Название: Jesús y su misión en la posmodernidad
Автор: John Harold Caicedo
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
isbn: 9781953540355
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El evangelio de Juan tiene sus singularidades que lo diferencian de los sinópticos en su composición y contenido. El cuarto evangelio es sin lugar a dudas muy particular por su configuración literaria, su contenido y el propósito de Juan de exaltar a Jesucristo como Hijo de Dios y observar la dimensión de su obra. A través de este evangelio, Juan suplió una gran cantidad de material único no registrado en los otros Evangelios. Para escritores como Samuel Soto el Evangelio de Juan es un tratado teológico que ha de sustentar la fe de la iglesia en los momentos de prueba, en todo lugar y en todos los tiempos. Raymond Brown en su Introducción al Nuevo Testamento45 considera que Jesús debe adaptar su mensaje para ser entendible entre las multitudes de su tiempo. Aunque viene del cielo, debe expresarse con un “lenguaje terrenal” que lo aproxime a quienes lo escuchan. George Ladd en su Teología del Nuevo Testamento46 hace especial énfasis en el dualismo juanino como un verdadero contraste entre dos mundos. Para Thomas D. Lea, en su libro sobre el Nuevo Testamento “la presentación simple de palabras (en el evangelio de Juan) envuelve una profundidad teológica notable con temas como la deidad de Cristo (10:30), la encarnación (1:14) y la preexistencia (1:1)”47
El cuarto evangelio utiliza una gran cantidad de símbolos y un lenguaje que confronta otras tradiciones religiosas y en esto sentido se asocia al posmodernismo que a su vez se vale de una gran simbología. Juan escribió para convencer a sus lectores de la verdadera identidad de Jesús como el Dios-hombre encarnado cuyas naturalezas divina y humana estaban perfectamente unidas en una persona quien era el Cristo profetizado y Salvador del mundo. Esto tomaría algunos siglos de discusiones que vinieron a esclarecerse en las proposiciones de la ortodoxia cristiana de los concilios de Nicea y Calcedonia especialmente. Pero existe una percepción diferente al leer este evangelio con relación a los demás, pues parece situarnos en una perspectiva vivencial que nos acerca más al Jesús hombre y nos revela más al Jesús Dios. Estos símbolos juaninos que trascienden con su interpretación al pueblo judío, se instalan en realidad en una dimensión mucho más amplia para hacer de este evangelio una declaración de la misión universal de Cristo y de su iglesia.
Eldin Villafañe afirma que “La necesidad de la hora no es de un cristianismo fácil, frágil y fastidioso, sino de un cristianismo riguroso, vigoroso, concreto y encarnado –un cristianismo muscular- ¡con las señales de la Cruz en sus manos!”48 Resulta interesante la lectura de Eli Lizorkin en su libro: El evangelio Judío de Juan: descubriendo a Jesús, Rey de Todo Israel, pues de manera particular aborda el estudio del cuarto evangelio bajo la perspectiva de un replanteamiento integral de su contenido. Su exploración es abordada desde una óptica que desafía las interpretaciones hasta ahora usadas para extractar de algunos pasajes en particular su gran riqueza de contenido. Su visión acerca de las buenas noticias que implica el evangelio para los cristianos es vista como mala noticia para los judíos, y para el como uno de ellos.
Esto sin duda le da un abordaje por demás interesante que contrasta con la visión que otros comentaristas tienen acerca del evangelio de Juan.49 “Desde la perspectiva de su autor, el Evangelio (de Juan) entero muestra que son las autoridades judías las que son juzgadas. Es Jesús quien ha venido como acusador pactado para presentar cargos contra los malvados pastores de Israel. No al contrario, como podría parecer.”50 Es por esto que he tomado de manera particular este abordaje para explorar en su contenido una óptica novedosa de este evangelio. C. H. Dodd trata con el cuarto evangelio entendiendo que es eminentemente teológico, pero los hechos en él narrados responden a una indudable realidad histórica. Dodd considera que detrás del Evangelio de Juan subyace una antigua tradición independiente de la de los otros Evangelios, que debe considerarse seriamente como básica contribución al vivir histórico de Jesús.51
Juan Alberto Casas en su libro: Vengan y vean entiende que el sentido de la fe cristiana se ha revitalizado a partir del giro contemporáneo con el que se realiza la teología de las formas narrativas. La incorporación de las temáticas juaninas en sus primeros capítulos en la cotidianeidad y el entorno social para transformarlos, resulta de particular interés en el análisis propuesto para el presente trabajo.52
En el enfoque cristológico del evangelio entendemos su teología de la misión. Jesucristo aparece como Aquel que revela al Dios vivo. Con las declaraciones iniciales se vislumbra el resto del contenido. Jesús es manifestado como la palabra preexistente que se encarna para traer vida nueva a la humanidad. Desde el principio del evangelio, Juan reafirma el carácter activo de Jesús en la creación y su naturaleza redentora. “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3). La aparición de Jesús representó el punto de convergencia de la humanidad y en el evangelio de Juan se resalta más que en ningún otro libro, con la encarnación del Verbo (1:14), la invitación a nacer de nuevo (3:3), la aceptación por la fe de la persona de Jesucristo y de su obra (3:16), la regeneración del ser humano pecador (4:14), la presentación del Padre por el Hijo (7:16), la promesa de vida abundante (10:10), las obras a través de su ministerio terrenal venciendo las enfermedades y la muerte (11:44) y su sacrificio en la cruz.
El vínculo Padre-Hijo aparece una y otra vez a lo largo del evangelio como revelación constante de la figura de Jesús y de lo que vino a hacer a este mundo. Su misión lo dirige y en su muerte se termina de reconocer la obra concluida que ha sido llevada a cabo en perfección por el Hijo de Dios. “A Dios nadie le vio jamás, el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” (Juan 1:18). La controversia se hizo más intensa entre los religiosos de la época y Jesús en sus declaraciones a las que consideraban blasfemas: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por eso los judíos aún más procuraban matarle, porque no solo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios” (5:17-18)
Así mismo las secuencias del yo soy conectan a Jesús con el Dios que aparece a Moisés en el desierto, al iniciar la aventura liberadora del pueblo de la esclavitud. Como pan celestial es sustentador de la vida; como luz del mundo supone que quien esté alejado de Él está en tinieblas; como puerta de las ovejas representa la protección para su pueblo escogido y el único acceso al redil del Señor; como Buen Pastor se preocupa genuinamente por el bienestar de sus ovejas; como resurrección y vida pone de relieve su autoridad sobre la muerte y su naturaleza mediadora entre Dios y los hombres para traer vida en medio de un mundo de muerte y de pecado; como camino, verdad y vida elimina cualquier otro acceso al Padre y a la salvación y como vid verdadera nos sitúa dentro del viñedo de Dios y cada creyente como rama de esa vid que debe producir fruto.
La consideración de Jesús como enviado reafirma su tarea misionera. Si es enviado tiene un propósito y alguien que lo envía. Por lo tanto esa misión debe quedar satisfecha para que haya aprobación total en quien lo ha designado para esa labor específica. Pero su misión, lejos de ser simplemente local, es en realidad una misión cósmica, encaminada a unir a los pueblos del mundo alrededor del que puede cambiar el presente y el destino eterno. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” (Juan 3:16)
El Espíritu Santo juega un papel preponderante en las declaraciones del evangelio de Juan. En la elaboración de la misión, el paráclito desempeña un rol fundamental, ya que respalda y unge la obra de Jesús desde su propio bautizo hasta el final de su ministerio terrenal. Pero aún se resalta más su importancia después de la partida de Jesús por cuanto se constituye en la promesa dada a los discípulos para llevar a cabo la obra encomendada. La fe en Jesús es el acceso a la vida del Espíritu. La transmisión de la historia del cristianismo, el evangelismo, nunca consiste solo en presentar bien la historia ni usar las palabras idóneas; no consiste solo en la proclamación del evangelio, sino en la participación fiel en él, lo cual es posible gracias al Espíritu. El ministerio del Espíritu es siempre dar СКАЧАТЬ