Название: Jesús y su misión en la posmodernidad
Автор: John Harold Caicedo
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
isbn: 9781953540355
isbn:
Más adelante durante su ministerio, algunos hechos muy representativos le dieron una característica específica a la obra de Jesús. Su prontitud para perdonar los pecados con sus consabidas reacciones; la capacidad de Jesús para curar y su atrevimiento para hacerlo en Sábado lo cual representaba un parangón sin antecedentes para los religiosos que eran testigos de estas cosas; su costumbre de comer con los marginados, que ya de por si representaba un problema cultural, sin contar las dificultades que esto traía en la mente de quienes lo consideraban como una ofensa para la moral de la sociedad; y la actitud de Jesús para el lugar sagrado por excelencia para los judíos: el templo.
Al hablar de la destrucción del mismo produce diversas reacciones especialmente entre el pueblo religioso que vivía alrededor de este sagrado lugar, cuyos rituales y sacrificios y por ende su relación con Dios, dependía en gran manera de lo que allí sucediera. Sin duda, Jesucristo rompió muchos de los convencionalismos de su época en la que la ley regulaba no solo la vida religiosa, sino la social y cualquier clase de interacción entre los individuos.
La compasión que mostró Jesús por los que sufrían a causa de su marginalidad, confrontó un status quo que había aprendido a mirar el dolor como algo connatural a ciertos sectores desprestigiados de la sociedad. En esa forma de convivencia la compasión no cabía cuando se trataba de estructurar la legalidad.
Por eso es que este tipo de reacciones de parte de Jesús no eran solo cuestiones emocionales que surgían de un corazón sensible, sino más bien, una crítica pública en contra de la insensibilidad que se había apoderado de la gran mayoría de personas, incluidos los religiosos quienes pretendían enseñar la palabra de Dios al pueblo.
El contraste entre las jerarquías reinantes y la figura de Jesús representó un conflicto para quienes intentaban perpetuar el dominio, pero a su vez una esperanza para quienes anhelaban un cambio de mando con otras características. En la medida en que las bocas sean calladas y reprimidos los lamentos de los dolientes, el sistema buscará seguir consolidándose ante la indiferencia de los no afectados. Y es por eso que el fin del poder dominante es doloroso porque arrastra consigo víctimas inocentes que constituyen únicamente un elemento circunstancial en la transición violenta que produce quien pierde el poder en otras manos.
Por eso es que cuando Jesús representó la voz de los que no eran oídos, la conciencia social se vio comprometida y se hizo necesario también callar esa voz para que no interrumpiera la continuidad del sistema dominante. Su declaración profética de Lucas 4 en la sinagoga de Nazaret, puso de manifiesto que la atención a los desvalidos y menospreciados tendría que ser una obra guiada por el Espíritu, de tal manera que quienes ofrecían sus servicios religiosos sin poder entregar alguna forma de transformación a los demás, también eran confrontados en esa área espiritual de la que carecían sin saberlo.
Pero el culmen de toda su crítica profética que confrontó los sistemas dominantes se dio en la cruz. La muerte de Jesús no es definitiva. En realidad es victoria. ¿Pero victoria sobre qué?
Victoria sobre un sistema que en lugar de ofrecer vida solo trae muerte. Victoria sobre la conciencia de los que vivían para un presente en el que eran los privilegiados, pero que ahora podrían confrontar un destino en el que esos privilegios cambiarían de manos. Los suyos no le recibieron, pero El cumplió su propósito aun a costa de ese rechazo. Fue perseguido, azotado y crucificado, pero ese no fue el fin, y todos aquellos que creyeron que al morir Jesús se perpetuaba un sistema indolente y desigual, vieron frustrados sus planes, pues sus seguidores encarnaron la vida de Jesús y los valores que El vino a traer desde el cielo. Vida en lugar de muerte, compasión en lugar de indiferencia, amor en lugar de juicio, verdad en lugar de mentira. Esos valores cotejaron al sistema que confrontó su propia muerte, absorbió su indiferencia, recibió su propio juicio y vio como sus verdades no eran universales sino solo elementos particulares de una estructura que no podía mantenerse ante el Hijo del Hombre que vino a salvar lo que se había perdido. Es por esto por lo cual Vattimo considera el testimonio de la vida cristiana dentro de la integralidad que supone el llevar a cabo los lineamientos expresados claramente en las páginas de la Escritura. “Sigue siendo embarazosa y contraria a toda dignidad, coherencia y transparencia personal la situación de quien frecuenta la iglesia y no tiene, en absoluto, intención de abandonar la vida <<de pecado>> en la que, según la enseñanza eclesiástica oficial, vive.”91
Incluso hasta el final, cuando Jesús pendía de la cruz y su cuerpo había sido martirizado a más no poder, sus palabras siguieron siendo una crítica y una expresión de una conciencia alternativa. Su solicitud de perdón para sus infractores, su grito desgarrador y desesperado en el que trasmitía su sensación de abandono, su sumisión a pesar de ser el Hijo de Dios y su bienvenida final a un marginado que colgaba cerca de El en su propia cruz, representaban formas específicas de confrontación a un sistema que había quedado nulo y sin efecto.
Todas estas expresiones de Jesús traen un equivalente con las de Moisés en los tiempos antiguos. Y tal como sucedió con este, la crítica profética indicada con sus acciones confrontó a un sistema que aunque intentaba perpetuarse, traía dentro de sí mismo el germen de su propia destrucción. La cruz fue el triunfo final de la nueva conciencia alternativa que emergió desde los cielos mismos y se implantó en medio de un mundo que no la puede comprender fácilmente. Solo el que murió en ella la pudo expresar de una manera radical.
Jesús expresó delante de todos los sorprendidos judíos que lo observaban: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.” Habrá ahora una nueva construcción erigida no con manos humanas sino con los designios divinos. Habrá una resurrección que se espera como concreción del proceso redentor. Habrá una nueva verdad que se escribirá con sangre divina, con clavos en las extremidades del Mesías y con corona en la sien del sacrificado.
En la cruz termina una misión pero empieza otra. “Consumado es” se escucha desde la altura del Gólgota y se extiende hasta el confín del mundo. “Id a hacer discípulos” es el siguiente paso para tal suceso. Los oídos de los discípulos escuchan la voz del resucitado quien comisiona a los suyos a salir de los templos para ir a las naciones. La misión está en acción y no necesariamente es en los templos. Quizás ahora sea necesario destruir algunos para promover la verdadera misión.
La voluntad de Jesús expresada en su misión es una voluntad que trasciende, que no pone límites ni condiciones, que no hace acepción de quienes serán los portadores de esta tarea, ni restringe su avance a cierto tipo de culturas. Por el contrario, su naturaleza es abarcadora para todas las tribus, lenguas, razas y naciones. En realidad el concepto de testigo presupone el “ir” más allá de las puertas, más allá de las barreras culturales, idiomáticas, sociales o de cualquier índole. Testificar es participar personalmente en la misión de Cristo, es ser participantes de los padecimientos de Cristo (1 P. 4:13).
El templo puede ser derribado, pero ahora se ha levantado otro templo, inmaculado, glorioso y espiritual que aún conserva cicatrices. Y ahora la misión continúa sobre los hombros de aquellos que pueden manifestarse desde los templos a las naciones.
Pero el solo hecho de confrontar la realidad actual con los supuestos teológicos antiguos es motivo de tensión natural al reconocer el contexto plural de nuestros días. Estos retos se trasladan a la conformación de una comunidad con una praxis diferente que esté en capacidad de crear un discurso relevante a través de su dialéctica inclusiva. La relación comunidad y teología determina no solo un tipo específico de conocimiento, sino más aun СКАЧАТЬ