Название: El Sacro Imperio Romano Germánico
Автор: Peter H. Wilson
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
isbn: 9788412221213
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La construcción de la Iglesia alemana
Borgoña e Italia disponían de estructuras eclesiásticas que se remontaban a la Antigüedad tardía, cuando se establecieron diócesis sobre la estructura de las provincias imperiales romanas. La principal contribución del emperador al desarrollo de la Iglesia italiana fue animar al papa a crear diócesis en la Italia meridional, a finales del siglo X, para atajar la influencia bizantina. Tales factores hicieron que, hacia el año 1000, hubiera veintiséis archidiócesis en Italia, pero tan solo seis en Borgoña, siete en Francia, dos en Gran Bretaña, una en Polonia y una en Hungría.
Carlomagno, en colaboración con el papa, asentó los cimientos de la Iglesia germana en apenas veinte años. Maguncia, que ya era una base importante en tiempos de la misión de Bonifacio, fue elevada en 780 a la categoría de archidiócesis para supervisar toda la obra misionera al este del Rin. La rapidez de las conquistas posteriores hizo necesaria una serie de subdivisiones adicionales que permitiera una mejor supervisión de la población incorporada al reino franco (vid. Mapa 14). Colonia pasó a ser arzobispado en 794, con responsabilidad sobre las misiones del noroeste de Alemania y Frisia. Hamburgo-Bremen, que al principio fue uno de sus obispados subordinados, también fue elevado a estatus arzobispal durante los años 60 del siglo IX, con responsabilidad en las tierras más allá del Elba. La sumisión de Baviera a soberanía carolingia hizo que Salzburgo fuera convertida en arzobispado en 798. La fundación del imperio, en 800, vino precedida un año antes por la asamblea celebrada por Carlomagno y León III en Paderborn, ciudad que había servido desde 770 como base militar y misionera de las campañas contra los sajones. Se acordó que Sajonia quedase dentro de la archidiócesis de Maguncia, que pasó a ser la sede del arzobispado primado de Alemania.23 Tréveris fue elevada a archidiócesis hacia 800, con jurisdicción sobre lo que más tarde fue Lorena. Este fue uno de los factores que hizo que esta provincia fuera asignada a Alemania y no a Francia. Besanzón fue convertida en la archidiócesis principal de Borgoña.
Esta estructura básica, completada hacia 800, sobrevivió un milenio. La única modificación de importancia fue obra de Otón I; las dificultades con las que se encontró ilustran ampliamente el papel de las élites locales en la creación de la Iglesia imperial. Otón quiso conmemorar su victoria sobre los magiares en Lechfeld en 955 y mejorar la coordinación de la actividad misionera más allá del Elba. En su coronación imperial, en 962, anunció el establecimiento de un nuevo arzobispado con sede en Magdeburgo, de estatus similar al de Maguncia, la cual debía ceder su jurisdicción sobre los sajones. Los obispados de Brandeburgo y Havelberg fueron transferidos desde Maguncia. Se requirió al obispo de Halberstadt (también subordinado a Maguncia) que cediera parte de su diócesis para crear el nuevo obispado de Merseburgo. También se crearon los obispados de Meissen y Zeitz, en las regiones misioneras.
La aplicación de estos cambios se retrasó hasta 968 a causa de la oposición del hijo de Otón, el arzobispo Guillermo de Maguncia. La muerte de Otón, en 973, abrió la posibilidad de reemprender su proyecto favorito. En 975-976, el papa hizo reajustes en la jerarquía germana y retornó al arzobispo de Maguncia la condición de primado, además de expandirla con la concesión del obispado de Bohemia, creado en Praga en 973.24 En 981, Otón II aprovechó el fallecimiento del primer arzobispo de Magdeburgo para suprimir el obispado de Merseburgo y redistribuir sus recursos y jurisdicciones entre Halberstadt, Zeitz y Meissen, que se consideraban insuficientemente dotados. Giselher, antiguo obispo de Merseburgo, fue compensado con la sede vacante de Magdeburgo. Estos cambios provocaron profundos agravios entre el clero menor, entre ellos a Tietmaro, canónigo de la catedral de Merserburgo que consideró que el alzamiento eslavo de 983 había sido el castigo divino por la supresión de su amada diócesis.25 Incluso la familia imperial estaba dividida al respecto. La esposa de Otón II, Teófano, apoyaba a Tietmaro, mientras que la madre del emperador, Adelheid, compartía con el arzobispo Giselher su oposición al restablecimiento de Merseburgo. Las damas del imperio intervinieron, pues la desaparición de Merseburgo afectaba la jurisdicción de conventos bajo su protección. En 998, Otón III ordenó la reinstauración de Merseburgo, pero esto no se logró hasta después del fallecimiento de Giselher, seis años más tarde, y después de que el nuevo rey Enrique II hiciera una gran donación para compensar a Magdeburgo y a Halberstadt.26
Después de la de Magdeburgo no se añadieron nuevas archidiócesis, pero el número de obispados fue creciendo por medio de la subdivisión de diócesis ya existentes y la creación de otras nuevas cuando el imperio volvió a expandirse hacia el este a partir del siglo XII. El reino de Carlomagno había contenido 180 obispados, 45 de los cuales bajo control papal directo. A consecuencia del Tratado de Verdún, un número importante de obispados se separó del imperio, pero alrededor de 973 la emergente Iglesia germana había creado 32 obispados y 6 arzobispados. Hacia 1500, el total superaba la cincuentena, es decir, una décima parte de la cristiandad latina. Había 9 más que no pertenecían a una archidiócesis y otras 5 fuera de todo control arzobispal debido a que estaban bajo supervisión papal directa. Este era el caso de Bamberg, fundado por Enrique II en 1024.27
Abadías
La fundación de abadías se consideraba, ya en el siglo VIII, una tercera rama eclesiástica, inferior en rango a obispados y arzobispados. Las abadías tenían menor jurisdicción y, en un principio, estaban más próximas al ideal de oración monástica que los centros diocesanos. Las conquistas de los francos crearon la necesidad de una infraestructura eclesiástica local y garantizó el suministro de mano de obra esclava necesaria para su construcción. Se atribuye a Carlomagno la fundación de 27 catedrales y 232 monasterios y abadías, cifra muy superior a la de palacios, pues tan solo edificó 65.28 Esta actividad en Alemania creó un nuevo paisaje sacro en el que tan solo Maguncia, Colonia y Tréveris contaban con iglesias relativamente viejas. Algunos monasterios de importancia remontaban sus orígenes a antiguas iglesias misioneras como la de San Galo, en Suiza, establecida en 612 por un monje irlandés, si bien el edificio data de la década de 830. La vinculación con un misionero martirizado influía a menudo en la localización, pero la iniciativa regia o señorial también tenía importancia.
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