Cuente las estrellas en un cielo vacío. Michael Youssef
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Название: Cuente las estrellas en un cielo vacío

Автор: Michael Youssef

Издательство: Bookwire

Жанр: Религия: прочее

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isbn: 9781646911097

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СКАЧАТЬ ¿Por qué viajar tan lejos? Este lugar tiene que ser mejor que Canaán. ¡Aquí es donde está la diversión!

      Habían llegado a Harán en la tierra de las concesiones. Habían llegado a la feria de Vanidad. Abraham estaba en gran peligro espiritual en Harán. Este lugar estaba lleno de tentaciones de materialismo e idolatría, que amenazaban con contaminar su fe en Dios.

      Si usted se halla en Harán en este momento, le insto a salir mientras se pueda. Salga mientras aún sea posible. Salga mientras todavía pueda encontrar la voluntad de Dios. No se establezca en Harán. No se conforme con menos de lo mejor que Dios tiene.

      Todos somos propensos a conformarnos con las seducciones mundanas que están por debajo del plan perfecto de Dios para nuestra vida. Lo sé. Yo personalmente he experimentado al menos dos «Harán» en mi vida. Me conmuevo nada más al pensar en este pasaje de las Escrituras, porque Dios me rescató y me salvó de mis dos experiencias en Harán. Llegó a mi corazón antes de que fuera demasiado tarde.

      Mi oración por usted como lector de este libro es que no se conforme con Harán. Oro para que preste atención a esta advertencia en la historia de Abraham y salga de Harán sin demora. Póngase de rodillas y diga: «Señor, lamento haber transigido y haberme conformado con Harán. Siento haberme salido del camino que tú habías establecido para mí. Lamento haberme detenido antes de ir a Canaán contigo. Sácame de Harán, Señor, y prometo seguirte».

      Sé sin sombra de duda que Dios se regocijará por esta oración, y le dará poder para actuar. A Dios le encanta cuando confiamos en Él incondicionalmente con todo nuestro corazón. Le encanta que nos despojemos de nuestra bendita seguridad y nos atrevamos a grandes cosas por Él. Le encanta cuando invertimos todo lo que somos y tenemos en su reino. Le encanta cuando contamos las estrellas que ni siquiera hemos visto: estrellas de sus promesas, estrellas que son nuestras incluso aunque las nubes de tormenta puedan ocultarlas de la vista.

      Cuando contamos estrellas que ni siquiera hemos visto, estamos andando por fe y no por vista. Los ojos de la fe nos mantendrán en el camino correcto, siguiendo la visión de Dios para nuestra vida. Cuando seguimos nuestra propia sabiduría humana y nuestra visión mundana, nos quedamos atrapados en Harán.

      Sea cual sea su Harán (y sospecho que Dios ya está trayendo algo a su mente algo que significa Harán para usted, algo que le hace sentirse atorado, atrapado e incapaz de moverse hacia Canaán), sea lo que sea, dígale a Dios ahora mismo que quiere dejar Harán atrás. Que quiere avanzar con Él. Que quiere regresar al camino y continuar su peregrinaje con el Señor. Dígale a Dios que está listo para moverse ahora mismo, luego dé el primer paso, sea cual sea. No se conforme con Harán. Salga mientras pueda. No espere hasta mañana o algún otro tiempo. Váyase ahora.

      Se requiere: Una invasión del cielo

      En seguida, aprendemos lo que Abraham hizo a su llegada a la tierra de Canaán, y aprendemos lo que Dios le dijo a Abraham:

      Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra.

      Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido. Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová”. (Gn. 12:6-8)

      Abraham llegó a Canaán y encontró que la tierra estaba habitada por cananeos, fieras tribus idólatras. Quizá Abraham se turbó cuando vio que la tierra a la cual Dios lo había llamado ya estaba ocupada con gente hostil. Dios se apareció a Abraham y le habló, quizá como una forma de tranquilizarlo. El Señor le hizo una promesa: «A tu descendencia daré esta tierra». Aliviado y regocijándose porque Dios había reconfirmado su promesa, Abraham hizo un altar para el Señor y lo invocó con alabanza y acción de gracias.

      ¿Quiere ver el avivamiento llegar a su iglesia? ¿Quiere avivamiento en su comunidad? ¿En su nación? Entonces comprenda esto: el avivamiento comienza con usted; el avivamiento comienza conmigo. No estoy diciendo que podamos, en nuestra propia fuerza, hacer que ocurra el avivamiento. Solo el Espíritu de Dios puede traer reavivamiento a una iglesia o a una nación. Pero el avivamiento sucede cuando el pueblo de Dios lo invita a quedar a cargo de su vida. El avivamiento vendrá cuando cada creyente individual decida salir de Harán y construir un altar en Bet-el.

      Construir un altar es un símbolo de que estamos renovando nuestra visión (la visión de Dios) para nuestra vida. Eso es lo que Abraham hizo cuando salió de Harán y llegó a Canaán. Edificó un altar en Bet-el e invoco el nombre del Señor. Stephen Olford llamó al avivamiento «una invasión del cielo que trae una percepción consciente de Dios».5 Esa invasión santa de nuestra vida no sucederá hasta que queramos a Dios más de lo que queremos el pecado. David Wilkerson dijo una vez: «Hoy hay gente deseando grandes experiencias emocionales y llamándolas avivamiento.

      Pero creo que el verdadero avivamiento vendrá... [únicamente cuando] la gente se ponga de rodillas para arrepentirse».6 El avivamiento vendrá cuando huyamos del pecado y corramos hacia Dios, cuando abandonemos Harán y regresemos al camino a Canaán.

      Abraham aprendió por las malas que el avivamiento personal no se encuentra en una obediencia de medio tiempo o parcial. El secreto no está en el destino sino en el camino. El secreto no está en el lugar al que vamos sino en el lugar de la obediencia, en el lugar de la santidad.

      No escuchamos mucho esa palabra, santidad, ¿o sí? Pero la Biblia nos dice que sin santidad nadie verá al Señor. El lugar de la santidad es un lugar que alcanzamos cuando pedimos a Dios que examine nuestra vida. Como el salmista escribe:

      Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;

      Pruébame y conoce mis pensamientos;

      Y ve si hay en mí camino de perversidad,

      Y guíame en el camino eterno. (Sal. 139:23-24)

      Sin excusas, sin acusaciones, solo honestidad, un examen exhaustivo de nuestro corazón y de nuestra conciencia por el propio Dios: «Señor, examina mi vida. Abre mi corazón para revisión. ¿Hay pecado en mi vida? ¿Hay algo en mis pensamientos, hablar o conducta que sea ofensivo para ti?».

      Mientras no estemos limpios delante de Dios como creyentes individuales, reconociendo nuestra desobediencia y terquedad, nuestro deseo de comodidad y conveniencia, estatus y poder, permaneceremos estancados en Harán. Mientras no admitamos ante Dios y ante nosotros mismos que hemos estado haciendo nuestra voluntad, no la voluntad de Dios, haciendo las cosas a nuestro modo en vez del de Dios, nunca nos moveremos hacia Canaán, nunca edificaremos un altar en Bet-el y nunca impactaremos nuestra cultura para Cristo.

      Mi oración es que la historia de Abraham y su peregrinaje desde Harán hasta Canaán encienda un deseo en su corazón, un deseo de avivamiento, un deseo de experimentar la realidad de Dios en su vida, un deseo de entrar a la tierra que Dios le ha prometido.

      Otro gran despertar

      J. Edwin Orr fue amigo mío y un gran maestro de la Palabra de Dios. Durante la década de 1970 tuve el gozo de tenerlo como mentor. Era una autoridad en los despertares y avivamientos que tuvieron lugar a lo largo de la historia de la iglesia. Él dijo que inmediatamente después de la Guerra de Independencia, la fibra moral y la condición espiritual de los Estados Unidos iban en picada. El alcoholismo estaba descontrolado, el crimen aumentaba y la asistencia a la iglesia disminuía. John Marshall, el presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en ese tiempo, escribió una carta a James Madison, el padre de la Constitución, y dijo СКАЧАТЬ