Manual de técnicas de montaña e interpretación de la naturaleza (Bicolor). Fernando Lampre Vitaller
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      Las prendas confeccionadas con plumas son los mejores aislantes térmicos. Las podemos encontrar para ser utilizadas como capa intermedia, o formando parte del relleno de una prenda que actúe también como capa exterior. Las plumas utilizadas proceden generalmente de ocas, patos y cisnes. Las plumas de mayor calidad, denominadas plumón o duvet, proceden de las ocas, especialmente del pecho de las aves. El plumón o duvet, debido a su estructura tridimensional, almacena el aire caliente mejor que las fibras sintéticas. La proporción entre plumón y plumas será del 85-90% de plumón frente al 10-15% de plumas en las prendas de mayor calidad.

      El inconveniente de las prendas de plumas, además de su elevado precio, es que son muy voluminosas, aunque se comprimen con facilidad, y si se mojan pierden su capacidad aislante.

      Figura 2.7 Disposición de la ropa, con sistema de capas.

       Tercera capa

      La capa exterior es la encargada de proteger del viento, de la lluvia y de la nieve. La evolución en este tipo de prendas ha sido considerable. Las actuales membranas impermeables nos brindan unas prestaciones muy altas.

      Al igual que sucedía con las botas, antes de adquirir uno de estos productos debemos pensar en qué condiciones solemos realizar nuestras excursiones. Si solamente las realizamos en verano, posiblemente bastará con que llevemos en nuestra mochila una capa de plástico.

      Las capas o ponchos de plástico pueden estar confeccionados con mangas o sin ellas, pueden llevar aberturas laterales y capucha. Cumplen la función de impedir que pase el agua al interior, protegiendo también la mochila. Como prenda impermeable su eficacia es completa, pero su gran problema es que no permiten pasar la transpiración, con lo que al cabo del rato solemos estar tan mojados por nuestro sudor como si nos hubiera caído la lluvia encima. Por otra parte, en terrenos escarpados o con vegetación pueden engancharse, impidiendo nuestra marcha. A veces, si durante nuestra excursión no necesitamos emplear las manos y no hace viento puede ser útil la utilización del paraguas; pensemos en los pastores cuando van a recoger el ganado.

      Cuando nuestros objetivos son más exigentes, hemos de pensar en una prenda técnica que nos proteja del exterior y permita la transpiración. Estas prendas están confeccionadas con una membrana impermeable como el Gore Tex u otras similares. Se trata de una membrana microporosa derivada del Teflón, cuya particularidad es que impide el paso del agua del exterior, puesto que los poros de esta membrana son 20.000 veces más pequeños que una gota de agua y, sin embargo, permiten el paso de la transpiración, ya que una molécula de vapor de agua es 700 veces menor que el poro de la membrana. Estas membranas van inducidas o pegadas a otros tejidos, disponiéndose en dos o tres capas.

      Aunque la eficacia de estas prendas es alta, no hemos de pensar que son completamente impermeables, ni totalmente transpirables. Las costuras son uno de los puntos débiles y hemos de procurar que estén termoselladas. Por otra parte, su uso, un mal cuidado o la rotura de la membrana pueden dar lugar a zonas vulnerables por las que pasa el agua. A veces, nuestra producción de sudor es tan elevada que la membrana no puede evacuarlo. Aunque la utilidad de estas prendas es patente, su elevado precio hace que tengamos que saber bien para qué las vamos a utilizar.

      Las prendas exteriores con relleno no son tan manejables respecto a su utilización en un sistema de varias capas. Las prendas exteriores con rellenos de plumón o de fibras estarán indicadas para condiciones de frío extremo.

      Normalmente bastará con una o dos capas. Los pantalones suelen ser mezclas de algodón y fibras sintéticas o exclusivamente de materiales sintéticos. Existen diversidad de modelos y colores; los que llevan fibras resistentes como el láster o la cordura son una opción interesante. En verano podemos llevar un pantalón corto, con los inconvenientes de que al no protegernos del sol podemos sufrir alguna quemadura solar o diversas heridas por arañazos o erosiones en las piernas descubiertas. Debido a esto y a los posibles cambios meteorológicos, no hemos de olvidarnos de transportar un pantalón largo en la mochila.

      En excursiones invernales, una buena alternativa son unas mallas de ropa interior térmica, de características similares a las comentadas en el apartado de las prendas exteriores, y en el exterior un pantalón de membrana impermeable tipo Gore Tex o similares.

      En verano no se nos ha de olvidar una gorra, sombrero con ala o aunque sea un pañuelo para evitar una insolación. En la cara utilizaremos cremas de protección solar para evitar las quemaduras.

      En invierno, o con temperaturas bajas, podemos perder una gran cantidad de calor corporal por la cabeza. Hemos de llevar un gorro de lana o de forro polar, y, si el viento es fuerte, utilizaremos la capucha de nuestra prenda exterior.

      Conforme subimos en altitud, la exposición a los rayos ultravioletas y a los infrarrojos aumenta. Es imprescindible que protejamos nuestros ojos de la exposición a estos rayos. Para ello debemos ponernos unas gafas con una protección 100% a los rayos ultravioletas y casi total a los infrarrojos.

      Hay que ser muy cuidadosos para elegir nuestras gafas puesto que no todas cumplen las condiciones adecuadas. Es interesante que el modelo que elijamos tenga protecciones laterales. Si utilizamos gafas graduadas, debemos colocarnos unos filtros de protección.

      Cuántas veces hemos visto documentales en los que algún alpinista sufría congelaciones en los dedos de la mano. Los guantes son imprescindibles en invierno y recomendables en verano, sobre todo en zonas de alta montaña.

      Cuando el frío es intenso podemos utilizar también el sistema de capas, con dos guantes, uno interior de fibras sintéticas y otro exterior tratado con membranas impermeables.

      Las manoplas mantienen las manos más calientes que los guantes, pero no son adecuadas si tenemos que hacer alguna maniobra más precisa.

      Los guantes o manoplas han de cubrirnos la muñeca. Es útil que lleven una cinta que nos permita sujetarlos a la muñeca para que cuando nos los quitemos no se extravíen. Por si acaso, hay que llevar un par de guantes de repuesto en la mochila.

      Los guantes no sólo nos protegen del frío, también de las posibles heridas por abrasión en el caso de una caída por terreno nevado.

      Las polainas contribuyen a impedir que penetre nieve y agua por la parte superior o caña de las botas. Están confeccionadas de materiales impermeables y resistentes, tipo nailon, cordura o kevlar. En algunos casos también incorporan membranas impermeables como el Gore tex.

      Las colocaremos por encima de las botas y del pantalón por medio de una cremallera lateral y un cable metálico que pasaremos por debajo de la suela.

      Es el método más utilizado para transportar todo aquello que vamos a necesitar en nuestras excursiones. La diversidad de mochilas es tal que existe una para cada actividad. Si bien esto es ventajoso, también es cierto que nuestro armario se va llenando de objetos que sólo utilizamos ocasionalmente. Al igual que con otros materiales, hemos de buscar su polivalencia.

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