunque sean muy pequeños. Siempre es una situación controlada, sí que les doy juguetes, una pelota, cosas con las que jugar… pero les pido que la encesten en algún punto, si tienen que coger una flor… debe ser esa flor en concreto. Estoy preparada por si se mueven pero intento no propiciar que corran o se muevan del sitio donde deseo, porque he elegido ese sitio con esa luz, ese encuadre, esas características… Es más fácil sentarlo y, por ejemplo, darle un camión para que lo llenen de piñas, así mientras lo llenan el niño no se moverá de allí”.

      Pepa Valero sugiere usar la música para que el niño pierda el miedo al estudio: “A mí me funciona mucho el cantar, ¡y mira que canto mal!, o simplemente ponerle algo de música. Hay veces que canto muy flojito y entonces, si logro mantener callados a los papás porque siempre se eleva mucho la voz en el estudio, el niño empieza a perder los miedos y a querer acompañarme cantando o bailando. Otra cosa que funciona también muy bien, con niños de dos años que suelen ser muy rebeldes, es la compañía de un hermano o primo mayor, porque lo que haga el mayor lo imitará también el pequeñajo. Si no quiere hacerse fotos, empiezo tomándole fotografías al primo o al hermano; inmediatamente tengo ya al pequeño que quiere que se las haga a él.

      image EMPATÍA Y ASTUCIA

      Un niño de corta edad es mucho más espontáneo e inocente que un adulto, lo que en muchos casos facilita la interacción con ellos. No son tan conscientes de sí mismos ni capaces de avergonzarse y retraerse. Lo que sienten lo expresan directamente en su cara y gestos, permitiendo al fotógrafo atento lograr imágenes de gran intensidad emocional. Sus reacciones son más fáciles de prever pues responden de forma más regular a los estímulos, al no estar tan influidos por la racionalidad que domina los comportamientos adultos.

      Pero también la interacción puede ser mucho más compleja, porque no son capaces de comunicar verbalmente todo lo que sienten. Tienen desconfianza y miedo; ante nuevas situaciones sus reacciones pueden desbordarle y empezar a llorar o gritar. Entre las claves para conseguir sesiones fotográficas agradables para el niño, la familia y el fotógrafo posiblemente las dos más importantes sean: empatía y astucia. La empatía, el situarse en la cabeza y sentimientos del niño, le ayudarán a anticipar sus miedos, analizar sus actitudes y comprender sus acciones. De ese modo conseguirá reunir mucha información que le posibilitará diseñar un entorno inicial satisfactorio para el niño, así como poder reaccionar a los problemas que surjan durante la sesión.

      Cierre los ojos e intente imaginarse dentro de la mente de un niño de dos o tres años. Acaba de comenzar a ir a la guardería, lo que le ha costado varias rabietas pero, más o menos, se ha empezado a acostumbrar a los vivos colores, al ambiente de juego y los amigos que empieza a hacer. Ahora su madre le ha dicho que van a ir a casa del fotógrafo para que le haga unas fotos. Entra en un lugar extraño y oscuro, donde la única zona donde hay luz está sin ningún mueble y con un suelo muy raro de color blanco, sin esquinas. Está empezando a aprender a bajar las escaleras por sí solo, a controlar el miedo al vacío, pero de pronto le depositan en una superficie sin texturas y que parece que puede hundirse en cualquier momento. ¿Cómo cree usted que reaccionaría? Es bastante probable que entrara en una situación de pánico y deseara que sus padres lo sacaran fuera de allí cuanto antes.

      Cuando la madre o el padre llevan a su hijo al estudio de un fotógrafo, que desde luego es lo menos parecido a su hogar o a la guardería, deben esperar que al niño tarde un cierto tiempo en acostumbrarse al lugar y al fotógrafo. Aunque le daremos una serie de consejos para conseguir un entorno agradable para esa primera experiencia, considere fundamentalmente que es el momento de la empatía con el niño, de ponerse en su lugar y ofrecerle todo el cariño que demanda. Una vez superada la fase de aclimatamiento, puede encontrarse con un niño sociable, simpático y encantado de seguir sus indicaciones.

      Para Pepa Valero “también es muy importante que únicamente una persona le hable al niño, que solo una esté a su nivel. Si el niño está a tres metros, debe haber otra persona que conozca (su madre o padre habitualmente) que se encuentre de treinta a cincuenta centímetros de él, mientras que mi ayudante también se suele quedar cerca jugando con él. Tanto en el estudio como en exteriores, si al niño se le deja solo y a tres metros, frente a él, se encuentra el fotógrafo, sus padres y todas las demás personas, su reacción inmediata es pensar ‘Yo también me voy. ¿A mí por qué me habéis dejado solo aquí? ¿Qué juego hay aquí, si estoy yo sólo y vosotros lejos?’ y deseará buscar la compañía y acercarse a donde están todos”.

      Manuel González indica cómo “dependiendo del temperamento o personalidad las indicaciones al crío las hará la mamá o el papá o yo mismo; pero nunca le vamos a dar esas indicaciones u órdenes tres personas, porque así el niño se aturulla y no sabrá a quien hacer caso. En críos más introvertidos, por regla general, esas órdenes serán realizadas por el papá o la mamá, lógicamente bajo mi guión, a diferencia de críos extrovertidos con los que esas peticiones las daré yo. Siempre comento que esa psicología debe tenerla un fotógrafo infantil y captar rápidamente la personalidad del crio actuando en consecuencia para el buen desarrollo de la sesión”.

image

      Para que se acostumbre al espacio del estudio, un niño de corta edad requiere de un periodo de aclimatamiento donde la madre o el padre se encuentren muy cerca de él. Manuel González le pidió a la madre que sostuviera la bufanda mediante un hilo transparente, mientras se mantenía próxima al pequeño. Fíjese en el gesto tan expresivo y tranquilo del niño, ¡no siempre tiene que captar una sonrisa para conseguir una buena fotografía!

      Canon 5D Mark III, Canon 85 mm f/1,2, ISO 125, f/4,5, 1/200 s.

      Si el niño empieza a tener una actitud poco cooperativa, es el momento de comenzar a usar toda su astucia y cartera de trucos para distraerlo, de modo que la mente del pequeño se dirija hacia algo fuera de la experiencia de la sesión. Unas figuras de colores, un muñeco de peluche o, simplemente, usted imitando el ladrido de un perro pueden bastar para conseguir fijar su atención y activar su imaginación, de forma que olvide el lugar donde se encuentra.

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