Название: Fotografía infantil
Автор: Manuel Santos
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
Серия: FotoRuta
isbn: 9788412251302
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El juego es una pieza clave en el aprendizaje y la interacción social de los niños. El juego les permite entretenerse, así como descubrir y aprender de su entorno. Los pequeños no entienden muchas cosas del mundo de los adultos: ¿para qué les llevan con un desconocido que se esconde detrás de un aparato negro y les marea la cabeza con fogonazos de luz? La primera tarea del fotógrafo es conseguir que los pequeños no lleguen a esa percepción. Los niños se sienten atraídos por el juego y está en sus manos saber aprovechar esa tendencia natural para que colaboren con usted sin esfuerzo y pasando un buen rato.
Olvide su cámara, siéntese con su protagonista en el suelo con algún juguete o muñeco y plantéele un juego que consista en una tarea sencilla. Puede pedirle que mueva la cabeza del muñeco para contestar a las preguntas que usted le formule, o que haga andar o parar al muñeco cuando se lo indique, o que pulse el botón del resorte para hacer salir a un muñeco de una caja. Procure que los movimientos que le solicite sean fáciles de entender y vincular a una palabra; no los asocie a una señal visual porque entonces el niño fijará demasiado la mirada en su mano. Por último intente que la secuencia posible de movimientos facilite una pose adecuada del pequeño.
Motívele a reír; el niño reaccionará de manera muy diferente si ve que usted se ríe por los fallos de sincronización de los movimientos del pequeño, en vez de agobiarlo con una perorata cada vez que no se mueve justo cuando usted le indica. La risa, al igual que el juego, desencadena toda una serie de reacciones fisiológicas, cognitivas y emocionales que facilitan el aprendizaje, la sociabilidad, la liberación del estrés acumulado y permiten que el niño sea más abierto a nuevas personas y experiencias. Planee, memorice y practique algunos recursos para provocar la risa en un niño: desde muecas y sonidos de animales para los más pequeños, a chistes o parodias de personajes para los mayores. Incluso algo tan simple como hacer que el niño lo perciba a usted como que juega al escondite detrás de la cámara puede convertirse en una fuente de carcajadas en el pequeño.
En el almacén de Manuel González se encuentran ositos y animales de peluche, mariposas, margaritas y otras flores, con los que puede distraer a los niños para que aparezcan más naturales y menos pendientes de la cámara. En este caso le propuso a la niña un juego sencillo con la margarita En esta fotografía, como es habitual en él, utiliza la estrategia acción/reacción: la mamá está al lado de la cría y la incita a mirar a la margarita o bien a arrancarle una hojita, consiguiendo esta instantánea, tan natural y fresca, al disparar cuando tenía la mirada concentrada en la acción sobre la flor. Hasta los 3 años, los niños tienen que concentrar toda su atención para lograr coordinar sus movimientos, de modo que solicitarles una acción concreta sobre algo les induce a permanecer atentos con todos sus sentidos en ello, facilitando al fotógrafo posturas y gestos más naturales.
Canon 5D Mark IV, Canon 135 mm f/2, ISO 800, f/5, 1/250 s.
Peculiaridades de la fotografía de niños
Una sesión fotográfica con niños puede ser muy imprevisible, tanto en sentido positivo como negativo. Es posible que se encuentre con un niño que se expresa de forma muy natural ante la cámara y permita que la sesión fluya fácilmente; pero también que al pequeño no haya forma de mantenerlo quieto por ser hiperactivo o, simplemente, porque no le gusta el entorno del estudio del fotógrafo.
La planificación previa de una sesión fotográfica con niños puede ahorrarle mucho tiempo. Empiece por ofrecer a sus padres una serie de sugerencias sobre el descanso previo que debería haber tenido el niño, la hora ideal para las fotografías, etc., en función de la edad del pequeño. Expréseles también que siempre hay que contar con factores imponderables, desde aquellos niños que vienen aterrorizados por experiencias cercanas desagradables, por ejemplo visitas al médico, a otros que se enojan cada vez que se les propone cambiar de vestuario.
Sobre todo busque establecer una buena comunicación con el niño; entonces observará cómo fotografiarlo se convertirá en una experiencia estimulante por la cantidad de sorpresas que puede ofrecerle. Esté muy atento a la inocencia con que le pueden proponer ideas divertidas y emocionantes. Muchas veces no necesitará más que sugerirle el inicio de una historia, preguntándole por el nombre de su muñeco o indicándole que agite la caña con la bandera pirata, para que el niño le sorprenda con toda una aventura de conquista improvisada en su estudio o en el bosque donde se encuentre.
A excepción de los recién nacidos, ¡o cuando duermen la siesta!, le resultará difícil mantener quietos a los niños que fotografíe. Por naturaleza los niños están en constante movimiento: desde los pocos meses y hasta los tres años necesitan practicar constantemente el control de sus movimientos para agarrar cosas, andar, etc.; después, simplemente por explorar y aprender del entorno. Además muchos de ellos no paran de gesticular y hacer mohines cuando están frente a una cámara.
Tendrá que acostumbrarse a esa dinámica por parte de los pequeños e intentar reconducir la sesión hacia una atmósfera de colaboración. Si el niño se siente escuchado y comprendido, si observa que usted le habla en un tono tranquilo y pausado, que le ofrece posibilidades de jugar, mantendrá una actitud más reposada y colaborativa. Por el contrario, si aprecia que usted no le presta atención o que le habla en un tono imperativo, el niño rápidamente lo captará, se sentirá solo y demandará mayor atención llorando o moviéndose agitadamente. Para Pepa Valero “la paciencia es la madre de la ciencia en este tipo de fotografía. A mí me llegan muchos niños llorando y pataleando, pero con paciencia he conseguido calmarlos a todos. No hay más secreto que darles su tiempo y espacio para que el niño te sienta como alguien cercano, como un amigo, y eso requiere tiempo. Lo mínimo que se necesita es una hora, incluso cuando son pequeñas sesiones requieren ese tiempo, no puedes hacerlas en quince minutos. Si coloco una sesión cada quince minutos, no hay suficiente tiempo para que el niño pueda adaptarse”.
Busque calmarlos y no sobreexcitarlos con sus propuestas de juego. Tómese su tiempo para sentarse con ellos en el suelo, dejar que le cuenten sus aventuras con sus muñecos y conseguir que se relajen con usted. Propóngale tareas sencillas pero que requieran de una cierta atención para realizarlas, al objeto de que concentre todos sus sentidos en ello y relaje la atención hacia usted y la cámara. Si todavía el niño se encuentra demasiado nervioso, quizás por timidez o miedo al entorno del estudio, deje que se calme en brazos de su madre o padre mientras aprovecha para tomar algunas fotografías de ellos juntos. Y si incluso eso falla, siempre le queda el recurso de la chocolatina y esperar a que haga efecto el poder ‘sedante’ de la golosina.
Aunque la sesión se desarrolló en exteriores, Alba Soler recurrió al flash para conseguir detener el movimiento constante de este niño. Le propuso diversos juegos sobre esta traviesa de ferrocarril, retándole a abrirse de piernas sobre el puente improvisado. Para que el bosque al fondo no distraiga, usó un objetivo tele corto de 85 mm y un diafragma bastante abierto de f/2, lo que le permitió una profundidad de campo muy reducida y que únicamente el plano del niño estuviera enfocado con nitidez.
Canon 5D Mark III, Canon 85 mm f/1,2, ISO 200, f/2, 1/160 s.
Hay ocasiones en que no le quedará más remedio que disparar en ráfaga para poder captar movimientos, gestos y expresiones СКАЧАТЬ