Название: El Sacro Imperio Romano Germánico
Автор: Peter H. Wilson
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
isbn: 9788412221213
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En consecuencia, el papa no dirigió su primera solicitud al rey merovingio, sino a su mayordomo Carlos, llamado Martel («martillo») tras su victoria contra los moros en Poitiers, en 732. La cooperación se fustró menos de un año después a causa de la muerte de Carlos, que fue seguida por una nueva contienda civil franca. El deterioro de la situación del pontífice a causa de la caída de Rávena le llevó a elegir la osada medida de adoptar la estrategia romano-bizantina de ofrecer estatus a un líder «bárbaro» a cambio de lealtad y apoyo. Por mediación de Bonifacio, el papa Zacarías coronó en 751 al hijo de Martel, Pipino el Breve, como rey de los francos, lo que daba así validez al derrocamiento de los merovingios. Pipino mostró su subordinación al papa en dos reuniones, en 753 y en 754. En ambas, se postró, besó el estribo papal y ayudó al pontífice a descabalgar. Como era de esperar, las crónicas francas posteriores no dejan constancia de este «servicio de palafrenero», que asumió una considerable significación en las relaciones posteriores entre papado e imperio, como forma de visualizar su superioridad.9 Por lo demás, en 754-756, Pipino invadió Lombardía y capturó Rávena, con lo que alivió la presión sobre Roma, pero no por completo.
La alianza franco-papal la renovó en 773 Carlomagno, primogénito de Pipino, el cual acudió numerosas veces en ayuda del papado, pues los lombardos trataban de volver a imponer jurisdicción secular sobre Roma. El futuro emperador, de 1,80 m de estatura, se alzaba a considerable altura sobre sus contemporáneos (también tenía un vientre prominente a causa de comer en exceso). Aunque Carlomagno detestaba la embriaguez y vestía con modestia, es indudable que disfrutaba siendo el centro de atención.10 Los recientes intentos de desacreditarlo como jefe militar son poco convincentes.11 Los francos eran, simple y llanamente, el reino posrromano mejor organizado para la guerra, como Carlomagno demostró de sobra en su campaña de 773-774 para rescatar al papa (vid. Lámina 4). Carlomagno asedió Pavía durante un año; su captura, en junio de 774, puso fin a doscientos años de reinado lombardo. De acuerdo con la costumbre franca, Lombardía no fue anexionada de forma directa, sino que siguió siendo un reino separado con Carlomagno. Tras suprimir una rebelión en 776, Carlomagno reemplazó la mayor parte de la élite lombarda con francos leales y empleó las tres décadas siguientes en consolidar de forma despiadada su autoridad por toda Francia y en extender su influencia con nuevas conquistas en Baviera y Sajonia.
Fundación del imperio
El Sacro Imperio Romano debe su fundación a la decisión del papa de dignificar la expansión del reino franco con la concesión del título imperial a Carlomagno. El motivo de esta medida sigue sin estar clara, pero puede reconstruirse con razonable grado de certeza. Parece probable que el pontífice considerase a Carlomagno un segundo Teodorico, el caudillo ostrogodo del siglo V que hizo de gobernador bizantino de Italia. Un rey bárbaro, domesticado pero útil, no el sustituto del emperador bizantino. Sin embargo, el fracaso de la expedición bizantina de 788, que no logró expulsar a los francos de Benevento, recién conquistado por estos, parecía confirmar la nueva correlación de fuerzas. En diciembre de 785, León III notificó a Carlomagno su elección como papa, un favor reservado normalmente al emperador bizantino. No obstante, fue la improvisación, no la planificación sistemática, lo que caracterizó los quince años que transcurrieron hasta la coronación de Carlomagno.12
Destacan tres aspectos. Primero, el imperio fue una creación conjunta de Carlomagno y de León III, «uno de los ocupantes más taimados del trono de san Pedro».13 Acusado de perjuro y de adúltero, León no logró imponer su autoridad sobre los clanes romanos, los cuales orquestaron una turba que le atacó en abril de 799 y estuvo a punto de cortarle la lengua y los ojos… mutilaciones que hacían que la víctima no fuera digna del cargo. En el momento de su ascensión al trono de san Pedro, León había enviado a Carlomagno un estandarte y las llaves del sepulcro de san Pedro, con lo que, de manera simbólica, colocaba al papado bajo la protección de los francos. Carlomagno era reacio a asumir esta responsabilidad, que podía requerir tener que juzgar e incluso destituir a algún pontífice descarriado.14
La crónica del franco Einhard, escrita una generación después, afirma que, cuando Carlomagno visitó por fin Roma en noviembre de 800, León dejó caer por sorpresa la idea de una coronación imperial. No debemos dejarnos engañar por este típico recurso hagiográfico que destaca la supuesta modestia y falta de ambiciones mundanas de Carlomagno.15 En realidad, los detalles fueron acordados de antemano y coreografiados con sumo cuidado. Los participantes eran plenamente conscientes de que estaban dando un paso importante. León cabalgó 18 km desde Roma para acudir al encuentro de Carlomagno, distancia que duplicaba la que se concedía a un simple rey. El embajador del patriarcado de Jerusalén estaba presente para hacer entrega de las llaves del Santo Sepulcro. Aunque el lugar santo estaba en posesión de los árabes desde 636, este acto simbolizaba la asunción por parte de Carlomagno de la antigua misión romana de proteger el cristianismo. Por último, también fue deliberada la fecha elegida para la coronación, Navidad de 800. No solo era una significativa fiesta cristiana, sino que ese día cayó en domingo, exactamente 7000 años después del supuesto día de la Creación.16
Tampoco queda claro qué creía Carlomagno que estaba haciendo, pues –al igual que todos los emperadores medievales, prácticamente– no dejó testimonio escrito de sus causas. Es improbable que su único motivo fuera la preocupación inmediata de convencer a los sajones, reacios a aceptar su reinado.17 Los francos se consideraban a sí mismos, desde hacía mucho tiempo, los soberanos legítimos de los sajones y de otras tribus germanas que no se habían constituido en monarquías formales. Por el contrario, es más probable que Carlomagno considerase que su ascensión al trono era una forma de consolidar su dominio sobre toda Italia, dado que el antiguo reino lombardo tan solo abarcaba el norte, mientras que la idea del Imperio romano tenía mayor renombre por toda la península.18 Además, al aceptar los símbolos religiosos, Carlomagno sancionó su asociación con el pontífice para el liderazgo conjunto de la cristiandad.19
El tercer factor, además de la creación conjunta y la cuidada coreografía, es la alta probabilidad de que Carlomagno creyera estar siendo nombrado emperador romano. El trono bizantino estaba técnicamente vacante desde 796, año en que el emperador Constantino VI fue depuesto y cegado por su madre Irene, la cual asumió el poder en persona. En calidad de primera mujer que reinaba abiertamente sobre Bizancio, su autoridad estaba muy cuestionada y sus adversarios inmediatos afirmaban que el trono estaba vacante para así legitimar su propio golpe de Estado, que la derrocó en 802.20 Esto tuvo una significación duradera. Para sus partidarios, el imperio no era una creación nueva e inferior, sino una continuación directa del antiguo Imperio romano, cuyo título León estaba simplemente «trasladando» (transfiriendo) de Bizancio a Carlomagno y sus sucesores.
Autoridad secular y autoridad espiritual
No obstante, pendía sobre el nacimiento del imperio un halo de falta de legitimidad. Era discutible que el cuestionado León tuviera la autoridad de transferir el título imperial a un caudillo franco, dado que, al acudir a recibirlo en las afueras de Roma, el papa se había sometido de manera simbólica a Carlomagno. Estos СКАЧАТЬ