El Sacro Imperio Romano Germánico. Peter H. Wilson
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Название: El Sacro Imperio Romano Germánico

Автор: Peter H. Wilson

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

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isbn: 9788412221213

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СКАЧАТЬ y espiritual.21 Dos pasajes de la Biblia sirven de ejemplo. La respuesta de Jesús a Poncio Pilatos a la pregunta «¿eres tú el rey de los judíos?» era potencialmente revolucionaria: «Mi reino no pertenece a este mundo […] mi reino no es de aquí» (Juan, 18:33, 36). Esta oposición a la autoridad secular tenía sentido durante el tiempo de la persecución de los cristianos a manos de los romanos y quedaba fijada por la doctrina del segundo advenimiento de Cristo, que sugería que el mundo secular tenía poca importancia. Sin embargo, la tardanza del retorno del Mesías hizo inevitable llegar a un acuerdo con la autoridad secular, como ejemplifica la respuesta de san Pablo a los romanos: «Sométase toda persona a las autoridades superiores porque no hay autoridad que no provenga de Dios; y las que hay, por Dios han sido constituidas. Así que, el que se opone a la autoridad se opone a lo constituido por Dios» (Romanos 13:1-2). Los cristianos le debían obediencia a toda autoridad, pero su deber hacia Dios estaba por encima del poder secular. Resultaba imposible ponerse de acuerdo en si debían soportar a los tiranos, como prueba de fe, o si tenían derecho a oponerse a estos en tanto que soberanos «impíos». Para resolver estas diferencias también se recurría a las Sagradas Escrituras, en particular al pasaje de Cristo con los fariseos: «Dad al César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios» (Marcos, 12:17). El pensamiento cristiano pronto trató de diferenciar entre esferas separadas: el regnum, el reino de lo político; y el sacerdotium, el mundo espiritual de la Iglesia.

      De reinado sacralizado a Sacro Imperio

      Los emperadores de la antigua Roma eran considerados semidioses y César fue divinizado por el Senado a título póstumo. La idea continuó con sus sucesores, pero la necesidad de respetar las tradiciones republicanas de Roma, todavía poderosas, impidieron que el imperio se acabase convirtiendo en un reino teocrático de pleno. La conversión al cristianismo de principios del siglo IV lo hizo aún más difícil. Mientras en Bizancio se mantuvieron las prácticas antiguas, el Imperio de Occidente se basó en ideas posrromanas que consideraban la piedad como guía de conducta pública.