Manual de técnicas de montaña e interpretación de la naturaleza (Bicolor). Fernando Lampre Vitaller
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СКАЧАТЬ de impermeabilidad, pero que a la vez permiten evacuar la transpiración. Las más utilizadas son el Gore Tex, Simpatex y Dry Line. Aunque son útiles, con el tiempo se van deteriorando como consecuencia de la flexión repetida del material al andar, que produce desgarros en estas membranas, y por la acción del ácido del sudor de los pies.

      Al elegir una bota hemos de procurar que esté fabricada en una sola pieza. Cuantas menos costuras tenga, mayor será la impermeabilidad.

      Algunas de las botas descritas anteriormente pueden ser utilizadas solas o con algún complemento como las polainas o los cubrebotas en los terrenos nevados. En este apartado nos vamos a referir a las denominadas botas rígidas.

      Son un tipo de botas específicas para glaciar o extensos terrenos nevados; también, aunque con diferencias técnicas, las incluiríamos entre las utilizadas para el esquí de travesía y la escalada en hielo.

      Están constituidas por una carcasa de plástico que garantiza una total impermeabilidad. Su rigidez favorece la utilización de los crampones. La funda interna o botín, que puede ser extraíble, tiene una alta capacidad de retención térmica. La rigidez de estas botas no las hace aptas para andar por los senderos, siendo, sin embargo, extremadamente útiles para la alta montaña nevada y en condiciones extremas.

      Figura 2.6 Botas de alta montaña y senderismo.

      No nos hemos de olvidar de nuestros calcetines. En la actualidad existe una amplia gama de modelos y materiales, desde los tradicionales de lana y algodón, hasta las fibras sintéticas. Las fibras sintéticas permiten una mayor absorción de la humedad y un secado más rápido. Suelen tener distintos grosores en las zonas de más rozamiento, en la puntera y en el talón. El calcetín debe ajustarse al pie sin comprimirlo. Es muy importante que no nos haga arrugas puesto que se pueden producir ampollas en las zonas de rozamiento.

      Respecto al uso de uno o dos calcetines, no existe una opinión unánime. En general y si nuestras botas son de la talla adecuada, bastará con un calcetín, pero en ocasiones puede ser necesario llevar un calcetín interior más fino. En casos de frío extremo podemos llevar un calcetín interior sintético y uno exterior de lana.

      La vestimenta del excursionista y en especial del practicante del montañismo ha cambiado mucho en los últimos tiempos. No hace demasiados años podíamos ver por la montaña a intrépidos pioneros que se desplazaban con su jersey de lana gruesa, su camisa de cuadros y sus pantalones de pana bávaros. La nostalgia de esta imagen, reconociendo el mérito que tenía aventurarse en condiciones extremas con menos recursos, está hoy en día superada por la gran disponibilidad de prendas especializadas y materiales novedosos.

      La investigación de nuevos tejidos está en constante evolución, mejorando sus prestaciones. Sin embargo, la ingente cantidad de materiales y el bombardeo de información a que estamos sometidos hacen que en muchas ocasiones no sepamos qué prendas son las más convenientes para nosotros.

      El primer criterio que debemos aplicar a la hora de elegir nuestra ropa es: ¿para qué la vamos a utilizar? Si solamente pensamos hacer excursiones en verano, no va a ser necesario que compremos los mejores materiales que nos aíslen del frío. Hay que elegir la ropa en función de nuestros objetivos, si bien es verdad que unas buenas prendas nos van a ser útiles cuando empeore el clima.

      El segundo criterio es la polivalencia. Lo ideal es que el menor número de prendas nos sirvan para el mayor número de actividades. Esta máxima no siempre podemos cumplirla, bien porque hay prendas más específicas para ciertas actividades, bien porque los propios fabricantes tienden a fomentar el uso de una prenda distinta para cada actividad.

      Otros criterios para elegir nuestras prendas son su duración y resistencia, sus prestaciones en condiciones fuera de lo normal y, por supuesto, el precio. Dado que son prendas relativamente caras, hemos de procurar que tengan una adecuada relación entre su calidad y su precio. Es interesante que comprobemos que sean prendas homologadas y hayan pasado los correspondientes controles de calidad; y que sigamos al pie de la letra las instrucciones para su cuidado y mantenimiento. No nos hemos de olvidar de los gustos propios y las características personales, como nuestra constitución, la predisposición a padecer frío o a sudar, etc., que nos inclinarán hacia un tipo u otro de prendas.

      Para protegernos de las condiciones climatológicas adversas, se ha comprobado que es más eficaz llevar varias capas de ropa fina que una única capa de ropa gruesa. Cada una de las capas ha de tener unas características concretas, contribuyendo todas ellas a evitar la pérdida de calor del cuerpo, mediante la creación de una cámara de aire entre ellas, y a permitir una correcta transpiración.

      La cantidad de capas que llevemos dependerá del clima. La gran ventaja del sistema de capas múltiples es que podemos quitarnos o ponernos capas según nuestras necesidades, favoreciendo la comodidad durante nuestro desplazamiento. Normalmente, respecto al tronco y a las extremidades superiores, distinguiremos tres capas.

       Primera capa

      Es la que está en contacto con la piel; actúa como primera barrera que impide la pérdida del calor y elimina el sudor y la humedad, permitiendo que la piel esté seca. Esta primera capa es la que en verano nos protegerá del sol o de los roces y arañazos.

      Los tejidos que mejor nos facilitan la eliminación del sudor son las fibras sintéticas, especialmente el poliester, polipropileno o la clorofibra, que se utilizan en diversas proporciones según los fabricantes. Las prestaciones de todas ellas son similares, pero superiores a las del algodón. Éste es uno de los tejidos usados tradicionalmente que absorbe la humedad pero la retiene, por lo que puede contribuir a enfriar el cuerpo. Está especialmente desaconsejado en invierno o con temperaturas frías.

      Si nos vamos a desplazar por zonas muy frías, el grosor de esta capa será mayor; en este caso abrigará más, aunque también transpirará menos. Estas prendas deben ajustarse completamente al cuerpo, cubriendo bien todo el tronco y permitiendo realizar todos los movimientos.

       Recomendaciones para elegir la primera capa

      •Preferentemente de fibras sintéticas

      •Procura que se ajuste a tu cuerpo

      •Que sea suave al tacto y te cubra bien por debajo de la espalda

       Segunda capa

      La capa intermedia va a ser la más importante, en lo que se refiere a retener el calor corporal. La lana ha sido una de las fibras naturales más utilizadas por su capacidad de abrigo. Sin embargo, presenta el problema de que se seca mal, por lo que aumenta su peso al retener la humedad. La mezcla de la lana con alguna fibra sintética mejora sus propiedades.

      El forro polar es, actualmente, la prenda más utilizada. Se trata de una fibra sintética, el poliester, que imita el algodón. Se caracteriza por absorber poco la humedad, se puede mezclar con otras fibras o incorporarle membranas para conseguir una mayor impermeabilidad o resistencia contra el viento.

      En las tiendas especializadas los tenemos de todas las formas y colores. Cuando decidamos comprar uno, nos fijaremos en su grosor; éste СКАЧАТЬ