Manual de técnicas de montaña e interpretación de la naturaleza (Bicolor). Fernando Lampre Vitaller
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СКАЧАТЬ a cuatro patas de cara a la nieve, utilizando nuestras manos y pies para evitar deslizarnos.

      Figura 2.5 Andando por la nieve o hielo, con crampones y piolet.

      El terreno más sencillo se puede convertir en una zona peligrosa cuando nos lo encontramos helado; atravesarlo sin los conocimientos y el material adecuado puede provocar nuestra caída. Cuando tengamos previsto realizar una excursión o la ascensión a una montaña en invierno, debemos llevar en nuestra mochila, entre otros materiales, unos crampones y un piolet.

      Ante cualquier situación de riesgo por una placa de hielo, aunque ésta sea pequeña, es preferible que perdamos un poco de tiempo poniéndonos los crampones.

      Los crampones son un material más específico de la alta montaña. Se trata de una plataforma metálica sobre la que apoyaremos la suela de la bota, que está rematada por una serie de puntas, normalmente doce, que se introducirán al andar sobre la nieve dura o el hielo. El sistema de sujeción a las botas puede ser mediante correas o mecanismos automáticos, tal y como describiremos en el apartado sobre el material.

      Para su utilización es necesario, en primer lugar, que estén ajustados a nuestras botas. Aunque ésta sea una labor que deberemos realizar en casa, es conveniente que llevemos una pequeña llave fija y un destornillador por si fueran necesarios. En segundo lugar hay que tensar convenientemente las correas y hebillas, o colocar bien los sistemas rápidos mediante palancas de sujeción. Los de correas hay que apretarlos fuertemente para evitar que se nos salgan en el momento más inoportuno, pero no tanto como para impedir que circule la sangre por los pies. En tercer lugar, al andar y en función de la pendiente, utilizaremos los crampones clavando siempre todas las puntas; hay que evitar clavar solamente las puntas de un lateral. Inclinaremos nuestro pie en función de la pendiente para que apoye toda su superficie.

      Un problema que se nos puede presentar cuando andamos con crampones es la acumulación de nieve debajo de ellos (zuecos de nieve), que impide que las puntas se claven adecuadamente. Por el peligro que puede presentar, vigilaremos constantemente su posible formación, golpeándolos con el piolet, para evitar que la nieve se quede adherida. Existen en el mercado unos antizuecos de láminas de látex, que se colocan en los crampones y evitan su formación.

      En casos extremos de terrenos helados y con fuertes pendientes, puede incluso ser necesario tallar escalones en el hielo con nuestro piolet.

       Medidas de seguridad para el manejo de los crampones

      •Ajústalos, antes de la excursión, según la medida de la suela de tus botas

      •Aprieta bien las correas o el sistema de fijación que lleven

      •Al andar con ellos apoya siempre todas sus puntas

      •Procura no engancharte con las puntas de los crampones las polainas o el pantalón

      •Vigila periódicamente que no se formen placas de nieve debajo de ellos (zuecos)

      •Ayúdate del piolet para avanzar

      El término de senderismo o de excursionismo incluye actividades tan diversas como un simple paseo por un sendero de pequeño recorrido, hasta un trekking de algunos días por el Himalaya.

      Una excursión de varias horas, con buenas condiciones meteorológicas, en un terreno sin dificultades y sin peso a nuestras espaldas, nos permitirá disfrutar del contacto con la naturaleza, estando al alcance de casi todas las personas, con independencia de su condición física o edad.

      Una excursión de uno o varios días, en la que pretendemos alcanzar un desnivel importante, recorrer una larga distancia o con pasos complicados, va a requerir una preparación previa de las etapas. Hemos de calcular el tiempo que tardaremos en alcanzar nuestro objetivo, y que éste no supere las horas de luz del día, o nuestras propias capacidades físicas o técnicas.

      La mayor parte de las personas que se quieren adentrar en la naturaleza comienzan a hacerlo a partir de libros, revistas o documentales. El primer contacto con el itinerario elegido será desde nuestra propia casa. Hemos de proveernos de mapas de la zona y de las guías editadas que nos proporcionarán la máxima información. Otra forma de acercarnos a estos territorios desconocidos es mediante las personas que ya los hayan recorrido, ya sean éstas amigos, miembros de un club de montaña o de actividades en la naturaleza, o se trate de guías profesionales.

      Aunque elijamos que otra persona nos guíe, es importante que también nosotros sepamos en todo momento por dónde nos estamos desplazando. Para ello llevaremos un mapa y comprobaremos periódicamente que seguimos el camino correcto.

      Cuando decidamos la actividad y el itinerario, no se nos debe olvidar que nuestra elección estará condicionada por nuestras propias posibilidades físicas, la disponibilidad del material necesario y nuestros conocimientos técnicos. Nuestra seguridad y la de las personas que nos acompañan deben primar por encima de todo; no seamos uno más de los que engrosan las estadísticas de accidentados.

      En la actualidad hay gran cantidad de guías publicadas que detallan los recorridos por senderos y caminos de montaña. Aunque su utilización es casi obligada, no nos hemos de olvidar de la información que nos proporcionan los habitantes del lugar. Hablar con los lugareños, además de fomentar la cordialidad, tan extendida entre montañeros y senderistas, nos brindará información sobre nuestro recorrido y quizás algunos datos o problemas que no sean contemplados en nuestra guía.

      La información proporcionada por las guías, e incluso por algunos mapas, que incluyen un anexo de recorridos, nos indicará la duración aproximada de ciertas excursiones, así como datos de su longitud, desnivel, y otros datos de interés.

      Los criterios a la hora de calcular la duración de un recorrido dependerán de su longitud, del desnivel a salvar, de los períodos de pausa que establezcamos y de las dificultades del terreno que recorramos.

      El estudio detallado del mapa nos permitirá calcular de forma aproximada la longitud de nuestro recorrido. Si medimos en línea recta desde el punto donde pretendemos ir hasta el punto donde pretendemos llegar, y sabemos la escala del mapa, mediante un simple cálculo averiguaremos la distancia reducida.

      La mayor parte de los mapas que utilizamos en nuestros desplazamientos son de escala 1:50.000 o similares. Esta escala nos indica que 1 cm en el mapa equivale a 50.000 cm en la realidad.

      Para calcular cuál es la longitud de nuestro recorrido, deberemos medir cuántos centímetros hay desde nuestro punto de partida hasta el punto de llegada. Una vez conocida la distancia que queremos recorrer en el mapa, habremos de calcular la distancia en la realidad. Para ello bastará con multiplicar los centímetros que mida el recorrido en el mapa por el denominador de la fracción de la escala, en este caso 50.000, con lo que obtendremos la distancia a recorrer en centímetros, que transformaremos en metros o kilómetros para nuestra comodidad.

      El cálculo de esta distancia reducida, aunque útil como orientación, no se ajusta a la distancia real. СКАЧАТЬ