Название: Lunes por la tarde... 5
Автор: José Kentenich
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
Серия: Lunes por la tarde…
isbn: 9789567598588
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San Buenaventura22 fue junto a santo Tomás23 uno de los más grandes eruditos de la Edad Media. De él se cuenta que un simple hermano lego le dijo en una ocasión: Oye, Buenaventura, tú, el erudito, lo tienes fácil para ir al cielo. No, dijo Buenaventura, tú lo tienes igual de fácil, incluso aún más fácil. No es la cabecita erudita la que lo logra. ¡Cuántos profesores eruditos saben tantísimas cosas de Dios! Pero lo único que Dios quiere tener de ti y de mí y de todos nosotros es esto: querer a Dios. ¿Qué significa querer a Dios? Cada segundo decir «sí, Padre, sí». Y si tú lo logras y yo lo logro, entonces da igual qué es lo que haya en la cabeza. Lo principal es que el corazón pertenezca a Dios.
Y los escritos antiguos relatan hermosamente —del mismo modo como se ha expuesto también con frecuencia en la vida de san Francisco24—: el hermano lego fue y se puso a bailar por ahí diciendo: «¡Oíd animalitos, pajaritos, oíd! ¡Puedo llegar a ser santo al igual que el gran erudito, san Buenaventura!» ¿Ven? Esto es Patris atque Matris sum nunc et in perpetuum. Sencillo, ¿no? Pero tenemos que vivirlo realmente en serio. En realidad, es solo una descripción del padrenuestro, nada más. ¿Qué significa eso? «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo» —pero también aquí y ahora en mi vida, no solo por ahí, sino en mi pequeña vida—.
En el siglo pasado hubo una gran mística, una francesa: se llamaba Lucie Christine.25 Estaba casada. Una vez expuso ella en una hermosa imagen lo que nosotros queremos decir con el Patris atque Matris sum. Vio delante de sí un barco en medio de la tempestad. Ustedes saben cómo es cuando uno se encuentra en un barco semejante, cuando las olas sacuden el barco de un lado al otro. Lo que en ese momento no esté firme en su sitio termina tirado por el suelo. Ella enlazó con esa imagen y narró después sobre su propia vida espiritual. Dijo: También en mi vida hay a veces muchísima tempestad. Pero entonces me pasa como en un barco: si en el barco hay algún objeto que esté bien firme, clavado, entonces conserva siempre la correspondiente relación con el nivel del agua. Así sucede también en mi vida. Muchísima tempestad ha habido en mi vida, pero el clavo que ha retenido siempre firmemente mi vida espiritual ha sido la voluntad de Dios.26 ¿Comprenden lo que significa? ¡Es voluntad de Dios, por tanto, permanece tranquilo!
Si me permiten que utilice otra imagen: piensen en una aguja imantada. Está siempre orientada hacia un punto determinado. Y éste es el punto que tenemos que mantener con firmeza. Ésta es una piedad sumamente sencilla, pero es la preparación al martirio. Tienen que imaginárselo: si no puedo decir sí con alegría a la voluntad de Dios en las pequeñas cosas de cada día, ¿cómo me ha de resultar después, cuando se diga que me van a cortar la cabeza? Es siempre lo mismo. Por tanto: vivir en serio nuestro lema. Tienen que verlo concretamente.
Cristina era una reina que vivía santamente.27 Era todavía muy joven. De ella se cuenta que, aun con todo su esplendor y todas las cosas hermosas que había en su vida, tenía también una profunda vida interior. Uno de sus criados retiró una vez del libro de oraciones de la reina un pequeño papel y se apuntó lo que en él estaba escrito. Era una oración muy simple, sencilla, pero se adecuaba completamente al modo de ser femenino. En ella se exponía, con sencillez: Dios querido, que yo sea bella o fea no importa. Que sea querida o no, es todo secundario. Lo principal es que yo te pertenezco y tú me perteneces. Y si los dos nos pertenecemos mutuamente, entonces puede venir lo que sea: tengo siempre mi punto de reposo. ¿Comprenden? Es una descripción de Patris atque Matris sum nunc et in perpetuum.
De santa Teresita28 se ha transmitido una frase sencilla. Dice así: en mi vida nunca se me podrá quebrar. ¿Por qué no se me podrá quebrar? Soy una caña, y la caña es movida hacia un lado y otro, puede doblarse. Pero cuando se dobla y llega al agua, enseguida cobra vida de nuevo, vuelve hacia arriba. Así sucede también en mi vida. Cuando he sido doblada por la cruz y el sufrimiento, he entrado inmediatamente en contacto con la voluntad de Dios. La voluntad de Dios es la voluntad del amor, y si entro en relación con el amor divino, todo en mí está nuevamente en orden.
Éste es el gran misterio, esto es lo grande que tenemos que lograr, también como personas casadas. Por eso no necesito renunciar al matrimonio ni tampoco a mi derecho matrimonial. No necesito ir al convento. Y a la inversa, si uno de mis hijos va al convento, tiene que hacer en sus circunstancias exactamente lo mismo que yo hago en mis circunstancias: decir siempre «sí, Padre». Patris atque Matris sum, nunc. No sólo cuando tengo suficiente de comer y de beber, o sea, no sólo cuando mis peticiones son satisfechas.
Podría contarles ahora una cantidad de pequeños ejemplos. Antes ya les conté algo de santa Clotilde. Ella se había casado con Clodoveo, que por entonces todavía era pagano.29 Clotilde tuvo su primer hijo y, con gran esfuerzo obtuvo de Clodoveo el consentimiento para bautizar a su hijo. Pero la mala suerte quiso que, apenas bautizado, el niño muriera. Podrán imaginarse ahora que el pagano se puso a despotricar: ¡vuestro Dios cristiano lo ha asesinado! ¡Si no hubiese sido bautizado no habría muerto! ¿Qué respondió Clotilde? Estoy feliz de que Dios haya llevado consigo tan temprano a uno de mis hijos. Naturalmente, esto produjo una profunda impresión en Clodoveo. Más tarde, también se convirtió.
Como ven, en todas las situaciones de la vida, por más débiles que sean, deben estar siempre dispuestos a decir: «sí, Padre, sí», o bien, «Patris atque Matris sum nunc et in perpetuum, vivat sanctuarium». Pero, por favor, no olvidar lo último: ¡vivat sanctuarium! Tal como se lo he dicho ahora, esto parece facilísimo. ¡Tan fácil no es! El que conoce la vida cotidiana sabe cuánta dureza exige. Y ¿quién tiene que transmitirnos ahora la fuerza? ¡Vivat sanctuarium!
1 Véase t. 4: «Echt christlich leben in einer krisenreichen Zeit» [«Vivir de forma auténticamente cristiana en un tiempo lleno de crisis»]. A fines de 1956 el P. Kentenich había dedicado varias pláticas vespertinas a tratar el ideal del hombre apocalíptico en un tiempo apocalíptico y había hecho referencia a la difícil situación política mundial que se registraba en aquel año (levantamiento popular en Hungría, crisis del canal de Suez en Oriente Próximo, rumores de guerra). En las siguientes pláticas enlaza con dichos temas.
2 Referencia a Dwight D. Eisenhower, presidente de Estados Unidos de 1953 a 1961.
3 Los enemigos.
4 El P. Kentenich se refiere aquí a Franz Reinisch (1903-1942), sacerdote palotino y colaborador suyo en la central de asesores de Schoenstatt. Reinisch fue el único sacerdote católico que, por razones de conciencia, se negó a prestar el juramento de lealtad como soldado a Hitler, por lo cual en 1942 fue ejecutado.
5 Véase Ap 4.
6 Véase Ap 5.
7 Gobernadores.
8 Sobre lo que sigue véase Ap 6,1-8
9 El texto fue leído en la ocasión por la traductora, en inglés. Al no haber sido pronunciado por el P. Kentenich, lo incorporamos aquí en cursiva.