Cuente las estrellas en un cielo vacío. Michael Youssef
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Название: Cuente las estrellas en un cielo vacío

Автор: Michael Youssef

Издательство: Bookwire

Жанр: Религия: прочее

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isbn: 9781646911097

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СКАЧАТЬ la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham (vv. 6-9).

      No es de sorprenderse que cuando Jesús dijo: «Antes que Abraham fuese, yo soy», los líderes religiosos recogieran piedras y quisieran matarlo.6 Pensaron que ellos eran las simientes de Abraham, sus descendientes prometidos. Pero era Jesús quien era la simiente, y a través de Él, incontables personas de cada nación en todo el mundo pueden venir a la fe salvadora y a la vida eterna. Y Jesús, la simiente singular de Abraham, también es el preexistente y eterno Creador.7

      Promesa #3: Te bendeciré

      Abraham no le pidió a Dios que lo bendijera, pero Dios se dignó a prometerle que bendeciría a Abraham. Dios lo bendeciría en formas que él nunca se imaginaría, mucho menos esperaría.

      Por favor comprenda, no hay nada malo con pedir a Dios que le bendiga, nada en lo absoluto. Pero no creo que necesite pedir. Dios ha prometido que lo bendecirá cuando usted lo siga por fe y vaya a donde Él lo manda.

      Puedo testificar el hecho de que, por las últimas décadas, Dios me ha bendecido ricamente en formas en las que nunca me hubiera atrevido o pensado a pedir. Al decir eso, no estoy presumiendo de mí mismo, porque le fallo todo el tiempo. Pero Dios sabe que en mi propia manera falible y propensa al pecado, busco servir a su reino con todo mi corazón. Busco glorificar al rey Jesús. Y para mi total asombro, Dios me bendice más allá de todo lo que yo pudiera pensar en pedir. No espero la bendición de Dios. No merezco su bendición, ni la pido, pero recibo su gentil bendición. Así es como nuestro amoroso Dios trabaja.

      Le pido a Dios que bendiga el ministerio que Él ha edificado en nuestra iglesia y en nuestro ministerio global, Leading TheWay. Le pido que bendiga su mensaje mientras enseño, predico y escribo. Paso mi tiempo orando por otros y orando por el reino de Dios, luego busco primero su reino en cada momento en que me encuentro despierto. Y Dios, por su gracia, me bendice más allá de toda medida.

      Promesa #4: Engrandeceré tu nombre

      Dios le dice a Abraham: «Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición» (Gn. 12:2). Por cuatro mil años, los judíos han afirmado que Abraham es su padre. Los cristianos han afirmado por dos mil años que Abraham es su padre. Incluso los musulmanes, quienes acatan una religión basada en las obras por temor más que por fe, han visto a Abraham como su padre por mil cuatrocientos años.

      ¿Qué representa el nombre de Abraham? Simboliza una fe inconmovible y confianza en el Dios viviente. El nombre representa lo que Dios ha prometido. El nombre representa lo que Dios ha hecho. El nombre representa la fidelidad de Dios.

      El nombre original, Abram, significaba solamente «padre exaltado». Pero Dios cambió su nombre de Abram a Abraham, «padre de multitudes». Esto simbolizó el hecho de que la fe de Abraham en el único y verdadero Dios un día sería compartida por multitud de personas de cada tribu, lengua y nación. Los descendientes de Abraham son judíos y europeos, norteamericanos y sudamericanos, negros africanos y árabes, asiáticos y nativos de la Polinesia.

      Gálatas 3:14 nos dice: «Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu». El mayor descendiente de Abraham es, por mucho, el Señor Jesucristo. El mundo es bendecido al acudir a Jesús, la simiente de Abraham. Gente de todo el mundo es salva y redimida y se regocija, incluso en medio de la persecución, debido a aquel descendiente de Abraham, el Señor Jesucristo.

      Promesas #5 y #6: Bendiciones y maldiciones

      Dios promete a Abraham: «Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra» (Gn. 12:3). A través de las edades de la historia, Dios ha cumplido esa promesa incontables veces.

      Cuando José, el bisnieto de Abraham, fue vendido en esclavitud en Egipto, la Biblia dijo que Dios bendijo a Egipto debido a José. Cuando Rahab, la prostituta, ayudó a los espías que llegaron a Jericó, Dios bendijo a Rahab y a su familia por bendecir a la nación de Israel. Podría citar muchos otros ejemplos.

      Creo que una razón por la que Dios ha bendecido ricamente a los Estados Unidos es porque esta nación ha llevado el evangelio a los confines de la tierra y ha bendecido a muchas naciones, especialmente Israel.

      Como cristiano, usted no se desvía de su camino para hacer enemigos. No trata de hostigar a la gente que lo maldice. Pero si defiende su fe, si simplemente dice: «Soy un seguidor de Jesucristo», instantáneamente tendrá enemigos. Si no hace enemigos, probablemente no esté tomando una postura lo suficientemente audaz por su fe.

      No hay nadie a quien yo odie o a quien le guarde rencor. No importa lo que otras personas me hayan hecho, desde mi perspectiva, no son mi enemigo. Pueden parecer un enemigo, pueden odiarme, pueden desearme el mal, pero no los odiaré. Dios ha prometido pelear nuestras batallas por nosotros. Si alguien nos maldice, Dios será nuestro escudo, nuestro defensor, y si es necesario, nuestro vengador. Él se ocupará de cualquiera que nos maldiga, y será más justo y riguroso de lo que usted o yo podamos ser jamás.

      Una vez tuve una conversación con un hombre enojado. Estaba amargado debido a alguna injusticia que le hicieron. Quería tomar el asunto en sus manos. Le dije: «La bendición que he tenido por vivir unos pocos años más que usted es que he visto que el Señor cuida esos asuntos por mí. He visto a Dios hacer un trabajo mucho mejor al vengar el mal de lo que yo nunca hubiera podido hacer. Así que sea paciente. Confíe en Dios. Deje ese asunto en sus manos».

      En efecto, unas pocas semanas después, Dios se encargó del problema de ese joven. Dios siempre prueba su fidelidad, y siempre cumple sus promesas.

      Promesa #7: A tu descendencia daré esta tierra

      Cuando Dios dijo: «A tu descendencia daré esta tierra», Abraham no tenía descendencia ni tierra. Estaba contando estrellas cuando no veía ninguna. No solo eso, sino que Abraham y Sara murieron en la tierra de la promesa sin poseer ninguna tierra. Más de cuatrocientos años después, Dios cumplió su promesa a Abraham. Tras la muerte de Moisés, bajo el liderazgo de Josué, los descendientes de Abraham marcharon hacia Canaán y tomaron posesión de la tierra de la promesa.

      Dios cumple sus promesas hacia la tercera y cuarta y décima y centésima generación. Sus promesas son más reales que el libro que está usted sosteniendo en sus manos. Se puede decir lo mismo de las promesas que Jesús hizo a sus seguidores en el Nuevo Testamento, tales como: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas» (Mateo 11:28-29).

      Usted puede estar cargando el peso de un refrigerador sobre sus espaldas y sentirse tan agotado que no puede dar otro paso. Vaya a Jesús, cuéntele de sus cargas y penas, y Él quitará el peso de su espalda y lo cargará sobre Él. Él ya llevó la carga más pesada (sus pecados) sobre sí en la cruz.

      La historia de Jesús y del joven rico se narra en Mateo 19, Marcos 10 y Lucas 18. Un joven rico le preguntó a Jesús cómo ganar la vida eterna. Jesús le dijo que obedeciera los mandamientos. El joven respondió que ya lo había hecho. ¿Qué más puedo hacer? Jesús respondió: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme» (Mt. 19:21).

      En otras palabras, Dios le dice: «Deja tus ídolos (la riqueza y las posesiones que en realidad te poseen) y sé mi discípulo. Entonces tendrás tesoros СКАЧАТЬ