Jesús y su misión en la posmodernidad. John Harold Caicedo
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Название: Jesús y su misión en la posmodernidad

Автор: John Harold Caicedo

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия:

isbn: 9781953540355

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СКАЧАТЬ y surgen infinidad de pequeños ídolos que duran hasta que surge algo más novedoso y atractivo, pero aun así perseverar con un mensaje que surgió 2000 años atrás en un lugar distante del Medio Oriente.

      Significa también aceptar el reto de seguir difundiendo el mismo mensaje antiguo, pero a través de los medios masivos de comunicación modernos que se han convertido en verdaderos centros de poder.

      Significa seguir creyendo en la validez del mensaje que proclamamos, a pesar de que para el mundo actual ha dejado de importar el contenido, para revalorizar la forma en que es transmitido y el grado de convicción que pueda producir. “Hoy se acepta ampliamente en todas las ciencias (tanto naturales como sociales) que la objetividad total es una ilusión y que el conocimiento pertenece a una comunidad y viene influenciado por la dinámica operativa de dicha comunidad.”60

      Significa proclamar la verdad de lo expresado por Jesús en un mundo que ha desmitificado a sus líderes y que cuestiona abiertamente a las grandes religiones. Un mundo que le rinde culto al cuerpo y a la liberación personal y en el que los individuos quieren vivir el presente sin que les importe mucho el futuro que les espera. Un mundo que se rinde ante la tecnología y en el cual el hombre basa su existencia en el relativismo y la pluralidad de opciones.

      Pero también significa entender la aplicación contextualizada de la misión en el tiempo y en el espacio. Bosch asegura que: “Las profundas diferencias entre aquella época (la época del ministerio de Jesús) y la nuestra implican que no es suficiente apelar de manera directa a las palabras de los autores bíblicos para aplicarlas una por una a nuestra situación.”61

      Entonces ¿Cómo puede interpretarse el llamado de Jesús para las generaciones actuales? Allí radica el gran desafío. “¿Qué puede significar el llamado al discipulado en la actualidad para el obrero, el hombre de negocios, el hacendado y el soldado?”62

      La contextualización de la misión en el presente tiene que ver con la aplicación de la misma en un mundo que percibe las cosas desde otro ángulo a aquel en el cual fueron expuestos los términos de la misión encomendada por Dios. “Es ilusorio creer que podemos penetrar hasta un evangelio puro y libre de los efectos de agregados culturales y humanos.”63

      Es decir, no solo se debe comprender el cambio en la urbanización, la globalización, el desplazamiento continuo de personas entre territorios, etc., sino también en las formas de pensamiento que identifican al ser humano en cada época histórica. “Nadie recibe el evangelio pasivamente; cada uno a su vez lo reinterpreta.”64 Sin embargo, esta globalización debe ser vista desde diferentes ángulos, pues involucra cuestiones comerciales, sociales, religiosas, políticas, culturales, tecnológicas, etc., y cada área en particular debe ser examinada a la luz de los intereses particulares que se quieran definir. “El reto de la globalización actual, que es principalmente de línea cultural y religiosa, se resuelve en el aprecio o valoración de la propia tradición, descubriendo en su hondura una relación estrecha e indisoluble con otras culturas y religiones.”65

      Jesús se encarna en este mundo para encarnar su misión entre los suyos. Quien lo sigue debe extender el sentido de lo que enseña. “Es imperioso que el cristiano logre el renunciamiento, que practique la auto negación, para distinguir su vida de la vida del mundo.”66

      Para Jesús la compasión no es meramente un sentido de lastima por el que sufre, sino una empatía profunda con el marginado quien carece de voz y a quien la sociedad lo rechaza por su propia condición. Su llamado implica todo esto. Seguirlo representa palpitar al ritmo del Maestro. La misión de Jesús es singular en su contenido y exigente en su aplicación.

      Algunas de las parábolas que compartió significaban la representación del amor práctico, colocando como modelo de la misma a personajes impensables, como el buen samaritano o el padre ofendido por el hijo pródigo.

      El punto de vista enseñado por Jesús personifica en realidad una crítica de la conciencia dominante. Y esa forma de encarar el asunto de la compasión, el perdón, la misericordia, etc., significaban a su vez una amenaza para la tradición despótica.

      La iglesia antigua consideraba a Jesús como la encarnación de una conciencia alternativa. El representaba una realidad visiblemente contraria a la realidad visible. Su origen, su nacimiento, el ejercicio de su ministerio, su revelación a los más marginados, etc., son elementos que contrastaban con las formas de dominio imperial existentes. “Hemos sido educados por la tradición cristiana para pensar a Dios no como dueño sino como amigo, para considerar que las cosas esenciales no han sido reveladas a los sabios sino a los pequeños, para creer que quien no pierde su alma no la salvará…y así sucesivamente.”67

      Desde el principio, Jesús se puso del lado de los desvalidos: los pobres, los oprimidos, los enfermos, los marginados. En los relatos de Lázaro resucitado y Lázaro el pobre que aparece en contraposición al rico epulón, Jesús manifiesta su solidaridad con quienes lloran a causa de la muerte y la injusticia. Su aflicción por Jerusalén pone de manifiesto que su misión va mucho más allá que salvar algunas vidas o sanar algunos enfermos. Las ciudades, los sistemas, las estructuras que las formaban, las autoridades que las dirigen, los inmensos conglomerados indiferentes que las componen, solo son una extensión de un sistema enfermo que necesita ser cambiado, pero que para muchos representa su seguridad y harán lo que sea necesario para mantenerlo como está.

      La obra de la misión es también la obra del Espíritu Santo. Los dones dados a los creyentes y el poder que permite abrir surcos que han sido cerrados por siglos, son parte de la práctica y la teología de la misión. Comprender la acción vivificadora del Espíritu Santo estimula la acción de quienes son partícipes directos de esta labor transnacional.

      En nuestros tiempos es mucho más llamativo elaborar una misión de contraste. No es seguir a Jesús sino exigirle que nos siga. No es obedecer al Mesías, sino obligarlo para que se acomode a nuestros caprichos personales. No es entender su mensaje, sino exigirle que entienda nuestra condición particular. No es comprender a cabalidad la obra de la cruz, sino adecuarla en perspectiva para que encaje con otras formas de salvación más apropiadas. “Si hay salvación, parece, en definitiva, que esta tiene más los caracteres de la ligereza que los de la justicia.”68

      La idea del sacrificio de Jesús en una cruz, el derramamiento de su sangre, el sufrimiento por los azotes, golpes, la corona de espinas, etc., puede resultar repulsiva para el hombre posmoderno, quien puede ahora convertir la sola idea de sacrificio en algo psicológico como quien piensa en su sacrificio para sacar sus hijos adelante, o pagar su universidad. Esta perspectiva produce un alejamiento paulatino del hecho sacrificial en sí, para dar paso a una imagen cada vez menos dolorosa. De alguna manera supone un alejamiento del Gólgota para ir a un escenario más terapéutico donde no sea necesario sacrificar a alguien por los demás. “Pertenece al firmamento del hombre el ser <<libre y poderoso>>, <<no obedecer orden alguno>>, <<no estar regido por ninguna de las otras criaturas>>.”69

      El siervo sufriente ya no lo es tanto y su sacrificio ya no es tan doloroso. Al fin y al cabo conciliar los conceptos de dolor y bienestar no parece ser una gran idea para quien piensa que el hedonismo es la única forma de vida aceptable.

      Natanael aún no puede comprender que su llamado es para una misión en la cual los anhelos del hombre mueren y se reemplazan por la obediencia a la voz de quien llama. El carácter de la acción salvífica modela así mismo la integralidad que reclama el anuncio de esa obra de salvación. Si Jesús es un Dios misionero, es imposible concebir que sus seguidores pretendan ignorar este llamado divino, establecido de manera concreta en sus palabras y luego observado en plenitud en los hechos posteriores a su partida. “Vivimos en un mundo, en el cual el rescate de unos a expensas de otros no es posible. Únicamente hay salvación y supervivencia juntos. СКАЧАТЬ